Capitulo 18

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3 de Agosto 2018, mis padres habían tomado medidas extremas sobre mi confinamiento, ahora yo no era la única encerrada en casa, Rebeca también había sido incluida a pagar los platos rotos, debido a que mis padres creían que como Sebastián era amigo de ella, pensaron que mi hermana trataría de hacer esta lo imposible por hacer que nos volviéramos ver lo cual hasta cierto punto era cierto.

El sonido de los golpes de la puerta no paraba, durante los últimos días me negaba a comer bien, sabía que no importaba la huelga de hambre que hiciera ellos no aceptarían que lo volviera a ver. Miraba las rejas de mi ventana y siempre me preguntaba que tanto me faltaba para caber entre ellas para poder salir a veces cerraba los ojos y los buenos momentos de libertad siempre llenan mi mente y eso me hacía sonreír siempre, el recordar su sonrisa me llenaba de felicidad.

─Mónica, soy yo. Abre la puerta.

─ ¿Rebeca? ─pregunte confusa mientras me levantaba del suelo, desde aquel día nos habían mantenido separadas a ambas. Abrí la puerta y ella me sonrió con cierta tristeza.

─Nuestro padres duerme, así que guarda silencio ─me pidió mientras tomaba mi mano para guiarme hasta su habitación.

─ ¿Qué es lo que sucede? ─pregunte confusa, ella abrió la puerta de su habitación con cuidado y llevando su dedo índice me pidió silencio mientras entraba a su habitación. Lleve mis manos hacia mi boca con total asombro, sentía como las lágrimas brotaban sin parar y cuando él se acercó solamente con una media sonrisa para abrazarme podía sentir como mi cuerpo temblaban por la emoción y al mismo tiempo con tristeza.

─Santo cielo Mónica, ¿qué te paso?

─Los dejare un momento a solas, ya sabes qué hacer si hay una alerta roja.

─ ¿Cómo es que estas aquí?

─Jamás he dejado de venir a tu casa, cuando Rebeca logro robar uno de los celulares de conto lo sucedido y ambos planeamos algo.

─ ¿Cómo lograste entrar?

─Rebeca también robo una de las llaves y yo me encargue de hacer una copia para que así entregáramos la original sin levantar sospecha alguna.

─Cuando te lo propones realmente resultas ser impresionante.

─No, cuando se trata de ti hare hasta lo imposible para estar a tu lado.

─Estas mal de cabeza.

─Es que estoy loco de amor... Pero no tanto como tú, deberías comer algo.

─Apenas y me da apetito.

─Se supone que debes explotar tus límites para enfrentarlos no para rendirte ante ellos. Mónica saldremos de estos juntos.

─ ¿Y si no lo logramos?

─Te lo dije aquel día, siempre hay un plan de contingencia y el mío es llevarte conmigo si todo resulta de la patada.

─Mis padres te denunciaran por secuestro.

─No es secuestro si la persona decide irse por su cuenta.

─ ¿Cómo estas tan seguro que quiero ir contigo?

─Una simple corazonada ─dijo mientras acomodaba un mecho de mi cabello, sostuvo mis mejillas con ambas manos y vi como varias lágrimas brotaron de sus ojos ─Duele tanto verte así.

─Te prometo que a partir de ahora comeré algo.

─Mas te vale que así sea.

─Es una promesa.

─Lamento interrumpir pero, mi madre no tarda en aparecer. Tienes que irte.

─Gracias por permitirme ver a Mónica ─agradeció infinitamente Sebastián mientras me abrazaba.

─Dejare en claro que no me agradas, pero si eres la única persona que puede hacer feliz a mi hermana entonces hare hasta lo imposible para que estén juntos.

─Sé que muy en el fondo te agrado.

─Ya lárgate Sebastián o todos estaremos en más problemas.

El me observo y con una enorme sonrisa comenzó a besar todo mi rostro antes de desaparecer por la puerta de la habitación de Rebeca, yo observe a mi hermana con lágrimas en los ojos por el infinito agradecimiento, sentí como ella me acogió entre sus brazos para después palmear mi espalda.

─Saldremos de esta ya lo veras.

Promesa de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora