Capítulo 45

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   –Levantense. –dijo Fernir, pero me sorprendí al escuchar que tenía una voz femenina. Eso me sacó un poco el espanto, pero me confundió bastante. –Soy Angelique. Dagan me ayudó a robar la poción y un pelo de Greyback, pero no tenemos mucho tiempo. 

   –¿Y Draco? –pregunté, casi instintivamente.

   –Lo tienen vigilado todo el tiempo. –dijo Angelique, que ya estaba retomando su aspecto de siempre. –Pero ya va a encontrar una forma de salir. Nosotros nos tenemos que ir ahora. 

   Sacó una llave y abrió la puerta de la celda. Los cinco la seguimos, demasiado cansados y adoloridos como para hacer más preguntas. Dormir en un piso de piedra no era nada bueno para la espalda. No quería ni imaginarme como la estaba pasando Daphne, cuya panza había estado creciendo gracias a las raciones dobles, pero estaba segura de que no era suficiente. Necesitaba comer más o perdería al bebé. 

    Intenté mantenerme concentrada. Miré a mi alrededor. No sabía si era de día o de noche, debido a que estábamos bajo tierra, pero supuse que era de madrugada, ya que todo estaba silencioso. Seguimos a Angelique por unas escaleras, y, cuando subimos, comenzamos a escuchar pasos y voces. Nos escondimos a un lado de la escalera, y esperamos. Las pisadas se hicieron más fuertes, deduje que algunas pertenecían a una mujer, ya que eran tacones, probablemente de aguja. Muy incómodos en una pelea, aunque bastante elegantes. 

   –El chico no va a aprender. –dijo una voz, susurrando. Era una voz masculina, pero no pude identificarla. –Va a seguir buscando a la chica. No se va a rendir. 

   –Es solo un muchacho... –esta vez habló la mujer. Sabía que había escuchado esa voz en algún lado, pero no lograba reconocerla. –Y está enamorado. Ya se le va a pasar. Además, esa chica Astoria parece buena, seguro van a terminar juntos... 

   Narcissa. No tenía dudas. Tenía que ser ella ¿Quien más? Y seguramente estaba hablando de Draco. Estuve a punto de salir a atacarlos, cuando recordé que no tenía mi varita. Juré aprender a hacer magia sin una cuando saliera de ahí. No podía depender tanto de un pedazo de madera. 

   –Basta. –el hombre alzó un poco la voz y noté que era Lucius. –No tenemos muchas opciones. Draco ya decepcionó al señor tenebroso. No podemos defraudarlo otra vez. Tenemos que actuar rápido. Hay que entregarle a ese chico Potter, si no... Tiene que pelear. 

   –¡Mi hijo no va a pelear en esta guerra! ¡Lo van a matar!

   –Va a morir igual si... –cortó la oración a la mitad. No dijo nada por unos segundos. –Homenum revelio –susurró, y una luz apareció encima de nuestras cabezas, delatando nuestra presencia. 

   La pareja se nos acercó, y me preparé para pelear. No estaba en condiciones de hacerlo y no tenía ninguna idea de como hacer magia, pero no me importaba. Moriría antes de dejar que me volvieran a atrapar sin presentar una pelea decente. Y si moría en combate, me llevaría a algunos mortifagos conmigo. 

   –¿Como lograron escapar? –preguntó Narcissa, confundida y asustada al mismo tiempo.

   –Eso no importa ahora. –dijo Lucius, volviendo a sacar su varita. 

   Me preparé para convertirme en lobo en cuanto lanzara el hechizo. No teníamos muchas chances, probablemente los refuerzos no tardarían nada en llegar, pero no me importaba. Era nuestra última esperanza. 

   Pero, cuando el albino iba a lanzar el hechizo, dos voces lo interrumpieron. 

   –¡Desmaius

   Narcissa y Lucius cayeron inmediatamente. Alcé la mirada y me encontré con Dagan y alguien más, un chico alto y con cabello dorado, con las varitas en alto. Ambos parecían destrozados, como si no hubieran dormido en días. El chico tenía cicatrices en toda la cara, y también en los brazos. 

   –Sostengan esto. –dijo el desconocido, sacando una almohada de su mochila. 

   Todos agarramos una punta y sentí como un gancho me agarraba y comenzamos a girar. Era un traslador. Un par de segundos después, aparecimos en medio de un bosque. Parecía... pero no podía ser. Alcé la mirada. El sol estaba comenzando a salir, y a lo lejos se veía un castillo. Hogwarts. Era el bosque prohibido, pero estábamos del lado más alejado de Hogwarts, en el otro extremo. 

   –No tenemos mucho tiempo. –dijo Dagan. –Este es Ethan. –señaló al chico. –Ve el futuro. Según él, hoy se va a desencadenar la segunda guerra mágica. Tenemos que prepararnos. 

   Seguimos a Ethan hasta una cabaña un poco alejada del bosque. Adentro todo estaba lleno de comida. 

   –Tienen hasta hoy a la noche para comer y descansar. –dijo el anfitrión. No nos miró a ninguno a los ojos, parecía nervioso. –Siéntanse como en su casa. 

   No solía tener un apetito muy grande, pero ese día me había convertido en una especie de pacman. Comía todo lo que veía sobre la mesa, y no era la única. Había estado muriendo de hambre mientras había estado encerrada, así que no recordaba la última vez que había tenido una comida decente. 

   A penas terminé, me sentía tan hinchada que a penas pude subir las escaleras y echarme sobre una cama. Sentía que me hundía en el suave colchón. Me dormí casi inmediatamente. Como siempre, soñé con Draco. Con como sería si nos volviéramos a encontrar. Con que pasaría si él se pusiera del lado de Voldemort. Con su expresión al verme de vuelta. 

   Desperté varias horas después, todos gritaban y se escuchaban muchas explosiones a la distancia. 

   –Ya empezó. –dijo Theo, al verme. –Tenemos que irnos. 

   Angelique nos repartió nuestras varitas, y no me animé a preguntarle como había hecho para recuperarlas. También nos dio unas túnicas extrañas. La mía era púrpura y parecía tener escamas de dragón. No explicó para que funcionaban, y tampoco pregunté. No era el momento. Ahora teníamos que pelear. 

   Comencé a correr entre los árboles. Seguí a Dagan hasta que nos encontramos con el imponente castillo. El humo y el fuego ocupaban gran parte de la imagen. Nos apresuramos a entrar, y nos encontramos con que la batalla ya había comenzado. Las personas corrían y gritaban a mi alrededor, lanzando hechizos a diestra y siniestra. Tanto estudiantes, como profesores y mortifagos. Reconocí a un par, pero no me quedé quieta a esperar que me mataran. Comencé a moverme hacia la sala común de Slyhterin, necesitaba saber si quedaba alguien.


Su Mejor Amiga (Draco Malfoy) -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora