Capitulo 43

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   Todos nos pusimos de pie y yo me convertí en lobo para ver de donde venía el ruido. Intentando evitar emitir cualquier sonido, me metí entre los árboles, buscando intrusos. Por unos segundos, solo vi pájaros y ardillas, pero después sentí un olor conocido. Seguí avanzando por donde me indicaba mi olfato, agradeciendo que los lobos tuvieran ese sentido más desarrollado. Y, de repente, los vi.

   Eran cuatro mortifagos, vestidos totalmente de negro. Dos mujeres y dos hombres, ellas despeinadas y ellos algo desalineados, como si hubieran pasado días en el bosque. Pero eso no fue lo que más me sorprendió, sino que los reconocí. Dos eran mis padres, y los otros dos eran mi tía y su esposo. Todavía no me habían visto, y no me reconocerían ni aunque lo hicieran.

   —¿Estas segura de que esta acá? —preguntó mi mamá.

   —Nos estamos quedando sin opciones. —dijo mi padre. —El espía en el pueblo dijo que vio a Angelique, y, por lo que sabemos, están juntas. Solo tenemos que encontrar su campamento y llevarles sus cabezas al señor tenebroso.

   No parecían particularmente felices, pero tampoco se veían muy desolados por tener que sacrificar a sus hijas. Ni siquiera una lágrima, nada. "Que padres de mierda" pensé, antes de alejarme. Sabía que habían padres que se preocupaban mucho más por sus hijos, pero, no sé, supongo que nunca creí que les importara tan poco lo que me pasara. 

   Sacudí la cabeza. No tenía tiempo para sentir pena por mi misma. Había gente pasándolo peor,  y seguiría así si no hacíamos nada al respecto. Lo primero era reforzar la protección de la cabaña y protegernos. Después podríamos armar un plan para ayudar a los demás. Pero no podíamos concentrarnos en poner a otras personas a salvo si estamos muertos. 

   Volví a mi forma humana cuando llegué con los chicos.

   –Hay que entrar. Ahora. –dije, sin para de caminar. 

   Algo confundidos y evidentemente preocupados, los chicos me siguieron hasta la cabaña. Bajamos al sótano y yo trabé todas las puertas con todos los hechizos que conocía. Estaríamos más seguros ahí abajo ¿Como había llegado a pensar que estábamos a salvo ahí? No debería haber bajado la guardia. Si hubiéramos tenido más cuidado, no nos habrían encontrado. 

   –Astrid. –dijo Theo. –Calmate y decinos que viste. 

   Respiré profundo y les dije todo. Nos quedamos en silencio. Todos sabíamos que casi nos descubrían, y que si eso pasaba, estábamos muertos. Esperaba que los demás volvieran rápido, ya que no estaban seguros en el pueblo. No era particularmente amiga de ninguna de las personas que estaban en el pueblo, los únicos que me importaban estaban conmigo, pero de todas formas no quería que murieran.

   "Bueno, si hubieras sido un poco más inteligente no estaríamos acá" dijo Dos, apareciendo por primera vez en varios días. "Deberías haber sabido que no era bueno irte con ellos, deberías haberte arriesgado sola, idiota". "Pero si no sabe cuidarse" discutió Uno "Depende totalmente de ellos. Los necesita, pero quiero saber que vamos a hacer cuando todos terminen muertos por nuestra culpa. No creo aguantar la muerte de Draco". Me agarré la cabeza, que me dolía tanto como si me estuvieran apuñalando repetidamente. "¿Queres dejar de ser tan dramática? Vos no vas a poder hacer nada, lo que más me da miedo es que esta estúpida se mate".

    –Me muero yo y nos morimos todas. –dije en voz alta por accidente. 

    –¿Las voces? –preguntó Draco.

   Asentí, intentando no prestarles atención a Uno y Dos. No era un buen momento para distraerme con ellas. Necesitaba concentrarme. Tenía que mantenerme centrada en el problema principal. Pero me dolía tanto la cabeza...

Su Mejor Amiga (Draco Malfoy) -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora