Capitulo 22

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20 de Septiembre 2018, como habíamos prometido el verano pasado, esta vez ambos realizaríamos nuestra pequeña fiesta de despedida en aquel parque que dio inicio a nuestra historia. Tome mis cosas para salir de mi habitación y poder encaminarme con tranquilidad a realizar las compras.

─Si mamá y papá se enteran que iras a ver a ese chico estarás en problemas ─Rebeca sonrió con cierta burla y amenaza mientras me miraba─. Pero puede que no se enteren de nada si voy contigo.

─Realmente te gusta arruinar las cosas entre nosotros ─afirme con cierta gracia mientras observaba a mi hermana acercarse ─. ¿No puedes darnos algo de privacidad?

─Y arriesgarme que mi hermana pequeña tenga momentos que yo nunca he tenido con ningún chico, ni en sueños. Además me encanta hacerle creer a ese chico que lo detesto, andando Mónica no seas egoísta y mira el lado bueno de todo esto.

─ ¿Cuál?

─Que mamá y papá jamás se enteraran y puede que a los 5 minutos me aburra y los deje solos.

─No estoy segura del todo que eso sea algo positivo.

─Te llevare en auto.

─De acuerdo tal vez si es un poco positivo.

Desde que lo había conocido mi vida había tomado un mejor rumbo, ya no me limitaba a aceptar lo que la vida me ofreciera ahora buscaba más opciones de las que tenía, ahora me arriesgaba a tomas riesgos que nunca antes había tomado y aunque el ser desobedientes a mis padres en ciertos aspectos no era del todo positivo o al menos no para ellos, podía sentir por fin que finalmente estaba viviendo mi vida.

─No veo al chico sonrisas ─mi hermana miraba alrededor en busca de su presencia al igual que yo y aunque las razones del querer su presencia eran diferentes el objetivo era el mismo.

─A veces suele llegar tarde.

─Un caballero nunca debe hacer esperar a su damisela.

─Sabes que el tráfico aquí es horrible, además no todos tenemos la oportunidad de contar con nuestro propio auto.

─Y Mónica Ramírez saca las garras por su chico ─se burló Rebeca mientras hacía ademanes con sus manos, volvió a mirar alrededor y soltó un largo suspiro ─. Iré a dar una vuelta en lo que llega el chico sonrisas, ¿vienes conmigo?

─Lo esperare aquí, andando ve y encuentra tu propio chico sonrisas.

─Muy graciosa hermanita ─dijo sarcástica mientras se marchaba ─. Ojala y te deje plantada.

─ ¡En tus sueños!

La primera hora que paso Rebeca estuvo dispuesta a esperar con paciencia a mi lado a su llegada, pero las siguientes horas ella ya no estuvo dispuesta a esperar y comenzó a insistir en que volviéramos a casa, pero yo quería quedarme para seguir aguardando su llegada, pero cuando la noche tomo lugar en la gran ciudad no tuve otra opción más que volver a casa. Sin importar lo paciente que puede llegar a ser la espera la decepción hace lugar cuando aquello que más deseabas tener a tu lado nunca sucedió, pero yo me negaba a creer y aceptar que la decepción tomara su lugar, volví los siguientes restantes días de verano pero Sebastián no volvió aparecer.

En casa notaba las miradas de pena de mi familia, contemplaba la compasión en los ojos de cada persona que conocía mi historia con él y el como nunca apareció aquellos últimos días del verano. Notaba cómo me mantenían alejada de las noticias matutinas, el cómo evitan que observara el periódico o las redes sociales, el cómo incriminaban a Rebeca y la culpaban por ayudarme a salir y por algo más que jamás me dejaban escuchar, notaba como me mantenían alejada de una verdad que solamente me hacía sentir curiosidad por llegar a averiguar de lo que se trataba.

─Mónica mamá y papá llegaran tarde, ¿qué tal si pedimos pizza?

─Me parece bien.

─ ¿Te sabes el número de la pizzería?

─Ahora mismo iré a buscarlo en la guía telefónica, si vas sugerir algo Rebeca hazlo bien ─me queje mientras me levantaba de mi asiento. Entre a la oficina que mi padre tenía en casa para buscar la guía, hecho una mirada rápida al librero pero no había señales de aquel libro amarillo finalmente mi mirada viajo hacia el escrito, un cajón estaba entre abierto dejando a relucir un periódico mal doblado, aquel periódico que me habían negado tanto a mirar ahora estaba enfrente de mi con la oportunidad de leerlo. Mire hacia la puerta por miedo a ser descubierta por mi hermana, abrí por completo aquel cajo y tome aquel periódico para comenzar a desdoblarlo con cuidado.

─Mónica, ¿qué estás haciendo? ─podía sentir la preocupación en sus palabras mientras me observaba leer aquel periódico que tenía por fecha el día 21 de Septiembre y sobre el accidente el día anterior.

─Encontré el número de la pizzería ─respondí mientras le señalaba el anuncio que se encontraba a la vuelta de aquella noticia tan trágica del periódico.

─Mónica ─pronuncio mi nombre con lágrimas en los ojos mientras se abrazaba a sí misma.

─Ten y pide la pizza ─extendí el periódico pero ella tan solo me miraba.

─Vamos Rebeca tengo hambre, ¿o quieres que también pida la pizza por ti?

Ella tomo el periódico y observo la noticia de la primera plana, su mirada volvió a mí y limpio sus lágrimas con cautela, dejo el periódico de lado y me abrazo.

─Esto es extraño, ¿Por qué tan de pronto me abrazas?

─Lamento tanto no habértelo dicho antes.

─ ¿Sobre qué?

─Sobre lo de Sebastián.

─No te preocupes por él, volveré a verlo el año que viene ─sentí como el abrazo de Rebeca perdió fuerza, se alejó de mí para dejar al descubierto su rostro de confusión, me miro de pies a cabeza para finalmente retrocedió unos pasos.

─Mónica, él no...

─Sé que no te agradaba del todo, pero el volverá. El me prometió volver cada verano y yo prometí ir a verlo.

─Mónica.

─Todo estará bien, solo tengo que esperar el año que viene. Ahora pide esa pizza que muero de hambre.

A veces las verdades más crueles son las más difíciles de aceptar y por eso preferimos vivir entre mentiras que sin darnos cuenta terminan lastimándonos más que aquella cruel verdad.

Promesa de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora