Capitulo 2

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23 de Junio, un nuevo día se había presentado y debía admitir que lo sentía mucho mejor que los dos días anteriores, la calor había desaparecido un poco o por lo menos era lo suficiente tolerante para mí. El día de hoy era uno de esos extraños días donde mi cabeza no dejaba de insistir que saliera un poco para dar una vuelta en aquel parque que se encontraba cerca de casa. Espere pacientemente a que mis padres salieran al trabajo después de asegurarme que ya estuviese en camino salí teniendo siempre el tiempo límite que Rebeca me indicaba.

Miraba con total atención las nubes que adornaba en cielo, siempre estaba al pendiente de las formas de las nubes, me era interesante la variación y la libertad que cada una tenia, debía admitir que a veces en mi cabeza envidiaba la libertad que gozaban cada una y eso tan solo me hacía desear formar parte de ellas. Desvié por un momento mi mirada del cielo al oír un grito de advertencia dirigido hacia a mi, lo ultimo que recuerdo bien antes de caer al suelo fue un balón de futbol que inpacto en mi rostro.

─ ¡Hey!, pero si es la chica disculpas.

─ ¿Qué? ─pregunte con cierta confusión reflejada en mi rostro que por alguna razón aparente le causaba mucha gracia al chico ya que no dejaba de sonreír.

─Soy Sebastián el chico que tropezó contigo hace como dos días en este mismo parque, como a esta misma hora aproximadamente y cerca de aquella banca cerca de aquel árbol. Y ahora mismo soy el tipo que te acaba de golpear con el balón, lo siento tanto no fue intencional.

─ ¿Siempre eres así de raro?

─Solo durante estas épocas, tal vez sea el intenso sol o puede que sea porque soy nuevo en la ciudad y todos mis vecinos son hombres empresarios que no tienen tiempo para jugar con un joven como yo o puede que tal vez sea porque tú eres muy linda y me haces actuar así debido al nerviosismo.

─ ¿Eso fue un coqueteo?

─Yo lo llamo, la verdad.

Negué con cierto fastidio antes de llevar mi mano a mi nariz, creo que el mayor impacto se lo había llevado mi pobre nariz, observe como el chico me extendió su mano lo observe detenidamente por unos segundos, la verdad es que dudaba bastante en aceptar su ayuda pero tampoco quería ser grosera con él, tenía un dilema interno en cual se resolvió cuando el tomo mi mano sin esperar a que yo la tomara, me ayudo a levantarme y por primera vez esa enorme sonrisa desapareció mientras me miraba.

─Está un poco hinchada.

─No me digas ─respondí sarcástica y de alguna forma eso le hizo sonreír.

─Hay una farmacia cruzando el parque, creo que debería...

─No hace falta ─interrumpí al saber lo que propondría ─puedo ir yo sola.

─Sé que puedes ir sola pero me siento culpable.

─Pues en la manera en la que sonríes no pareces nada culpable.

─Te seré sincero es una sonrisa de nerviosismo y culpabilidad.

─ ¿Quieres decirme que sonríes para todo?

─Sí, estoy nervioso sonrió, tengo miedo sonrió, estoy feliz pues sonrió, me siento culpable por golpear a una chica con un balón y sonrió.

─ ¿También sonríes mientras lloras? ─pregunte bromista a lo cual el asintió mientras fingía hacer una mirada de tristeza pero con esa sonrisa adornando su rostro solamente parecía un maniático ─. Eres bastante raro.

─Lo sé, pero eso es bueno

─ ¿Por qué?

─Alguien normal como tú jamás lo entendería, necesitas convertirte en alguien raro como yo para entenderlo.

─Entonces creo que prefiero quedarme con la duda ─respondí mientras me encaminaba a la farmacia junto con el chico.

─ ¿Y vienes seguido por aquí?

─Solía hacerlo pero ahora que un tipo raro solamente me empuja y golpea con su balón creo que dejare de hacerlo.

─Eso fue cruel, pensé que ya me habías perdonado.

─Jamás he dicho que te perdonaba.

─Eso es ser rencorosa tu señorita la cual aún no se su nombre.

─ ¿Acabas de preguntarme mi nombre?

─Si, si voy a estarte tirando al suelo cada vez que vienes a este lugar al menos debo saber tu nombre para cuando tenga que ingresarte al hospital por una mala caída.

─Mónica ─respondí mientras reía a carcajadas ─.Mi nombre es Mónica.

─Es un gusto Mónica.

─Me gustaría decir lo mismo Sebastián.

─ ¿Recuerdas mi nombre?

─Solamente hace como 5 minutos que lo mencionaste.

─Pensé que tu cerebro no lo había procesado por el golpe, pero es un alivio saber que solamente tu nariz fue herida.

─Créeme Sebastián que mi nariz no comparte tu misma opinión.

─A este paso moriré por la culpa y en mi mente siempre tendré presente que tu nariz me odia.

No pude evitar reír, sus comentarios eran tan tontos, carecían de sentido común pero aun así causaban en mi un efecto de relajación, no importaba que cosa que absurda salían de sus labios de una forma u otra me sacaban una sonrisa y fue en ese preciso instante cuando la sorpresa me invadió por completo, jamás había creído posible que me pudiera reír mas con un extraño que con mi propia familia, jamás creí posible el sentirme tan feliz con alguien como el... Esos pensamientos y sentir tan solo fueron el principio de todo.

Promesa de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora