Capítulo 3

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Narra Alice.

Desde que Runa se marchó sin siquiera despedirse sentí mucho miedo, fue muy raro, como si fuera que nos estuviese protegiendo de algo, o no sé. Cabe decir que la casa sin ella me sabía a algo vacía a pesar de la hermosa Reneesme y todo el berrinche que se hizo con que Jacob se imprimiera en ella, luego de un tiempo, al menos un mes y medio de haberse ido mi mejor amiga, mi pelirroja, y no poder verla ni a través de las visiones, me empezó a inquietar de no ser por Jasper, creo que ya no tendría cordura.

Ahora tuvimos que separarnos para protegerlos, ya que, gracias a mi don, Aro podría saber más sobre la pequeña Reneesme, y cometer un error del que todos no nos podríamos dejar de culpar, por lo que ahora con Jasper nos encontramos con un viejo amigo suyo, llamado Ray Anderson, quien dejará los pasaportes para Jacob y Reneesme listos por si nuestro plan no funcionase.

Ahora nos dirigíamos en dirección a Amazonas, ahí podría haber una ayuda muy fuerte para todo.

Pero mientras esto pudiese resultar, me daba miedo cuan cerca pudiesen estar los Vulturi, y más aun no saber nada de Runa, ni siquiera cuando nos veríamos.

—Calma Alice, ya la veremos, no te preocupes -dice Jasper, me abraza y besa.

Me relaja, y solo me dejo llevar por la calidez y relajación que me regala mi amor.
Debemos encontrar a Kachiri,  el podrá dar pruebas para Aro.

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Narra Runa.

Que cansancio… al fin de nuevo pisando terreno de Forks, nada ha cambiado, al menos no para mí, aunque mi lejanía no fue mucho tiempo.

—¡Runa! Mira que grande esa montaña -dice emocionada Adhara.

La actividad de esta pequeña era demasiada para mi, yo solo quería dormir y nada más. Caminaba de forma relajada mientras que ella me empujaba con una hiperactividad inmensa para ir a ver algunos lugares. Era muy cansador.

—Adhara, por favor, acabamos de llegar, déjame dormir, y luego iremos a ver todo aquello -digo entre un bostezo.

—¡Bien!, pero ojo que me lo dijiste -dice mientras hace un pucherito.

No sé cómo esta pequeña se convierte en una ternura en menos de un minuto, a pesar que yo le diga pequeña, no es nada pequeña tiene 19 años, cabello azabache y ojos grises, no tan pálida como yo, pero muy pero muy dulce tanto como en comida como en la forma de comportarse con los demás. Es tan fuerte, por eso no dude en salvarla aquella vez, me dio tanta ira ver los pensamientos de ellos hombres que los carbonicé por hacer así la infancia de mi eve, los hice pagar con su vida. Menos mal ella piensa que huyeron, pero no dejaría ni por ni un millón de sueños que la volvieran a lastimar.

Pensarán que me he encariñado con este picaflor, pues sí, no se equivocan, es una chica demasiado hiperactiva pero también floja en alguna forma. Me siento completa teniéndola. Aunque hace unas semanas antes de volver a Forks, tuve una visión, en el cual veía como Alice se marchaba lejos de los Cullen en dirección a las Amazonas, junto a que los Vulturi se acercan, solo problemas se acercan.

Ni siquiera sé cómo le voy a explicar bien a Emmet todo esto del tema de servamp, y ni siquiera sé cómo le va a caer a Adhara y viceversa.

Cuando al fin llegamos al hotel donde por suerte, nuevamente admitían animales, por lo que Lubius podía entrar con nosotras. El cual cuando quiere se convierte en un lobo pequeño, se preguntarán ¿Cómo?, pues con mi poder lo he logrado, pero solo anda cuando está cerca de mí, peor contrario tiene el mismo tamaño que Paul cuando se transforma.

—Picaflor, podrías no hacer tanto barullo, ni separarte de mí, ya sabes lo que pasa cuando lo haces -murmuro.

—Lo sé, la cadena que nos une no nos permite separarnos demasiado, además ya me he caído varias veces por solo esa regla -responde Adhara.

Sin más me convierto en modo tigresilla pequeña, y ella también se acuesta conmigo, empezando a acariciar mi pelaje, logrando que ese pequeño gesto me haga querer dormir como también me relaje.

Mañana será un gran día, y muy cansado, sabiendo que este tan solo es un nuevo comienzo para mi pequeño picaflor. Al poco tiempo siento como Adhara también cae al sueño, por lo que me relajo, sé que nadie vendrá a molestar, o bueno eso espero.

Torbellino del Amanecer (2) 》Emmett Cullen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora