Capitulo 1

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21 de junio, el inicio del verano donde los días son largos y las noches cortas, donde las altas temperaturas facilitan una vida al aire libre para disfrutar del sol en la playa, donde los paseos en el parque aparentemente son muchos más divertidos o alegres, aparentemente el verano es la mejor estación del año ya que las vacaciones toman su lugar para aquellos estudiantes que ya necesitan de un descanso o por lo menos para tener una excusa para salir sin ningún compromiso de por medio. Suelen decir que el calor es sinónimo de diversión pero para ser sincera yo ya sentía que podía estar agonizando en la banca donde me encontraba descansando. Miraba con atención a las personas que pasaban con sonrisas adornando sus rostros y me preguntaba cómo podían mantener aquella sonrisa con el calor que estaba haciendo el día de hoy.

─Pero que día tan agonizante ─lleve mi cabeza hacia atrás para contemplar el árbol que me cubría con su sombra y agradecer internamente su ubicación precisa para evitar que siguiera agonizando entre el caluroso día de hoy. Sentí la vibración de mi teléfono que se encontraba en mi bolsillo izquierdo del pantalón, algo como eso era la señal de primera advertencia de mi hermana mayor para regresar a casa antes que mis padres lo hicieran, me levante de mi lugar para encaminarme a casa, di unos cuantos pasos hacia el frente antes de sentir un empujón gire por inercia tan solo para observar un figura tropezar junto conmigo, sentí el duro suelo y lo caliente que este se sentía, un quejido a mi lado me hizo girar para observar al causante del tropiezo.

─Hola ─el chico a mi lado me saludo con una sonrisa desde el lugar donde se encontraba, no sabía cómo mirarlo con exactitud, se suponía que debía estar molesta o por lo menos sentir algo de vergüenza o confusión por lo sucedido pero la verdad me intrigaba más el hecho de que saludara de manera tan casual en vez de ofrecerme alguna disculpa.

─ ¿No deberías disculparte? ─cuestione mientras me levantaba del suelo para después comenzar a sacudirme la tierra que se había impregnado sobre mí a la hora de caer ─. Estoy segura que cuando tropiezas con alguien lo primero que debes ofrecer es una disculpa.

─ ¿Y quién lo dice? ─se levantó del suelo con la sonrisa aun adornando su rostro mientras se sacudía la tierra de su ropa ─. Solo porque todos lo hacen yo también debería hacerlo.

─Estoy segura que es una manera de ser educado por haber tropezado con la persona ─note como su sonrisa se agrando y algo dentro de mí me hizo imitarlo.

─Me parece lógico, entonces perdón por haber tropezado contigo y hacerte caer al suelo.

─ ¿Te han dicho que eres extraño?

─Muy seguido para ser sincero.

No pude evitar negar con cierta gracia ante la rareza del chico y esa enorme sonrisa que mantenía en su rostro por alguna razón aparente hacia que la situación se volviera un tanto peculiar, era extraño pero no incómodo. La vibración de mi teléfono indicando el segundo aviso para llegar a casa me alerto, saque mi teléfono y observe el largo mensaje de mi hermana.

─Eso parece una biblia ─por reflejo lleve mi teléfono hacia mi pecho para evitar que el chico siguiera observando ─.Perdona no fue mi intención mirar tu mensaje.

─Eres raro.

─Gracias.

Mire con confusión al joven antes de alejarme para encaminarme a casa. El transcurso del camino fue bastante agotador debido al fuerte sol que se encontraba el día de hoy, llegue a casa soltando un largo y cansado bufido, en la sala se encontraba Rebeca recostada en el sillón mientras tecleaba sin parar aquel teléfono nuevo que había comprado apenas la semana pasada y que aparentemente resulto ser la mejor inversión de su vida ya que no se alejaba de el por ningún segundo.

─Has llegado relativamente tarde para ser tú, ¿que estabas haciendo señorita?

─Un chico tropezó conmigo en el parque ─aquello llamo la atención de Rebeca puesto que había dejado su teléfono de lado mientras me dedicaba una sonrisa juguetona.

─ ¿Y cuánto tiempo les tomo el tropezón como para que hayas llegados 7 minutos tarde?

─No es lo que piensas, el tipo resulto ser un rarito y en vez de decirme oye chica perdón por haber tropezado contigo me dijo hola desde el suelo.

─Solo tú encuentras gente así de extraña por el camino ─mi hermana volvió a reír antes de levantarse de su lugar ─. Mamá y papá no tardaran de llegar así que límpiate bien esa tierra de la ropa y recuerda si no hay acusaciones con pruebas nada sucedió.

─Lose y gracias ─respondí en verdad sincera, desde que había tenido aquel incidente hace varios años atrás la actitud de mis padres se había tan extremista al grado que ni siquiera podía gozar de la libertad de salir sola de casa por lo que era una gran travesía para mí el tener de vez en cuando ciertas escapadas de mi habitación. Al principio me daba un gran terror pero gracias a mi hermana aquel terror fue desapareciendo poco a poco, aunque no por completo.

Promesa de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora