Capítulo 5

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1 de Julio 2017, ese día me lleve una grata sorpresa sobre la vida y lo insistencia que podía llegar a ser una persona.

─Por un momento llegue a pensar que jamás volvería a verte.

─¿Qué haces aquí?

─Normalmente diría que disfrutando de la bella vista y relajación que el parque ofrece, pero para senter sincero estoy aquí por ti.

─ ¿Por mi? ─pregunte incrédula mientras tomaba asiento a su lado.

─Recuerdas que después de haberte golpeado con el balón te mencione que no tenia amigos porque todos son mayores que yo ─ me limite a ser un slimpe asentimiento con la cabeza por lo cual el continuo ─pues era cierto. Aun soy joven como para ser consciente del futuro que me espera.

Observe a Sebastian de pies a cabeza, no parecía muy mayor que yo, mucho menos mas chico, por lo que me hizo cuestionarme muchas cosas sobre el.

─Pues, ¿que edad tienes?

─Acabo de cumplir 22.

─Entonces si tienes la misma edad de mi hermana debo suponer que estudias la universidad.

─ ¿Tienes una hermana?.

─Si su nombre es Rebeca.

─Y, ¿en que universidad estudia? ─pregunto con curiosidad haciéndome sentir avergonzada por la respuesta, relami mis labios angustia.

─Ella estudia en casa.

─Pero que comodo.

─No siempre resulta asi.

─Por tu respuesta debo suponer que tu también estudias en casa.

─Si ─confesé con un largo suspiro ─la verdad es que me gustaba más ir a la escuela, conocer a nuevas personas, ver los diferentes tipos de métodos de cada maestro, quejarme por la comida de la cafetería y la larga fila de espera.

─ ¿Y por qué no les dices nada a tus padres?

─Las cosas se volvieron complicadas tras un incidente que tuve hace años atrás.

─No te precionare para que me cuentes, pero creo que deberías hacer algo al respecto, nunca es bueno guardarse los buenos deseos de una vida normal.

─No es tan fácil hacer lo que se dice.

─Cuando tenía 13 años mis padres se divorciaron, fue algo realmente confuso y hasta cierto punto abrumador para alguien de mi edad, mi padre gano mi custodia pero para serte sincero siempre preferí a mi madre. Un día me atreví a decirle a mi padre que también quería convivir y hablar con mi madre, no fue sencillo ya que ellos no terminaron en buenos términos, pero con el tiempo mi padre entendió que yo estaba en mi derecho porque bueno es mi madre. Así que llegaron a un acuerdo, todo el verano me la pasaría con mi madre y ella se lo tomo de forma literal, cada principio de verano ya tenía que encontrarme aquí y al finalizar tenía que regresar a casa, con el pasar de los años me fui acostumbrando.

─ ¿Por qué me cuentas esto?

─ ¿Por qué no? Mónica jamás vivirás la vida como tú quieres si no haces nada al respecto. Escribe siempre lo que te gustaría decir, practica tus palabras para mostrar seguridad, dale tiempo al tiempo y sin importar las protestas inténtalo hasta lograrlo.

─ Me podrías repetir lo que estudias.

─Manejo de empresas.

─Haz considerado ser consejero o psicólogo.

─Lo tendré siempre en consideración ─respondió con una enorme sonrisa ─puede que lo estudie en casa cuando vuelva.

Aquellas últimas palabras me hicieron ser consciente de lo que tarde o temprano tenía que suceder.

─Eso significa que te marcharas al final del verano.

─No te sientas triste, podemos mantenernos en contacto.

─No tengo celular o alguna red social ─confesé con cierta vergüenza por ser una de las únicas chicas de 19 años sin un teléfono inteligente o alguna red social.

─Podemos atrapar alguna paloma del parque y entrenarla para que sea nuestra mensajera ─no pude evitar reír de alguna forma u otra Sebastián lograba convertir lo que a mi parecer era uno de los momentos más vergonzoso en uno de los más divertidos ─y desde aquí estoy viendo a nuestra victima mensajera.

─Sebastián deja a las inocentes palomas ─dije mientras observaba el grupo de palomas que se encontraba en el suelo ─ellas gozan de su libertad de ser simples palomas.

─Entonces podemos buscar alguna otra opción.

─Mi hermana si tiene teléfono podía preguntarle si me presta el suyo.

─ ¿Cómo es que ella si tiene y tú no?

─Digamos que la de las limitaciones soy yo. De hecho no debería estar aquí.

─Vaya eres toda una rebelde.

Abrí la boca para darle una respuesta pero el zumbido del teléfono en mi bolsillo me alarmo, Sebastián me observo con cierta intriga mientras miraba el teléfono.

¡Alerta Roja!

─ ¡Maldición! ─exclame mientras me levantaba de mi lugar.

─ ¿Cómo es que?

─Como dije antes no debería estar aquí y al ser la única con celular Rebeca me presta el suyo y ahora mismo acaba de mandarme una alerta roja.

─ ¿Eso es malo?

─Solo te diré que si mis padres no me ven en casa ya ni siquiera veré la luz del día por mi ventana.

─Sera mejor que corras como si tu vida dependiera de ello.

─La realidad es que así es, te veo mañana.

Sin esperar a su respuesta corrí por mi vida para poder llegar a casa. Desde lejos observe a Rebeca en la entrada de la casa esperándome, apenas llegue a su lado ella me mando directo a la ducha para evitar alguna sospecha de mi condición sudorosa.

─ ¡¿Dónde está Mónica!? ─oí que pregunto mamá con pánico.

─Estoy aquí ─respondí mientras con una toalla envolvía y en cabello totalmente empapado ─ ¿Qué sucede mamá?

─Dios santo pero que susto, por un momento pensé que algo grave te había ocurrido.

─ ¿De qué hablas? ─pregunte confiesa.

─Una compañera de trabajo dijo que le pario verte en el trabajo pero dijo que no estaba segura, lo más probable es que te confundió.

─Jamás saldría de casa sin tu permiso ─ese momento me sentí como la peor persona del mundo por meterle de tal manera a mi madre pero sabía que era la única opción.

─Lo sé, bueno estas bien ahora vuelve a la duche y yo volveré al trabajo.

─Te dije que estaba bien.

─Ahora no Rebeca ─mamá bajo con prisa las escaleras ya me imaginaba el escándalo que realizo en el trabajo.

─Eso estuvo cerca.

─Rebeca, necesito pedirte un favor.

─ ¿Ahora que sucedió?

Promesa de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora