diecisiete

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-Michael, nosotros vamos al hospital-escuchó la voz de su papá a lo lejos y frunció el ceño mientras se despertaba.

-¿Al hospital? ¿por qué?

-¿No supiste? Luke, el hijo de Liz, está en el hospital. Al parecer se trató de suicidar.

Michael, literalmente, sintió como su corazón se partía. Sus ojos se aguaron y no supo que decir más que apresurarse a su habitación y ponerse lo primero que encontró, fue al baño y se lavó lo más rápido que pudo.

Su corazón estaba mil, sentía que se le saldría del pecho en cualquier momento, sus manos temblaban mientras intentaba llamar a Ashton o a Ainhoa. En el asiento delantero iba Louise hablando de lo mal que debía estar su familia, MIchael solo se dedicaba a sudar frio y pensar que haría cuando estuviera ahí.

Si, pero no tuvo tiempo para pensar, en menos de quince minutos estaban entrando por el hospital y su padre pidiendo el numero de habitación.

-Liz, Dios ¿cómo están?-el padre del teñido se fundió en un gran abrazo con su vecina, quien lloraba desconsoladamente. Michael tenía un nudo en el estómago y sentía que en cualquier momento vomitaría todo lo ingerido en la última semana.

-Él está bien, gracias a Dios Ben lo encontró a tiempo y eso evitó que... que pasara algo peor-habló la rubia entre lágrimas. Enfocó su mirada lagrimosa en Michael y sonrió tristemente-. Creo que Luke estaría encantado de verte, Michael.

El ojiverde asintió, tragándose las lágrimas e intentando que ese nudo en la gargante desapareciera.

-Yo, sí, me encantaría verlo también-murmuró mientras escondía sus manos en el enorme sueter, el cual era de Luke, vale aclarar.

[Horas antes]

Luke despertó desorientado, sentía su cabeza pesada y un molesto ruido le martilleaba los sesos, ahí fue cuando se dió cuenta de que tenía suero conectado a su brazo y millones de otros cables alrededor de su cuerpo.

Estaba a punto de entrar en pánico.

-Luke, veo que has despertado-una señora en una bata blanca de unos cuarenta años le sonrío con cálidez, el en serio, en serio intentó hablar pero le dolía la garganta como mil demonios-. No te esfuerces, aún tienes delicado por el lavado de anoche y es que estuviste muy cerca, jovencito.

-¿Qué pasó?-se las arregló para preguntar aunque sentía que su garganta estaba hirviendo y solo necesitaba un trago de agua.

-Estuviste a punto de morir por una intoxicación con pastillas, Luke, necesitamos hablar seriamente de eso pero antes revisaré que todo vaya en orden-iba a preguntar en donde estaba su madre cuando la vió entrar con los ojos cansado y llorosos.

Luke sintió que su mundo se terminaba de caer a pedazos.

-Oh, Dios, mi bebé-Liz no dudó en abalanzarse sobre él y llorar inquietamente-. Estaba tan asustada, Dios, mi niño, mi dulce y hermoso niño. Te amo más que nada en la vida, Luke Robert Hemmings ¿me escuchas? Eres mi pequeño bebé y siempre lo serás-todo eso fue dicho entre muchos sollozos y besos.

Luke no supo cuando había empezado a llorar.

-Yo... Yo no quise, mami, solo me sentía tan cansado y solo quería dormir y yo en serio no quería. Lo siento tanto por preocuparte y por decepcionarte y te amo demasiado y perdoname-dijo entre sollozos y tartamudeos. Ni siquiera sabe como fue capaz de hablar con la garganta ardiéndole.

-Nunca digas eso, mi amor, jamás de los jamases estaría decepcionada de ti. Eres perfecto porque eres tú, Luke, y eso es lo que más me hace estar orgullosa de ti-lo estaba acunando como lo hacía a los cinco años y él había empezado con sus problemas para dormir.

La doctora le hizo un rápido chequeo y le habló seriamente sobre las consecuencias que podría tener a largo plazo y sobre un centro de rehabilitación. Liz, obviamente como la madre leona que era descartó esa idea inmediatamente, nadie le quitaría a su bebé.

-Llamé a Jack y a papá, deben estar por llegar. Dios, Lukey, te amo demasiado, no sé-Luke no pudo soportar a comenzar a llorar de nuevo cuando notó que a su madre se le quebró la voz-, no sé que hubiera hecho si algo te pasaba, angelito.

Luke solo pudo abstenerse a llorar y a negar con la cabeza.

-Prómeteme que no volverás a hacer algo como eso, prometelo, Luke-el rubio solo pudo asentir y acomodarse en los reconfortantes brazos de su madre.

[...]

Michael sintió que se desmaayaría mientras abría la puerta, era una habitación como todas las habitaciones de los hospitales. Luke estaba en el centro, pálido, con más ojeras que cara y el pelo desordenado.

Michael pensó que se veía hermoso.

-M...Mikey, estás aquí. Tú en serio estás aquí-habló con dificultad mientras veía que el ojiverde intentaba desaparecer en su sueter.

Y de la nada, rompió en sollozos.

-Estuve tan asustado de perderte, Luke, tenía tanto miedo cuando desperté y me dijeron de que habías intentado suicidarte. Pensé que te había perdido, eres un imbécil ¿cómo haces esto sin pensar en la gente que te ama?-habló (gritó) entre sollozos mientras se acercaba a la camilla.

-¿Eso quiere decir que me amas?-susurró con una sonrisa mientras veía como el más pequeño se sonrojaba.

-Eres un estúpido, Luke Roberts Hemmings, ahora mismo estoy tan enojado y asustado-tomó la mano libre de Luke y la acarició con sus pequeños deditos-. Tenía tanto miedo, joder-sollozó y envolvió sus brazos sobre el rubio.

-Tranquilo, amor, estoy aquí, en serio estoy aquí-suspiró, escondiendo su cara en el cuello de Michael y aspirando su embriagante aroma.

-Estás aquí, estás aquí, estás aquí, estás aquí-murmuró mientras dejaba besos por todo el rostro de Luke-, en serio estás aquí-rozó sus narices y acercó su boca lentamente. Era un beso que definiría la palabra inocencia, ambos se acercaron como si nunca antes se hubieran besado, se quedaron quietos, sin mover sus labios ni nada.

-Te extrañé demasiado y no creo que hayan palabras para describir cuanto lo siento.

-No hablemos de eso ahora, solo quiero estar feliz de tenerte en mi vida de nuevo y de que no voy a dejarte ir en mucho tiempo-Michael sonrió enormemente dejando muchos besos pequeños en los labios de Luke-. Me hiciste demasiada falta.

Luke dijo algo así como una respuesta mientras se refregaba en el cuello del más pequeño, Michael rió ante las cosquillas que le causaba y se sentó en la silla que estaba al lado de la camilla.

-Mierda, yo en serio no tenía idea de cuanto te extrañaba-Michael tenía la mano de Luke contra las suyas mientras jugueteaba enredando sus dedos y besándola de vez en cuando.

-Michael.

-¿Mhm?

-Necesito que me digas que dirías si te preguntara sobre ser mi novio, porque si dices que no no te lo digo pero si dices que sí, entonces sí.

Michael lo miró enarcando una ceja mientras lo miraba con ternura.

-¿Qué tan drogado te tienen los medicamentos?

-Creo que mucho-murmuró el rubio con un puchero.

-Diría que sí, Luke, siempre diría que sí.

sleeplessness »muke«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora