Karol Sevilla dueña se una de las mejores empresas a nivel de Argentina. Es su vida nada es fácil y menos teniendo a una mamá que la culpa de una muerte y a la hermana que busca hacer la vida imposible. ¿Cómo su propia familia es capaz de ello?
Rugg...
Sonrío mirando la pequeña ventana a mi par, ya nos encontrábamos en el avión rumbo a Italia, si bien es cierto ya tuve un viaje con junto al italiano pero no como pareja, me gusta estar a su lado, aquellos leves mareos que me da las turbulencias del viaje me hacían obligarme a dormir cada vez que viajaba sola pero cuando alguien esta a mi lado se me es más fácil. En estos momentos Ruggero hacia caricias en mi mano inconscientemente por que en vez que quedarme dormida, él que se quedo dormido fue él.
Volteo a mirarlo y mi sonrisa crece al ver como esta apoyado sobre mi hombro y termina por quedarse dormido.
No puedo resistirme más y lo termino por abrazar por su cuello y con mi mano empiezo a tocar sus rulitos.
—Um—susurra acomodándose.
Sin decir más nada continua durmiendo. Volteo a ver la película que sigue reproduciéndose en la pequeña pantalla a mi al frente y el sueño me va ganando.
[...]
Narra Ruggero
—¡Llegamos!—chillo mostrándole la casa en donde nos quedaríamos por esta semana.
La mexicana se deleita por la gran vista que tenemos frente a nosotros. Entramos y esta igual como mamá me dijo.
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—¿Y qué te parece nuestro humilde hogar por toda una semana?—pregunto abrazándola.
—Todo esto es muy hermoso—dice mirando sorprendida mirando todo el alrededor de la casa— aunque siento que nos quedará muy grande para los dos—ríe.
Asiento riendo.
—Mamá insistió en que nos quedemos en esta casa, además acá tengo un lugar especial escondido donde jugaba con Fran—digo mirándola con una sonrisa— te la mostraré luego—le guiño el ojo.
Ella se me queda viendo con una sonrisa, frunzo mi ceño sin saber el porque de su mirada así de repente.
—¿Paso algo?—cuestiono.
Ella ríe negando y se lanza a abrazarme.
—Nada—susurra escondiendo su cara en mi cuello.
Sonrío y me siento feliz. Estoy en mi país y por fin podré mostrar a la mexicana a mi familia y las cosas que me hicieron feliz durante mi niñez.
[...]
Narra Karol
—¡Italiano baja ya!—grito mirando la hora, suelto un suspiro.
—¡Voy!—grita por quinta vez en media hora.
Se supone que son las chicas las que tardan en arreglarse, pero con el italiano es todo lo contrario, me di cuenta que ahora se produce más antes de salir. Íbamos donde su mamá pero este chico hasta para ir a comprar a la esquina quiere arreglarse bien.
