Capítulo III "El hada de los dientes"

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Abrió el gran libro con cierto miedo, sabía que había recuerdos malos, de una época de su vida que fue realmente deprimente, pero decidió abrirlo por el principio, donde las cosas eran más felices, más simples, en la primera página, escrita a mano, había una carta de su padre, que le regaló el álbum/libro años antes, después empezaban las fotos, mal pegadas y algunas medio recortadas, sonrió con el sólo recuerdo de esos días.

La primera foto era de unos 15 años atrás, en la foto estaba ella, bajo el viejo roble del jardín, estaba sonriente, una sonrisa con un diente faltante, pero con la mayor alegría que una niña de esa edad podía expresar, junto a ella estaba un niño, de la misma edad, mostrándole a la cámara una sonrisa igual a la de ella. Recordaba con claridad ese día, fue la mañana de su 6o. cumpleaños, había amanecido de buen humor, por supuesto porque era su cumpleaños, ¿Quién no ama los cumpleaños? Pero algo la preocupaba, desde unos días antes uno de sus dientes se sentía raro, no le dijo a nadie, tenía miedo, créanlo o no, ella no sabía que los dientes se caían a cierta edad. Solo pudo confiarle su secreto a alguien, su nombre era Lim JaeBeom, su vecino y mejor amigo de la infancia, siempre le contaba todo, sabía que no la traicionaría, ya que en las travesuras eran cómplices, así que se tenían sutilmente amenazados con delatarse de todas las cosas que habían hecho si a alguno de los dos se le ocurría abrir la boca y soltar la sopa. Siendo JaeBeom el único que sabía lo de su diente, le confesó que él sentía lo mismo con uno de los suyos, asustados los dos guardaron el secreto.

El día de su cumpleaños "eso" sucedió, sí, su diente se cayó, Vania estaba jugando con JaeBeom en el jardín cuando pasó, sintió algo raro en la boca y tocó su diente que al fin cedió y cayó... lloró, Vania lloró amargamente porque pensaba que se iba a quedar sin diente para siempre o tal vez algo peor. Él se preocupó mucho cuando vio sangre, sacó papel de su bolsillo y se lo entregó, asustada lo tomó e hizo presión en el lugar donde antes estaba su diente, que ahora tenía en una mano temblorosa. Los dos pensaron que moriría y lloraron juntos. Cuando Jaebeom se pudo calmar por fin habló:

-No te preocupes Vania... no te va a pasar nada... aaaammm, te llevaremos al doctor, él te va a curar, vas a estar bien. - la respiración entrecortada de Jaebeom no consoló a Vania.

-Pero me voy a quedar sin diente para siempre, no quiero, nadie me va a querer así- respondió ella entre lágrimas.

-Yo si te voy a querer, no me importa-dijo él poniendo su mano en su hombro.

- ¿De verdad? - Vania ya no podía contener las lágrimas de nuevo, pero trataba de controlarse

-Claro, no te miento- se quedó callado un momento y continuó - ¿Crees que le pase lo mismo a mi diente? -dijo mirándola seriamente.

-No sé, pero espero que no, no quiero que tú también te mueras-dijo comenzando a llorar de nuevo.

Y entonces, con una mirada de determinación él hizo la acción más valiente que le había visto hacer en toda su corta vida (incluso superó el día que saltó del viejo roble antes que ella para asegurarse de que era seguro), tomó con cuidado su diente entre dos de sus dedos y tiró de él con fuerza. Y ahí estaba, Lim Jaebeom sin un diente, sacrificando su vida para hacerla sentir mejor, quejándose por el dolor que se había causado. Vania trató de calmarse, entraron a su casa, donde estaban sus padres para que los llevaran al doctor. Vania miró con tristeza que ellos no entendieron su sufrimiento, al contrario, sólo rieron. Jaebeom y ella se miramos confundidos, después de una pequeña charla entendieron que eso era normal, que no morirían y no se quedarían sin diente para siempre ya que crecería uno nuevo. Los pequeños se miraron de nuevo y rieron, ninguno de los dos moriría después de todo.

Regresaron al jardín, la mamá de Vania había guardado sus dientes en una bolsita de tela, una para cada uno, con un listoncito amarrado para que no se saliera, les dijo que esa noche los visitaría el hada o el ratón de los dientes, dejaría un regalo bajo la almohada si le ofrecían su diente. Esa historia sonaba realmente increíble, se sentaron debajo del viejo roble que conectaba sus jardines, uno de los únicos testigos de sus aventuras. Se quedaron callados por un largo rato, eso era raro para ellos, entonces Vania pensó en lo difícil que debió haber sido para él tirarse su propio diente para que estuvieran en las mismas condiciones, realmente creyó que no merecía el regalo del hada de los dientes. Él había sido muy valiente, y ella no hizo nada, sólo lloriqueó por su falta de diente, así que lo decidió, Jae tenía que recibir ese regalo, por su valentía, no le importaba quedarse sin regalo si él era quien lo tenía finalmente, así que se armó de valor por primera vez en todo el día y habló:

-Jae...- dijo casi en un susurro.

- ¿Sí? -respondió él de inmediato, volteando a verla con preocupación.

-Quiero que tu tengas mi diente y se lo dejes al hada para que te traiga un regalo-Jaebeom abrió los ojos con sorpresa, tal vez no se imaginaba una propuesta así de repente.

- ¿Qué cosas dices? ¡Claro qué no!, ese diente es tuyo, yo también tengo uno, ¿Lo ves? -dijo alzando su bolsita frente a ella- ¿Para qué querría otro?

- ¡Ya sé menso! - le respondió dándole un pequeño zape -pero creo que tú te lo mereces mucho más. Fuiste muy valiente.

-Si eso es lo que crees, entonces yo creo que tú debes tener el mío, si no fuera por ti, nunca me hubiera atrevido a hacerlo, toma y yo tendré este- Jaebeom estiró su brazo, dándole su bolsita y tomando la de Vania.

Ella no dijo nada, sólo sonrió y él también lo hizo, vieron al padre de Vania llegando al jardín con una cámara mientras decía:

-Hey niños!, sonrían para su primera foto con su primera ventanita. - Jae y Vania sonrieron a la cámara con gran sinceridad, realmente se sentían felices.

Vania nunca le dejó el diente al hada, porque quería conservarlo, y nunca supo si Jaebeom lo hizo. Cerró el álbum con una sonrisa en el rostro, no sabía cuanto tiempo llevaba sentada ahí recordando, sintió una silenciosa lágrima recorrer su mejilla, la limpió con suavidad y se levantó. Recordó el proyecto que tenía pendiente y tomó sus libros, esa sería una larga noche de tareas...

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Bueno, ahora si, este es el último capítulo de hoy, tengo esperanza en este proyecto, así que me esforzaré por actualizar una vez a la semana, haré capítulos medio largos y otros no tanto jajajaja, espero que les guste, la próxima actualización será el Sábado, bye bye...  <3

SIN NOMBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora