No entendía nada. Desperté en medio del bosque, o al menos eso deduje por la tierra húmeda debajo de mi y el frío. Noté que mis manos estaban firmemente atadas, y estaba amordazada. Intenté abrir los ojos, pero una banda me lo impidió.
Intenté usar mis otros sentidos. Podía escuchar el crepitar del fuego, por lo que supuse que mis captores habían hecho una fogata. Un escalofrío recorrió mi columna cuando recordé que no estaba sola en la cabaña. Si me habían encontrado a mi, probablemente también habían encontrado a Draco y a los demás.
Estaba intentando pensar en un plan, cuando siento que alguien me sacaba la tela que cubría mis ojos. Al abrirlos, miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba rodeada por árboles. Y por personas. Vi como la mujer que se hacía llamar mi madre le descubría los ojos a cada uno de mis amigos. Por suerte, no vi ninguna herida grave. Pansy tenía un moretón en el ojo, por lo que supuse que intentó pelear, pero, aparte de eso, parecían ilesos. Cansados y despeinados, pero ilesos.
–Son niños. –dijo mi Tío Paul. No me caía particularmente bien, pero era algo idiota.
–No seas cobarde. –le reprendió mi tía Margareth, a quien yo odiaba desde que tenía memoria. El simple hecho de que fuera amiga de la cara de sapo explica bastante bien que tipos de persona era. Una perra. –Si el Señor Tenebroso quiere sus cabezas, las va a tener.
Se escuchó un sollozo ahogado. Era Angelique. No sabía porqué, pero me fastidió que se pusiera a llorar. No era el momento para demostrar debilidad o ponerse emocional. Necesitábamos un plan, no un mar de lágrimas, a menos que fueran mortíferas.
Mi madre, en cambio, tuvo una reacción muy diferente a la mía. En vez de molestarle, la ablandó. Lo vi. Su expresión se suavizó. Siempre había tenido una debilidad por mi hermana, y odiaba verla llorar. A mi me encerraba hasta que parara, pero, con Angelique, hacía todo lo que estaba en su alcance para que parara. Y, aparentemente, nada había cambiado.
La mujer se acercó a mi hermana, y le quitó la mordaza con delicadeza. "¿Y si los matamos a todos?" preguntó Dos, y, a decir verdad, no me pareció mala idea. Podría prender fuego todo. "Pero no sabemos como" dijo Uno. "Además, nosotras terminaríamos muertas. Y Draco también". "Vamos a morir igual". "Déjenme escuchar lo que va a decir" les dije mentalmente, quería saber que haría Angelique. Las voces, extrañamente, obedecieron.
–Mami... –sollozó. –Yo... yo no... –intentó respirar. –Me obligaron... a... a unirme... yo no... Astrid... Astrid me amenazó. –logró decir entre sollozos.
Cerré los ojos ante la mirada de odio de la vieja. Estaba harta de su desaprobación. Había llegado un punto en el que me había sido indiferente, pero ya me estaba comenzando a resultar molesto. Sabía que no me quería ¿Pero era necesario recordármelo constantemente?
No me sorprendió la traición de Angelique. Ella nunca se había preocupado por nadie que no fuera ella misma. Solo se estaba salvando. Pero, si yo llegaba a sobrevivir a este secuestro, la mataría.
–Pobrecita, tranquila. –dijo la vieja, acariciando el cabello de su hija. –No te vamos a matar, no fue tu culpa.
–¿En... en serio? –preguntó Angelique, dejando de llorar de la nada. La señora asintió. –Tampoco es culpa de él. –señaló a Dagan. –El solo nos dejó quedarnos porque Astrid lo amenazó, pero en realidad es bueno. Lo quiero.
–Entonces los dos quedan absueltos. –dijo mi tía, antes de mover su varita para desatarlos. –Entren a la carpa y coman algo.
Angelique asintió y, seguida por su novio, entraron a la carpa. Pero había algo que no me cerraba. De ella me lo esperaba, desde luego, era hija de nuestros padres (yo era la rara), pero ¿Dagan? Dudaba que él fuera capaz de decir una mentira así. No lo conocía mucho, pero sabía que era alguien muy leal. Tenía que haber algo más.
–Yo voy a llevar a estos traidores a la mansión Malfoy. –dijo mi padre. –Acá tienen más chances de escapar.
Cuando los adultos se pusieron de acuerdo, metieron todas nuestras cosas en una bolsa y nos obligaron a tomar una poción que sabía a té de vainilla. Al principio no pasó nada, pero después comencé a quedarme dormida, hasta que por fin el sueño me venció.
Al despertar, lo primero que noté fue el frío. Después, la piedra dura que estaba debajo de mi. Me senté en el piso, intentando orientarme. La oscuridad era tan densa que a penas podía ver los barrotes de la celda. Tardé un poco, pero al fin logré adivinar donde estaba. La Mansión Malfoy. Había pasado varias veces por esas celadas con Draco, las usábamos para jugar cuando teníamos once, pero me costó relacionar esos recuerdos felices con el momento que estaba viviendo.
Miré a mi alrededor. Estaban Shawn, Theo, Daphne y Pansy. No encontré a Draco ni a Astoria. Sin importar cuantas veces mirara alrededor, ellos no estaban por ningún lado. Me preparé para lo peor. Había asumido que yo sería la primera víctima.
–Se los llevó la señora Malfoy hace algunas horas. –dijo Daphne, que era la única que también estaba despierta. –Pero no creo que sea para torturarlos. Murmuraba algo sobre que su hijo y su futura nuera no podían ser prisioneros. Creí que ya había superado eso de arreglar el matrimonio de mi hermana y Draco...
"¿Ahora si podemos quemar todo?" preguntó Dos. "No tenemos como" dijo Uno. "Deberíamos haberlo hecho cuando pudimos..." se quejó la otra. Me agarré la cabeza y me apoyé contra la pared mientras discutían. Lo último que quería era escucharlas. Ya no podía distinguir mis pensamientos de sus sugerencias estúpidas. "¡NO SOMOS ESTUPIDAS!" gritaron al unísono. '
Los días comenzaron a pasar. No había forma de escapar, lo habíamos intentado todo. Draco y Astoria no habían venido de visita. Es más, el único contacto que habíamos tenido con alguien de afuera había sido con un elfo domestico que nos traía la comida una vez al día para todos, y dos para Daphne (seguramente a pedido de su hermana).
Iba a volverme más loca de lo que ya estaba. No tenía ningún plan. Necesitaba algún contacto con el exterior. Y, aunque lograra escapar, ellos tenían mi varita, y usar la de alguien más entorpecería mi magia, y no podía arriesgarme a eso cuando estaba rodeada de mortifagos dispuestos a matarme en la primera oportunidad.
Ya había perdido la cuenta de cuantos días habíamos pasado ahí, cuando alguien nuevo se acercó. No era muy alto y tenía una forma particular de caminar. Se me heló la sangre al reconocerlo. Fernir Greyback.
Todas las historias que me habían contado sobre él vinieron a mi cabeza. Como infectaba niños. Como destrozaba a sus víctimas, comenzando por el cuello. Como no necesitaba convertirse para ser un animal sediento de sangre.
El era un hombre lobo muy poderoso y fuerte, y nosotros éramos cinco adolescentes, de los cuales una estaba embarazada y los otros tres hambrientos. Y no teníamos ni varitas ni armas que usar en nuestra defensa. Estábamos totalmente perdidos.
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Su Mejor Amiga (Draco Malfoy) -TERMINADA-
FanfictionSoy Astrid Wolff y tengo quince años. Soy una bruja y estudio en Hogwarts, mi casa es Slytherin. Este año, decidí que iba a conquistar a mi mejor amigo, Draco Malfoy, o dejaría de hablarle. ADVERTENCIA: Spoiler de Harry Potter y la Orden del Fenix...