Capitulo 10

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1 de Agosto 2017, esperaba un brillante sol de verano con una suave brisa refrescante, esperaba poder caminar por el parque con tranquilidad para poder conversar con Sebastián para así poder reírme de sus malos chistes pero al parecer el día había decidido que lo mejor sería mantenerme en casa. Miraba las gotas de la lluvia desde mi ventana mientras que el viento soplaba con tranquilidad haciendo más refrescante el día. Normalmente apreciaba los días lluviosos de verano pero ahora mismo los maldecía. Los últimos días se habían vuelto los más divertidos de mis días, lo que parecía insignificante para otros para mi había resultado ser uno de los rituales más especiales.

─Mónica vístete apropiadamente, tendremos visitas ─anuncio mi madre desde la puerta antes de volverla a cerrar. Sabía lo que significaba apropiadamente para mi madre, eso era negro y largo.

Negro uno de los colores que más me entristecía a la hora de usarlos y es a pesar de que representaban elegancia a la hora de vestir a mí solamente me traía muy malos recuerdos de momentos oscuros. Cuando oí el timbre baje las escaleras con pequeños saltos, pero al llegar casi a los últimos escalones frene en seco al verlo, no savia si sonreír o mantener un rostro neutral, simplemente lo observaba conteniendo una gran emoción mientras miraba como sacudía de su cabello negro aquellas pequeñas gotas que se habían colado en él, con su típica sonrisa miraba a mi madre, finalmente su vista viajo hacia a mí y Sebastián hizo lo imposible para mí, extendió esa sonrisa a no más poder haciéndome sentir que podía derretirme de la emoción.

─Mónica, porque no vienes a saludar, él es un viejo amigo mío de la escuela, vino de visita por un par de días ─Rebeca me guiño el ojo con complicidad, sentía como mis piernas temblaban a cada paso ─Mónica, él es Sebastián, Sebastián mi hermana Mónica.

─Es un gusto ─menciono mientras me extendía su mano.

─El gusto es mío ─tome su mano con cierta torpeza y aquel pequeño tacto de calidez de 3 segundo fue suficiente para mí.

─Tú debes ser Sebastián, pasa ─lo invito papá con mucho gusto ─mi hija menciono que estudias manejo de empresas, eso sí que es impresionante, dime que tal te va.

─Vamos niñas ayúdenme en la cocina ─menciono mamá mientras se dirigía a esta.

─ ¿Cómo es posible?

─No preguntes, tan solo gózalo ─aconsejo Rebeca antes de desaparecer de la entrada para dirigirse a la cocina, no pude evitar echar una breve miradita a Sebastián, creo que en verdad si gozaría del momento de tenerlo en casa.

No lo dejaba de mirar con toda la confusión presente y es que era claro que no entendía lo que sucedía, apenas ayer recordaba haber quedado en el parque para hacer nuestros típicos recorridos, incluso había hablado en la mañana para cancelarlo debido a la lluvia pero ahora lo tenía sentado a mi lado disfrutando de una cena con toda mi familia reunida, mi mirada no dejaba de observar con incriminación a Rebeca, sabía muy bien que ella había planeado todo y eso me hace pensar cómo es que lo había logrado, no cabía ni la más mínima duda, Rebeca era la mejor hermana mayor, era mi mejor amiga.

─La comida en verdad esta deliciosa señora ─alago Sebastián con su notable sonrisa haciendo que mamá se la devolviera ─en verdad me encantaría regresar para volver a probar su comida.

─Y puedes hacerlo, la próxima vez preparare algo especial ─aseguro mi madre mientras sonreía de oreja a oreja, eso solamente me indicaba una cosa, en verdad estaba encantada con Sebastián.

─Dentro de unos meses mi empresa va a reclutar novatos, ¿qué opinas si te unes? ─y al parecer por la insistencia de papá a él también le había encantado Sebastián.

─Me encantaría pero solo he venido de visita, de hecho mi padre también trabaja en una empresa y también quiere que lo ayude.

─Y lo entiendo muy bien, se nota que eres muy talentoso.

─Gracias señor Antonio ─respondió Sebastián mientras sentía como su mano buscaba la mía debajo de la mesa, tome mi vaso de agua con mi mano libre para evitar el sonreír mientras sostenía su mano, el sentimiento de su mano sobre la mía era nueva ─aunque la verdad creo que aún me falta mucho.

─Cuanta modestia ─ironizo Rebeca a lo cual el solo sonrió

─Como siempre tan amable Rebeca.

Mis padres rieron por alguna razón aparente mientras miraban a ambos y algo dentro de mí se revolvió, no resultó ser un sentimiento del todo agradable, apreté con más fuerza la mano de Sebastián y el me miro sin disimulo alguno.

─ ¿Qué sucede? ─pregunto mamá preocupada por el notable cambio de Sebastián.

─No es nada ─respondió con una sonrisa mientras me apretaba la mano ─es solo que me pareció ver una mosca.

Rebeca rio sin disimulo ante su terrible excusa y yo tampoco pude evitar reír ante la risa de Rebeca, mire a mis padres para notar su confusión ante la situación. Después de eso la cena volvió a las conversaciones entre mis padres y Sebastián, mientras que yo disfrutaba de su tacto pero la tristeza se hizo presente cuando la cena termino al igual que el tacto entre nuestras manos.

─Fue un gusto haberte tenido en casa.

─Vuelve pronto.

Con estas palabras de despedida mis padres se dieron para vuelta para marcharse pero antes de alejarse mi madre me hizo una seña para que yo también me fuera para dejar solos a Sebastián y mi hermana, no sabía si sentir celos por su libertad o confusión por la actitud de mis padres.

─Mónica que tal si esperas en la puerta en lo que a mi habitación a buscar algo para Sebastián.

Sin darme tiempo de responder Rebeca se marchó dejándome sola con él en la entrada de mi casa.

─ ¿Cuándo fue que planearon todo esto?

─Creo que podemos hablar sobre esto después, no sabemos si tus padres nos están escuchando ─me susurro en el oído ─algo que note a la perfección es que la sobreprotección solo es contigo.

─Solo fui yo la que se metió en problemas.

─Tu hermana en verdad te quiere ─se alejó nuevamente y hecho una breve mirada hacia a mi casa ─ella no va a volver.

─No, no lo hará.

─Creo que tienes razón, tal vez si le agrado un poco.

─Te lo dije.

─ ¿Nos vemos mañana?

─Hasta la pregunta ofende.

─ ¿Y en tu casa o el parque?, creo que ya notaste que le encante a tus padres.

─Presumido arrogante.

─Solo un poco ­­─su sonrisa no se borró por ningún segundo mientras me miraba directamente a los ojos y algo dentro de mí me hizo querer soltar un gran suspiro con un sentimiento desconocido ─Descansa Mónica ─beso mi mejilla haciéndome sentir un escalofrió al sentir sus labios sobre mi piel.

─Igual ─mencione con torpeza mientras miraba como se iba.

Promesa de Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora