Boys Don't Cry [RyeoHyun]

☆8☆

—¡oh Dios, no! ¡No, no, no, no,  NO KYUHYUN!—Gritó el señor Cho desde algún rincón de la casa,  corría de adentro hacia afuera casi como un desquiciado; atónito volvió hacia afuera, miró por encima de la decoración de madera blanca que adornaba su entrada y cerró los ojos totalmente paranoico —¡Hijo, algún idiota destrozó por completo el jardín mientras dormíamos!

el alboroto fuera hizo que el castaño se despertara al fin,  abrió los ojos lentamente y se sorprendío muchísimo cuando los recuerdos de lo que había tenido que vivir durante la madrugada le llegaron a la memoria; al ser consiente de lo que había sucedido horas antes, miró a su lado y se dió cuenta de que ya no había nadie, creyó que era un sueño más, sin embargo el intenso olor a cigarrillo y alcohol le dieron a entender que podía ser todo lo contrario.

—¡Kyuhyun, ven a ver esto, el jardín es todo un desastre!—el padre de Kyuhyun abrió la puerta de golpe haciendo que se sentara sobre su cama alarmado vió a su padre llevar su mano a la nariz en cuanto el olor golpeó sus fosas nasales, mirar a todos lados e intentar ventilar con su mano libre buscando un poco de aire menos viciado—dios, qué tipo de muerto ha estado viviendo aquí ¡quiero que limpies tu cuarto, jovencito! Ahora. — arrugó la frente impresionado —¿es eso olor a cigarrillo?—preguntó enseguida—El ambiente está empeorando cada día más, las personas son demasiado poco conscientes sobre ello, así que debo armar una reunión de emergencia.

Con eso salió disparado, dejando a Kyuhyun de nuevo solo. El castaño volvió a tenerse sobre la cama, agarró la sabana y la apretó entre sus manos  incrédulo; su padre inconscientemente le había confirmado lo que se negaba a creer. Ahora, no entendía qué hacía Ryeowook durante la madrugada usurpando camas ajenas mientras estaba ebrio y casi inconsciente, sí, era cierto que él había dicho que serian amigos y quería creer que sería una buena proposición, pero aquello pasaba las barreras de lo normal y lo aceptable; Ni siquiera Taemin había hecho tal cosa.

— ¡Oh Santo Dios, hay vomito entre los arbustos! ¡Kyuhyun tienes que venir a ver esto!

Aunque todo había sido de otro mundo, la paciencia del castaño no escapó de ser picada, cerró los ojos ante el grito de su padre que provenía desde fuera de la casa y de sólo imaginar el desastre su frustración comenzó
a hacerse evidente, ya lo comprensivo hacia el pelinegro estaba comenzando a diluirse de manera inevitable—Kim Ryeowook...—apretó los dientes y trató de ser paciente en lo que imaginaba todo el daño que había ocasionado el mayor como para tener a su padre histérico a las nueve de la mañana.

Después de levantarse de la cama e ir a revisar todos los destrozos del jardín delantero, Kyuhyun había quedado con dolor inmenso de cabeza y un sonrojo en el rostro, el primero por el enojo y el segundo debido al calor; la cosa es que no podía evitar sentir una fuerte rabia hacia el pelinegro por haberse atrevido a aumentar su trabajo de fin de semana, además de haberlo obligado a dormir junto a él. Anque eso último no lo encontraba nada desagradable, sólo que no quería comenzar a hacerse falsas ilusiones.

Al final de cuentas el castaño tuvo que re acomodar los arbustos que rodeaban la parte izquierda de la casa, pues esos eran peor que un desastre, estaban completamente molidos como si le hubiesen caido unas trecientas veces, además de tener vomito por todas partes; las flores que había puesto para que la misma casa no fuera tan sombría ya ni siquiera podían llamarse así,  no eran más que un montón de hojas y pétalos dispersos por el suelo, incluso la enredadera de la escalera estaba completamente arruinada, y ni se diga de la cortina que decoraba la ventana de su habitación, la había encontrado enredada en el techo de la casa, colgando totalmente llena de pizadas. Suspiró sólo porque era lo único que podía hacer en ese momento y al menos entendió por dónde había entrado el peligro, ya que lo único que estaba destrozado era el franco izquierdo de la casa, mientras que derecho permanecía perfectamente arreglado y hasta brillante.