CAPÍTULO 5

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"Necesito a alguien para amarme conservadoramente"





Han pasado dos meses desde que entró a aquel hospital. Dos meses siendo el doctor y psicólogo de Joel Pimentel.

Sorprendentemente ambos chicos formaron un lazo, quizá podría llamarse amistad, las sesiones cada vez dejaban de ser incomodas; Joel le contabas sus problemas como si se conocieran desde años y Erick realmente estaba muy interesado en el pasado de aquel chico y lo que lo llevó a tomar ciertas decisiones.

Erick creía que estaba loco por dejar de ver a Joel como un paciente, a verlo como un amigo. Había días en los cuales ni siquiera se preocupaban de las terapias y solo hablaban de cualquier cosa, simplemente conociéndose más.

Joel se había acostumbrado a las visitas del menor en la madrugada. Cuando no podía conciliar el sueño, el joven entraba con sigilo y una cajita llena de cerezas.

—¿Cómo estás hoy? —Erick entró a la habitación con una gran sonrisa.

El mayor se encogió de hombros.

—Okay —hizo una mueca no queriendo preguntar más, en esos dos meses ha aprendido a descifrar cuando Joel no quiere hablar —. Hoy comenzaremos con las quimioterapias —avisó antes de salir.

Joel volvió a quedar solo.

Detestaba estar solo.

En cualquier sentido era irónico y gracioso. Desde niño su más grande temor era quedarse solo y ahora él mismo está cumplido su pesadilla. Perdió contacto con sus amigos, le pidió a su madre que no lo buscara.

¿Quién lo entendía?

Porque, ahora lo único que desea es tener a alguien a su lado.

Sin embargo, está encerrado entre cuatro paredes, esperando que el infierno de las quimioterapias diera inicio.

Dos horas después la quimioterapia paso dejándole un dolor y cansancio físico como mental. Ahora mismo él se encuentra con los ojos cerrados, perdido en el silencio. Algo muy relajante para él en esos momentos.

—¿Por qué actúas tan indiferente conmigo? —escuchó el sonido de la puerta siguiente de una voz. Abrió sus ojos encontrando a Erick.

—No deberías estar con tus otros pacientes.

Señalo el reloj indicando las cuatro y treinta —Hora de descanso.

—Oh...

—Sabes que puedes ser tú mismo.

—No puedo.

—Sí puedes. Has estado mucho tiempo fingiendo.

—Tú no sabes nada —fue la única respuesta que escuchó Erick antes de salir del cuarto con un leve sentimiento de tristeza.

1:00 am, Erick abrió con cuidado la puerta para luego cerrarla con la misma intención.

Como de costumbre venía a visitar a Joel a pesar de aquella discusión no dejaría de verlo, sin embargo, se llevó una gran desilusión cuando vio que estaba dormido. Erick hizo una mueca, lo más esperado por él era que la noche llegará así poder compartir un rato con él, sin interrupciones, sin tiempo que les juegue en contra; solo dos jóvenes olvidando sus malditas vidas por un momento.

Se acercó a él y sonrió, sabía que el chico sufría de insomnio y en cierta manera le alegraba ver que descansaba.

Se dio la vuelta dispuesto a irse, pero un pequeño papel captó su atención. Un papel totalmente especial.

Porque, esa noche el joven de ojos verdes encontró un tesoro: La lista de cosas antes de morir de Joel Pimentel.

-Ver una lluvia de meteoritos.

-Tener un mejor amigo.

-Hacer una pizza.

-Pintar con acuarelas.

-Gustarle a alguien.

-Tener un perro.

-Hacer que Christopher deje el hospital, jé.

-Enamorarme.

Era una simple lista. Nada imposible.

Desde afuera Joel parecía un tipo duro, sin sentimientos, pero lo cierto era que, Joel necesitaba amor, necesitaba ser amado por alguien que también necesitaba amor. 



muerto || joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora