Segunda Parte: ¿Quiénes somos?
"Dime tus mentiras porque simplemente no puedo enfrentar que... Eres tú"
Joel estaba sentado en la orilla de la camilla. La luz del sol entraba por la ventana y las sabanas estaban hechas un desastre; claramente no paso una buena noche.
—¿Soy yo o ha sido una semana larga? —preguntó Erick un lunes por la mañana, había llegado hace diez minutos.
—Sí, estoy de acuerdo —respondió Joel vagamente. Erick se acercó a él dispuesto a ya empezar con la sesión.
—¿Qué sucedió? —frunció el ceño con preocupación al ver picaduras en el brazo de Joel.
—No lo sé —se encogió de hombros —, últimamente soy un desastre.
—No eres un desastre —replicó. Del otro extremo de la habitación, de una mesa tomó algodón y alcohol curando de a poco las heridas del otro —. ¿Duele?
—Un poco —admitió —. En su mayoría pican.
—Asegúrate de no tocar esa zona.
—¿Y... de qué problema mental hablaremos hoy?
—Ya te dije Joel, no estás loco.
—Como sea —rodó los ojos.
—Hoy hablaremos sobre el momento más triste de tu vida.
—Tengo muchos.
—¿Alguno en específico?
Pimentel pareció pensarlo, cuando lo cierto era que en el momento que Erick toco el tema, una oleada de recuerdos llegó a su memoria.
—Las personas solían burlarse de mí por ser tímido. Era la burla de todos.
—¿Cuánto soportaste eso?
—Dos años. Luego cambie de escuela. Sin embargo, seguí siendo el mismo niño tímido, sin amigos, sin que nadie viera mi lucha.
—¿Contra qué luchabas?
—Contra las ganas que tenía de morir —apretó los labios, mirando fijamente los ojos del menor —. Desde muy niño supe qué era el suicidio, hacerse daño. Nunca tuve el valor de cortarme, no lo hice por mamá, ella no merecía sufrir por mi culpa... Así que, cada día fingía ser feliz, que no pasaba nada cuando por la noche solo lloraba detestándome a mí mismo.
Erick sólo podía asentir —como todas las veces— Joel mantenía sus facciones duras sin soltar lágrimas. La sesión termino minutos después, en ningún momento Erick habló, simplemente salió de la habitación.
Y mientras caminaba por los pasillos el sentimiento de querer llorar lo envolvió; y es que ya era costumbre sentir pena cada vez que dejaba solo Joel, sin poder darle un buen consejo o el mínimo abrazo.
Todo lo que hacía le parecía tan inútil. Tan mundano.
En aquellos dos meses aprendió a conocer a Joel. Se dio cuenta de la hermosa persona que es; cometió errores como todo ser humano y está aprendiendo de ellos.
No entendía.
No era justo.
Y, sobre todo, no lo aceptaba.
Conocer a Joel le hizo darse cuenta de lo corta que es la vida, y como nos engañamos pensando que tenemos suficiente tiempo para todo.
Limpió una rápida lágrima y volvió a su trabajo, tenía otros diez pacientes a quienes atender.
1:00 am, Erick volvió a entrar a la habitación de Joel, él ya lo esperaba con una pequeña sonrisa.
—¿Te sientes bien hoy? —preguntó Erick en voz baja.
Joel asintió con la cabeza y Erick comenzó a hablar suave de pequeñas anécdotas sobre sus días de trabajo.
—Debo irme —anunció luego de media hora —. Tendré una visita y es mejor que llegué pronto —hizo una mueca —, pero antes... —de su mochila sacó un libro viejo, gastado por los bordes y páginas teñidas en amarillo —. Lo tengo desde niño y quiero regalártelo. No tienes idea de cuánto me ayudo.
A medida que abre el libro y lee las primeras páginas no puede evitar pensar qué cosa buena hizo en la vida para cruzarse a Erick.
—Un grito desesperado —sonrió, por primera vez hace mucho su cielo volvía a ser azul.
Erick se acercó un poco más quedando a la altura de su oído —Espero que sepas que eres hermoso —murmuró dándole un suave apretón en su mano.
Él podía sentir el calor subir por sus mejillas —Gracias.
Sonrió negando con la cabeza —¿Por qué?
—Porque... Doctor de cuarta, nunca nadie me había escuchado tan atentamente como tú lo haces.
![](https://img.wattpad.com/cover/138852264-288-k965450.jpg)