FINAL
"Las luces se encienden y se apagan en el viaje, olvido que no estas aquí cuando cierro mis ojos. ¿Todavía piensas en mí alguna vez?"
La puerta de su habitación se abrió de pronto; Joel miró con despreció al recién llegado.
—¿Qué quieres, enfermo?
Christopher rodó los ojos, Joel seguía igual de infantil que cuando ingreso, pero si así quería jugar —Sé que no puedes hacer mucho aquí solo y no tengo el tiempo para estar cuidándote, vengo a decirte que mañana tendrás nueva quimioterapia.
—Te odio —murmuró, Christopher ya extrañaba que le repitiera esa frase.
Iba a salir del cuarto cuando en pleno camino paro en seco —Tú mismo buscaste lo que te paso. El cáncer, tu decaimiento... Dejaste a Erick que de verdad te quería.
—Erick no me ama lo suficiente.
—Erick te quiere más que su propia vida —dijo, Joel no respondió y después de esperar una respuesta que jamás llegó, Christopher salió del cuarto.
Fue entonces al otro día cuando Erick atravesó a las 12:30 am la puerta de la habitación de Joel Pimentel.
Su chico se encontraba dándole la espalda mirando la ventana, su respiración era calmada.
—Joel—llamó en voz baja sabiendo que se encontraba despierto —, Joel —volvió a susurrar —. Sé que estás despierto, vamos... —tocó su brazo.
—Vete.
Erick rodó los ojos, vamos de nuevo con el orgulloso de Joel.
—Sé que podrás estar detestándome, aunque en el fondo me amas —sonrió con ternura —. No la hemos pasado bien, quizá pensaste que te abandone, pero nunca deje de preocuparme por ti... Te amo.
Joel se dio la vuelta viendo al chico que le robaba el aliento, seguía igual de hermoso —Entonces dame una razón, algo para creer que de verdad me amas.
—Te amo ¿Entiendes? Te quise aún sabiendo que siempre tendrías una desconfianza. Me quedé a tu lado consciente que podrías romperme.
Cayeron en un silencio. Erick miraba fijamente a Joel esperando que dijera algo, cada segundo parecía morir más. Pimentel siguió con sus ojos pegados en la ventana a su lado cuando decidió hablar.
—Cuando me dijeron sobre el cáncer, en lo más profundo de mi mente pensé que algún día encontraría algo o alguien que me hiciera querer vivir; y cuando lo descubriera tendría que mantenerlo cerca de mí —sus labios se curvaron en una sonrisa —. Te encontré, Erick —sus dedos acariciaron suavemente las mejillas del menor —. Me hiciste querer vivir.
Erick agarró la mano de Joel haciendo que no soltara su mejilla, ese sería su último toque. Soltó un largo suspiro antes de decir:
—Lo haré, te dejare descansar —susurró Erick mientras las primeras lágrimas aparecieron; sabía que con todo lo que haría su futuro correría peligro, pero qué más da —. Te amo.
Para ambos era difícil encontrar su voz.
—Te amo —susurró Joel entre sus labios agrietados.
Y Erick solo lo beso. Eran conscientes de que sería su último beso, el último toque de dos amantes. Fue tan suave y dulce como la primera vez, como si sus labios fueran un vidrio frágil.
—Erick no te olvides de mí.
—No. Nunca, nunca, nunca —limpió sus lágrimas. Erick tomó la aguja y la enterró en la piel del mayor.
Se esta durmiendo y sus suplicas para que se quedé parecen auscultar como si estuviese en un túnel interminable.
¿Alguna vez has sentido como si hubieras tocado fondo?
¿Cómo si ya no puedes seguir adelante?
Toda tu esperanza esta perdida y te sientes vacío.
No es justo sentirse así, sentirse como un cadáver que respira.
Pero la vida no es justa. Él ha tenido que aprender de la manera más difícil.
Para Erick ver a su amado llorando, suplicando con sus ojos que no puede hacerlo; cuando ya todo su cuerpo esta envenenado.
Sus ojos se van cerrando, él no puede evitar mirar hacia abajo: todos los recuerdos invaden su cerebro y sonríe a través de sus labios secos. Hasta que finalmente Joel Pimentel cerró completamente sus ojos.
Erick lo miró y beso sus labios —que aún se mantenían calientes— por última vez. Se dio la vuelta y salió de aquel cuarto que le trajo tanta alegría y tristeza a la vez.
Se encontró con Christopher en su salida y ambos sin decir más se dirigieron al lugar planeado.
Erick se adelanto mientras Christopher quedó a mitad de camino con su celular en mano.
Y después de 60 segundos una explosión fue su señal.
Con sus manos temblando el joven acercó el aparato a su oído antes de decir:
—Quisiera reportar un suicidio.
Y a las 12:55 am. En el balcón del hospital Heartt de Carolina del Norte.
Erick muere.