PRIMERA PARTE: ¿Quién eres?
"Esta será una lección que nunca voy a aprender. Lo vi como una bendición cuando ahora es una maldición"
¿Alguna vez has sentido como si hubieras tocado fondo?
¿Cómo si ya no puedes seguir adelante?
Toda tu esperanza está perdida y te sientes vacío. No es justo sentirse así... Sentirse como un cadáver que respira.
Pero la vida no es justa.
Él ha tenido que aprender de la manera más difícil. Ver a su amado llorar, suplicando con sus ojos que no puede hacerlo cuando ya todo su cuerpo esta envenenado...
Abrió sus ojos pesadamente cuando notó que se había quedado dormido en el mostrador esperando a su amigo. Había tenido una mala noche, quedándose despierto hasta altas horas de la madrugada revisando exámenes.
—Vi que te anotaste en la lista de donantes —su sueño fue espantado por su amigo Christopher —, no pensé que lo harías.
—Puedo hacer feliz a alguien con eso —se encogió de hombros.
—Sí y también me alegro por ti —sonrió, escribió algo rápido en una hoja y se la entrego —. Tienes un nuevo paciente recién llegado. Cáncer de pulmón —hizo una mueca triste.
—Otro más que no quiere su vida —rodó los ojos.
—Al parecer... Okay buena suerte.
Erick sonrió y recibió la nota; cruzaron otras breves palabras antes que el chico se dirigiera al sector indicado en el papel. Lleva dos semanas trabajando en aquel hospital y fue un gran sacrificio aprender cada lugar.
Llegó al cuarto piso, habitación 30. Entró con cautela viendo al joven demacrado sobre la camilla. Al oír el mínimo crujido de la puerta giro su rostro con una ligera expresión de sorpresa y desagrado.
Mientras Erick sonrió con burla.
—¿Qué te sucede? —se acercó con cautela.
—Me diagnosticaron cáncer de pulmón.
—Fumaste toda tu vida, ahora afronta las consecuencias.
—Hola de nuevo —no recibió respuesta, sino completo silencio —. Veo que te acuerdas de mí. Joel Pimentel, 24 años, cáncer de pulmón nivel avanzado —leyó sus papeles —. Vas a morirte.
—Lo sé —respondió sin problema —. Mi madre me esta obligando a tomar quimioterapias.
—Muy bien, Pimentel. Entraste hace un mes, tus posibilidades de morir son altas. Las quimioterapias son dolorosas, incluyendo alucinaciones, espero que no seas tan débil como te ves; porque sí es así, es mejor que tu madre vaya buscando el ataúd —con aquello último salió dejándolo fundido en la soledad que ya estaba acostumbrado.
La gente es muy desgraciada, no sabe valorar a las personas que tienen frente a ellos.
Detrás de una sonrisa hay muchos demonios.
Bajo las lágrimas hay muchas mentiras.
Mientras bajo una apariencia dura se esconde un ser inseguro e inadaptado.