ᴄʜᴏϙᴜᴇ ᴅᴇ ᴍᴜɴᴅᴏs《ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ》(Terminada)

° (38) "Ella o yo" °

Maratón 3/3

Narra Ruggero

La respiración de ella vuelve a la normalidad, sus ojos siguen cristalizados como también el dolor que transmite a través de ellos.

—¿Mejor?—cuestiono.

Ella asiente alejándose.

—Gracias—susurra tapándose la cara.

—Toma asiento—ordeno, ella no protesta y hace lo que le indique.

Doy media vuelta para dirigirme a una mesa junto a mi escritorio y sirvo un poco de agua. Vuelvo y se lo tiendo. Veo como ella saca una pastilla de su bolsillo y se lo traga para luego beber del vaso.

—¿Cuándo fue la última vez que tuviste este tipo de crisis?—cuestiono sentándome a su al frente.

Su mirada la tiene perdida en el suelo.

—¿Karol?—insisto.

—El martes—confiesa.

—¿Ayer?—pregunto confundido, ella niega.

—El día del hospital—susurra.

—¿Luego de la charla que tuvimos?—vuelvo a preguntar.

Asiente.

<< Mierda >>

—¿Lo pudiste controlar?—

—No, me desmaye. Valentina me llevo al hospital luego—relata.

—Si ves que tu salud esta en juego debiste de decírmelo para no decirte ese tipo de cosas—digo molesto.

—¿Cómo quieres que te diga algo sobre mi, si lo único que hacemos es pelear?—se enoja— me llevas evitando desde el hospital, me respondes de manera cortante y déspota. ¿Y aún así quieres que te cuente sobre mi salud?—cuestiona dando una risa sin gracia, la miro.

—Tú no sabes por todo lo que tuve que pasar—me limito a contestar.

—Tú tampoco sabes por lo que pase—se defiende.

—Tuve de mudarme de país para poder olvidarme de ti—confieso mirándola enojado— hice muchas tonterías que antes juraba que no lo haría nunca, una de las consecuencia de aquello fue el accidente. No sabes lo que se siente despertar y ver a mi mamá llorando, no sabes lo que se siente que todos te miren con pena, me enojaba no poder recordar a algunas personas que eran importantes en mi vida.—confieso, ella se queda callada—Pero,  ¿sabes? lo que más dolió y me enojo, fue que la amistad que entablamos se fue a la mierda por un tercero.—resumo.

Nos quedamos en silencio por unos minutos.

—Perdón—es lo único que me dice.

Bufo enojado.

—Deja de pedirme perdón—digo.

—¿Qué más puedo hacer? Arruine tu vida—responde mirándome.

—No—

—Lo lamento—repite, me la quedo mirando.

—Ya lo sé— respondo.

Ella siente y por unos segundos mira su vaso para luego volver a mirarme.

—Gracias por el agua—habla

—Ya lo sé—repito.

Noto como arruga su nariz.

—Deja de contestarme cor—