Capitulo 10

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-Es Harry- dije, trabando la puerta.

-¿No lo vas a dejar pasar?- preguntó Ginny.

-No, fue grosero conmigo y no se disculpó- me crucé de brazos. Podía ser infantil y todo, pero no quería que alguien que me odia sin ninguna razón entre a mi casa.

Ron, ignorando todos mis insultos, fue a abrirle.

-Pasa, Harry- dijo Ron- Justo íbamos a almorzar.

-¿Porqué la mitad de las personas están de mal humor?- preguntó Harry, refiriéndose a los Gryffindors y Daphne.

-Perdieron en Quidditch- dijo Hermione.

-¿Puedo jugar?- preguntó el ex-buscador de Gryffindor.

-Como dijo Ron, justo íbamos a almorzar.

Durante el almuerzo, se hizo un largo silencio. Todos los de Slytherin estábamos de un lado de la mesa y los Gryffindor del otro. Por más que pudiéramos convivir un día, no implicaba que todos los prejuicios hacia las otras casas desaparecieran. Daphne y Hunter hablaban en voz baja en una punta de la mesa.

-¿Porqué están acá? No recuerdo haber invitado a nadie.

-Nosotros vinimos porque no queríamos dejarte sola- dijo Hermione.

-Nosotros vinimos porque escuchamos que estabas sola con Draco y no quiero ser padrino todavía- dijo Blaise.

Harry tardó en contestar.

-Sirius me obligó a venir a disculparme- masculló.

Después de almorzar, todos se fueron, menos Draco.

-Casi muero-dijo Draco, sentándose en el sofá a mi lado- Estuve en la misma casa que un montón de Gryffindors, una sangre sucia, como cinco traidores de la sangre y Hunter- dijo el nombre del último como si fuera el nombre de Voldemort- ¿Sabes lo que me costó no decir nada? Y creo que por culpa de uno de los clones me van a amputar el brazo.

-No seas exagerado, además, Fred no te golpeó tan fuerte- le dije, tomando el brazo que había sido golpeado por la Bludger- No es nada.

-Mañana cuando esté hinchado y verde, vas a ver que no es solo "nada" y van a tener que cortarme el brazo.- Alcé una ceja.

El pasó su brazo por sobre mis hombros y acercó su boca a mi oído.

-¿Ya te dije que estás muy bonita?-susurró en mi oído.

-Ya lo se, no hace falta que me lo digas- dije, en broma.

El negó con la cabeza, como si mi ego no tuviera arreglo. Eso me causó risa, ya que mi ego era minúsculo comparado con el suyo.

-¿Que es tan gracioso?- preguntó, frunciendo el ceño, exageradamente.

-Nada que un hurón pueda entender. -dije, sonriente.

-Admite que soy el hurón más hermoso del mundo.

-Seguro...- dije con sarcasmo.

Sin previo aviso, despeiné su cabello y salí corriendo.

-¡Ey! -gritó, sonó entre molesto y divertido- ¡Vas a pagar por eso!

-¿Ah, si?- pregunté, desde La Cocina- Vas a tener que atraparme primero, hurón.

El sonrió con malicia y comenzó a perseguirme por la casa. Primero La Cocina, después de vuelta a la sala de estar.

-¡Nunca vas a atraparme, Malfoy!-dije, mientras subía las escaleras hacia el ático.

-¡Eso lo veremos, Wolff!-gritó, unos escalones detrás de mi.

Yo reía como mi madrina, Bellatrix, cuando mataba a alguien (si, la había visto hablando de sus victimas). Llegué al ático y me di cuenta de que no tenía escapatoria. La única salida era un gran ventanal y yo no podía volar sin escoba.

El sonrió al darse cuenta de que estaba atrapada. Seguía despeinado, pero parecía no importarle en lo más mínimo. Yo seguía riendo, no podía evitarlo.

-Te atrapé- dijo.

Yo negué con la cabeza, dirigiéndome hacia la otra punta del ático. El caminó lentamente hacia donde estaba, estaba tan seguro de que no podría escapar, que casi no se dio cuenta de que lo que quería hacer, hasta que pasé corriendo a su lado, dirigiéndome hacia la puerta. Bajé las escaleras y volví a La Cocina.

Yo estaba de un lado de la isla y el del otro. El esperaba a que me moviera para poder atraparme.

-Ríndete- dijo, con la respiración entrecortada.

-¿Y eso que tendría de divertido?- respondí, intentando recuperar al el aliento.

El se alejó con las manos en alto. Salió de La Cocina. Sospechaba que fuera algún truco, pero de todas formas, le di la vuelta a la isla, intentando ver donde se encontraba el albino. Como no lo pude ver a simple vista, me dirigí hacia el living. A penas puse un pie afuera de la cocina, lo vi, pero fue demasiado tarde, ya me había levantado del suelo, sujetándome por la cintura. El había estado esperando junto a la puerta para que no pudiera verlo.

-¡Eso es trampa!- exclamé, mientras el me cargaba hacia la sala de estar.

-Nunca dijiste que había reglas- dijo, dejándome en el sillón- Ahora, vas a pagar por mi cabello.

Tras decir eso, comenzó a hacerme cosquillas.

-¡Basta!-dije, riendo.

-Pide por favor-dijo, mientras seguía con las cosquillas.

-¡Por favor, Draco! ¡Para!- No podía parar de reír y ya necesitaba respirar.

El dejó de hacerme cosquillas y se sentó a mi lado, mientras yo intentaba recuperar la respiración. El se me quedó mirando, sonriendo como idiota. Me gustaba que me mirara así, porque nunca había visto que viera a alguna de las idiotas con las que salió una tarde y nunca más volvió a hablar. El no miraba a Pansy así, ni a Astoria.

En ese momento se me ocurrió preguntarle algo que quería saber hacía tiempo.

-¿Porqué nunca me llamas por mi nombre?- el nunca me decía Astrid, siempre me decía Wolff, y ahora también princesa.

-Porque voy a poder llamarte Astrid por siempre, pero en algún momento voy a dejar de decirte princesa o Wolff.

-¿Porqué vas a dejar de llamarme así?- ¿Rompería conmigo? ¿Por eso dejaría de decirme princesa?

-Porque en algún momento va a venir una niña y ella va a ser mi princesa, y en algún momento tu apellido va a dejar de ser Wolff y sería extraño llamarte Malfoy.

Me puse roja ante la insinuación de que en algún momento sería la señora Malfoy.

-¿Y qué va a pasar cuando venga tu princesa? ¿Yo que voy a ser?

-Bueno, si eres la madre de la princesa, serías la reina.

-Me gusta eso.-dije, antes de besarlo.

Entre risas y besos, llegó la noche. Nos dirigimos hacia el comedor para cenar.

Vi como Kii se dirigía hacia La Cocina para comer ahí, sola como siempre.

Su Mejor Amiga (Draco Malfoy) -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora