CAPÍTULO 8

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*Narra Cristina*

-¿Tienes tus apuntes de Matemáticas?- me pregunta Jesús cuando entramos en mi habitación.

-Si, creo que los tengo en la mochila.-  dudo y voy hasta ella.- ¡Vaya!

-¿Qué pasa?- dice sentándose en la silla del escritorio y visualiza desde ahí todo mi cuarto.

-Se me han olvidado en clase...- bufo.

-No pasa nada, vamos a por los míos.- sonríe dando una vuelta en la silla.- Si quieres ya nos quedamos allí para no perder mucho tiempo.

-Va... vale.- titubeo.

Me pone muy nerviosa y ojalá no lo esté notando.

Recorremos los pasillos, bajamos las escaleras hasta llegar a la entrada, cierro la puerta tras salir y cruzamos la distancia que separa su casa de la mía.

-Pasa.- dice apartándose de la puerta para dejarme a mí primero.

-¡Hola Cris!- exclama Dani poniéndose una sudadera.- ¿Pero no estabais en tu casa?

-Se le han olvidado los apuntes.- digo mirando a Jesús.

-Os dejo solos, mamá y papá no están, yo me voy.- dice y me guiña un ojo sin que se de cuenta su gemelo.

-¿Dónde vas?- interviene Jesús girándose.

-Voy a apuntarme al gimnasio que hay a la vuelta de la esquina, me dijeron los chicos que ellos estaban apuntados a ese también. Te apunto ¿no?- pregunta y este asiente.- Bueno que os vayan bien los estudios.

Veo como Dani sale por la puerta y paso mi mirada por una foto de pequeños de los gemelos que hay en el mueble de la entrada.

¡Yo me acuerdo de ese día! ¡Aquel día fue en el que Jesús me pidió ser su novia!

Pero es que al final lo único que puedo pensar es que se enamorará de otra persona al igual que lo hizo de mi.

-Éramos tan chicos...- dice cogiendo el marco con la foto. Se ha dado cuenta de que lo estaba viendo

-¿Os vestíais iguales?- pregunto aunque como no lo voy a saber, si yo pasé su infancia con ellos.

-Sí, a veces lo seguimos haciendo.- ríe.- ¿Subimos arriba?

(...)

-¿Pero esto no se puede hacer de ninguna otra manera?- pregunta frustrado.

-Al principio si pero luego ya tienes que hacerlo así.- digo señalando la hoja cuadriculada y él rueda los ojos.- Venga hazlo.

-Llevamos aquí ya una hora.- dice mirando su reloj de mano.- ¿Quieres que merendemos algo? Tengo hambre.

Bajamos a la planta baja y me dice que lo espere en el salón.

-¿¡Qué quieres?- grita desde la cocina asomando su cabeza por la puerta.

-Yo con un zumo estoy bien.- sonrío dulcemente y él asiente.

-¡Piña o melocotón!- vuelve a gritar.

-Piña.- alzo la voz para que me pueda oír.

Paso la mirada por el salón y veo la cantidad de fotos que hay aquí de ellos, pero la fotografía que más me llama la atención es la de Jesús con esas gafitas que tenía y tanto adoraba.

De pronto mi mirada se posa en una guitarra que hay colgada en la pared.

¡Todavía la tiene!

Recuerdo el día que se empeñó en aprender primero con la mía y semanas después él se compró esta. Pasamos un montón de tardes dando las prácticas que un día mi abuelo me dio a mí.

TE JURO QUE VOLVERÉ A VERTE (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora