CAPÍTULO 16

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"En esta casa de corazones rotos hicimos nuestro amor a partir de un montón de cartas. Intentamos sujetarnos fuerte, porque sabíamos que nuestro amor era difícil de encontrar"





Tres meses pasaron volando para la joven pareja de novios. Sin embargo, no había mejoras; el cáncer comenzaba a tomar su sistema, su cuerpo le dolía como el dolor en la espalda le impedía mantenerse en pie.

Llegó una nueva terapia ese día. Erick se encontraba sentado al lado de Joel quien tenía su semblante decaído.

—¿Alguna vez tirarás ese cuaderno? —preguntó mirando ese desorden de hojas que se hacía llamar cuaderno —. Estoy pensando seriamente que es un diario —rio.

—No lo trates así —Erick hizo un puchero —, esto es mi vida.

—Como digas —rodó los ojos —. ¿Qué sigue hoy?

—Hoy hablaremos sobre miedos.

—¿Miedos?

—¿Cuál es tu mayor miedo, Joel?

Se encogió de hombros.

—Todos le tenemos miedo a algo.

—Al silencio. El silencio que me da la soledad. Cuando tú te vas y no puedo conciliar el sueño, el silencio me consume recordándome que no sirvo para nada. Que solo soy un saco de huesos esperando su muerte —se calló un mínimo de segundos, Erick quiso interrumpir, pero de inmediato continúo —. Tengo miedo de que alguno de estos días te aburras de mí y me dejes. Tengo miedo de morir... ¿Erick, puedo pedirte una última cosa?

—Lo que quieras.

—No quiero estar solo cuando... Quiero que estés allí, cuando yo... ¿Estarás allí?

—No estás solo —prometió.

—Alguna vez lo estaré.

—Tienes que ser fuerte —volvió a repetir su famosa frase. Pero cómo podría, cuando de todas formas se siente muerto.

—Ya no quiero ser fuerte.

—... Al menos si no puedes ser fuerte por ti, sé fuerte por mí.

—Erick... —sollozó

El nombrado negó, tomó la mano del moreno y la apretó —Cuando pienses, recuerdes y te ataquen los demonios por la noche; quiero que sepas que siempre estaré allí diciéndote lo mucho que te amo —aseguró antes de señalar el teléfono —. Además, tenemos esto. 

Joel no respondió, solo miró los ojos de su novio. Erick tampoco volvió a hablar; Joel no estaba bien, así que solo acarició su mano. Cuando sus sollozos disminuyeron y bostezó, Erick abrazó al ángel que se encontraba a su lado.

Ya no sabía qué hacer para que Joel continuara luchando. Su creatividad se acabó. Hizo todo lo que pudo.

El resto dependía de Joel.

Se metió tanto en sus pensamientos que no escuchó la puerta abrirse; Christopher entró y tocó el hombro de Erick, éste no tuvo la necesidad de preguntar para saber que escuchó todo.

—No me importa —susurró sin importar que Chris no entendiera nada —. Joel puede estar inseguro, asustado, aunque tenga que soportar los ataques que le dan, no me importa. Nunca me voy a cansar de decirle lo mucho que lo amo.

—Después de la tormenta viene la calma.

—Lamentablemente nuestra calma no durará mucho.

—No hables así.

—El amor de Joel y yo no es fácil, Chris. Siempre estarán las tormentas persiguiéndonos.

—¿Tormentas?

—Deberías saberlo. Joel va a morirse, y yo tendré que seguir con mi vida.

Pero aquellos dos chicos estaban ajenos al hecho de que Joel seguía despierto y aquella conversación termino por quebrarlo. 



muerto || joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora