Capítulo 13

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Un mes, un maldito mes.

Subo de la cafetería con dos cafés, uno para mí y otro para Susan. Así eran nuestros días, nos quedábamos allí todo el día hablando, luego salíamos a comer, por la tarde el Sr. Collins pasa a recoger a su mujer cuando salía del trabajo, y desde ese momento me quedaba a dormir con Dani en la habitación del hospital, esperando que a la mañana siguiente vuelva a venir Susan. El medico nos informó de que las pruebas que le están haciendo dan buenos resultado, que puede despertar pronto, en cuanto a la memoria se sigue sin saber que pasará cuando despierte y no se porque pero tengo malas sensaciones.

Me desperté del sillón tan incómodo que me destrozaba todos los días la espalda, y diréis pues que se vaya a su casa a dormir, pero me niego rotundamente ya que con las noticias nuevas que había dado el doctor me negaba a separarme de ella. Salí de la habitación como cada mañana y fui a por mi café diario, llevaba poco tiempo en aquel hospital a comparación de otra gente pero aun así me hice amiga del camarero de la cafetería y siempre que iba lo único que tenia que hacer era sentarme en mi mesa habitual y esperar a que me lo dejase en la mesa acompañado de una sonrisa melancólica que le mostraba y un apretón en el hombro que el me dejaba. 

Ya había acabado todos los exámenes, estaba a la espera de que me mandasen las notas de cada uno de ellos. Al igual que el Sr.Jones que estaba a la espera para poder darme ese puesto de trabajo o no. 


Estaba llegando la habitación como de costumbre con los dos cafés. Uno lo deje cerca del sofá donde dormía y el otro en la mesilla que había al lado de Danielle. Me siento en el sofá y como de costumbre desde que termine los exámenes me pongo a revisar el correo por si me han llegado las notas. Y para mi sorpresa así era, abrí el pdf en el que aprecia una lista casi interminable con los nombres de todos los de aquel año en la carrera. Encontré mi nombre y para mi sorpresa nuevamente, vi que había aprobado todas las asignaturas con notas buenas, ochos, nueves, sietes, dieces... Cerré el portátil con la primera sonrisa de felicidad desde que todo aquello empezó, luego llamaría al Sr. Jones. Ahora lo único que me apetecía era tomar aire fresco.

Noto que algo en el bolsillo trasero de mis tejanos empieza a vibrar, leo lo que pone en la pantalla, Profesor Jones.

-Dime profesor.

-Ah Kate, te llamaba para felicitarte sobre tus notas son realmente buenas. Y por eso también te llamaba para decirte que tengo un trabajo como policía en Seattle. ¿Qué dices?

-...

-Kate?

-eh, si señor es que solamente no me esperaba que fuera tan lejos, a parte yo no sé si usted al tanto, pero mi novia está ingresada por lo del accidente que tuvo y no creo que sea buen momento irme allí a trabajar sin que haya despertado siquiera. Pero de todas formas muchas gracias por tu preocupación profesor, le estoy muy agradecida.

-No te preocupes Kate para mí no es molestia ninguna, entiendo tu situación y lo que me has dicho, pero tengo que decirte que si todo mejora deberías pensarlo, ya que hasta que no empieces a cobrar se te daría un piso, comida y transporte. El trato que hice con mi amigo fue dejarte como máximo dos meses para avises si quieres ese puesto o no.

-Profesor le puedo preguntar como ha conseguido ese trato?

-Jajajaja- lo escuche riéndose- veras digamos que el padre del novio de mi hija me debe unos favores por sacar a su hijo de algún que otro apuro, así que uno de esos favores me los estoy cobrando ya que él es inspector la oficina que te he dicho de Seattle.

-De verdad que no sabe cuánto le agradezco que haga esto por mí. Le prometo que me lo pensare, como usted ha dicho si todo mejora lo tendré muy en cuenta su oferta. Adiós Sr. Jones.

-Adiós Kathering

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-Sabes cariño, el Sr. Jones me ha llamado y me ha dicho que me ha conseguido trabajo en Seattle en un departamento de policía. Pero le he dicho que lo pensare, ya que ahora mismo no es que estemos buen bien- le di una sonrisa melancólica, aunque ella no pudiera verla- pero estoy segura de que pronto te despertaras y lo hablaremos más tranquilamente- me acerque y le di un beso en la frente para luego levantarme e ir a la cafetería a pedir un café.

Cuando salí del ascensor con el café en la mano vi a una enfermera en la puerta de la habitación de Danielle. Me apresure a llegar rápido, entre abriéndome paso entre varias enfermeras. Cuando al centro de la habitación la vi, vi esos ojos de lo que siempre estuve enamorada, vi esta cara de confusión que hacía que mi corazón se saliera de su sitio. Me acerque dejando caer el café al suelo sin importarme absolutamente nada.

-Danielle, no me lo puedo creer- dije entre lágrimas de emoción- Doctor que ha pasado?

-Pues veras, estaba haciendo guardia cuando sonó la llamada de auxilió y cuando entre me encuentro con que esta señorita ya había despertado. Al parecer todo va bien habrá que seguir haciéndole exámenes de cómo evoluciona. Pero yo la veo bien.

-Gracias Doctor- dije extendiendo mi mano para que me la estrechara- Dani, como estas cariño?

-Bien- dijo ella con la voz ronca más bonita que he escuchado en mi vida. - Pero, no sé quién eres. Doctor podría avisar a mi madre por favor.

Os puedo jurar que esas fueron las palabras que más me han dolido en mi vida, podía notar como mi corazón iba bajando el ritmo de latidos, es un dolor indescriptible el que sentí en ese mismo momento. Dos cataratas de lágrimas bajaban por mis mejillas y un dolor increíble en la cabeza a la vez que me iba quedando sin respiración. Empiezo a ver que todo a mi alrededor da vueltas y lo último que recuerdo es a la enfermera pidiendo ayuda al doctor, después todo se volvió negro.

Razones para aprender a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora