CAPÍTULO 42

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*Narra Jesús*

Veo desde mi posición como Cristina se despide de nuestros amigos, los cuales cierran la puerta dejándonos completamente solos en la terraza del hotel.

Ella camina hacia aquí mientras sus pelos vuelan de un lado para otro y sus manos se restriegan por sus brazos por culpa del frío viento de la noche.

-No me gustaría que te pusieras enferma.- digo medio en serio medio en broma quitándome la chaqueta y pasándosela entre sus hombros una vez que se sienta a mi lado.

-Gracias.- unos preciosos hoyuelos salen en sus mejillas al esbozar una pequeña sonrisa.

-Y menos que me lo pegases a mí.

Siento un codazo en mi costado y oigo como una carcajada retumba en mis oídos.

-Eres un idiota.

-Pero este idiota te quiere.- arqueo las cejas dejando un cálido beso en el pómulo derecho de su mejilla y giro la cabeza para contemplar el horizonte.

Las luces de la gran ciudad de Madrid transmiten una sensación de descanso, paz y tranquilidad haciendo contraste junto a la luna llena y a las estrellas que se esparcen por el infinito cielo.

Entonces me doy cuenta que a veces solo tenemos que pararnos y pensar que lo que parece sencillo con la luz del sol, puede ser increíble bajo la luz de la luna.

¿Quién me iba a decir hace unos meses que yo iba a estar aquí, mirando esta ciudad bajo la capa oscura de las últimas horas del día y con mi novia al lado?

-Jesús, este lugar se ha convertido en mi favorito.- dice la voz Cris sintiendo como ella apoya su cabeza sobre mi hombro.

-Eso era lo que pretendía la primera vez que te lo enseñé.- paso mi brazo por su espalda acercándola más a mí mientras agarra mi mano y empieza a juguetear con ella.

-Nadie sabe lo bello que es todo desde aquí, contigo, los dos y juntos.- dice moviendo la cabeza para poder mirarme.- No he podido tener mejor manera de cumplir los dieciocho.

-¿Te ha gustado?- inquiero.

-¿¡Gustado!? Me ha encantado.

Mis pupilas pasan de su boca a sus ojos y de sus ojos a su boca unas cuantas de veces hasta percatarme de que esta última se encuentra sobre la mía, inspeccionando todo mi interior, saboreando mi lengua y profundizando el beso después.

Quiero llegar a más, claro que quiero llegar a mucho más; pero con ella me controlo. Desde que estoy aquí he aprendido que es amar, amar a una persona y no tener un puro deseo carnal que no llega a nada más que al sexo y a la placentera sensación que conlleva esto. A Cristina la trato como un cristal, como el pequeño zapato de tacón que Cenicienta perdió y el príncipe guardó.
 
Y es que es en esto en lo que me he convertido, en un estúpido cursi que hasta ahora no se ha dado cuenta del significado de la vida.

Entre beso y beso algo en mí empieza a palpitar, mi corazón, es mi corazón el que no para de bombear.

-Te deseo Cris, juro que te deseo e intento hacer lo imposible por no hacerlo.- suspiro volviéndole a dar otro beso.- Pero me lo pones muy difícil.

-Hazlo.

-¿Cómo?- pregunto confundido.

-Hazlo Jesús, quiero ser tuya sin metros, centímetros o milímetros que nos separen.- contesta.

*Narra Cris*

No sé cómo ni cuando hemos llegado ha unas de las habitaciones del gran hotel, justo a la 386, pero lo que sí sé es que estoy segura de lo que voy a hacer; pero algo parece pasarse en mi cabeza con la intención de torturarme.

-Jesús, yo no tengo experiencia.- digo con una mueca de pena mirando hacia el suelo.- No soy como las chicas con las que tú has...

Un beso interrumpe mi frase cuando él levanta mi barbilla y habla para que yo no la termine.

-Nunca he sentido esto que siento por ti, y también es algo nuevo para mí.- dice llevando mi mano a su corazón, percatándome de que este late tan veloz como el mío.- Si tú prefieres esperar yo no te voy a recriminar nada; estaré esperándote hasta cuando tú estés segura.

Me relajo. Sus palabras hacen efecto sobre mí percibiendo un gran alivio.

-No puedo hacerte esperar más.- digo.

-Quiero, bueno no, necesito que hagas lo correcto y que mañana no te arrepentirás de lo que suceda aquí.- habla colocando las palmas de sus manos sobre mis mejillas mirándome fijamente a las pupilas de mis ojos.

-Sé lo que quiero y con quien lo quiero.- sonrío aunque mi voz me falla y las piernas me tiemblan nerviosas porque no sé si lo que comenzaremos en unos minutos me gustará o dolerá.

-Te amo.- finaliza con las manos aún sobre mi cara para besarme después.

Los minutos pasan a nuestro alrededor y yo me dejo llevar por mis sentimientos y por lo que mi corazón quiere que haga.

Siento como un escalofrío me recorre todo el cuerpo cuando Jesús quita mi camiseta  de un tirón y comienza a besarme en el cuello y en la parte de la barriga. Sus manos tocan también toda mi espalda vestida solamente con un simple sujetador color blanco pero en un abrir y cerrar de ojos me fijo en que los dos nos encontramos tapados solamente con ropa de interior.

Sus palmas me empujan de manera suave hacia la cama, boca arriba, y él se coloca encima con una pierna a cada lado de mi tronco.

-Joder.- rechista saboreando mi mandíbula.- Sabía que eras perfecta, pero hasta hoy no me he dado cuenta.

Mis manos pasan de su espalda a su pelo empujando su cuerpo hacia el mío para sentirlo un poco más cerca mientras él pasa sus dedos por mis piernas, de abajo a arriba sin detenerse. Me estoy volviendo loca, tener a Jesús delante de mí y casi sin ropa me está poniendo los pelos de punta; su cuerpo es esbelto y los músculos de sus brazos están algo tensos.

-Cris podemos dejarlo para otro momento, te lo digo muy en serio.- me dice con delicadeza.- No quiero presionarte.

Sin contestar comienzo a besarle de nuevo, para que sepa mi respuesta y se dé cuenta que quiero seguir.

-Soy tuya.- susurro.- Solo hazme soñar.

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¡¡❤️NUEVO CAPÍTULO❤️!!

Muchas de vosotras ya me estabais pidiendo esto y aquí está por fin el esperado capítulo JAJAJAJA.

He tardado más porque no sabía ni cómo empezar ya que nunca había escrito nada parecido y tampoco he querido especificar mucho en lo que hacen concretamente Jesús y Cristina.

¿QUÉ OS HA PARECIDO? ¿HASTA CUANDO DURARÁN TODOS ESTOS MOMENTOS FELICES?

Att: Ana ❤️

TE JURO QUE VOLVERÉ A VERTE (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora