Jungkook fue pillado tan por sorpresa que no se le ocurrió realizar una serie de saltos cortos y seguir al joven, hasta que fue demasiado tarde. Para el momento en que pensó en tamizar el tiempo, el desvencijado vehículo ya había avanzado a toda velocidad, y no tenía ni la menor idea de hacia dónde había ido. Intentó saltar en varias direcciones, pero fue incapaz de encontrarlo. Sacudiendo la cabeza volvió al banco y se sentó, maldiciéndose en media docena de idiomas. Finalmente, alguien le había visto ¿Y qué había hecho él? Dejarlo escapar.
Imposibilitado por su asquerosamente humana anatomía. Le había quedado malditamente claro que el cerebro y el pene de los varones humanos no podía mantener la suficiente cantidad de sangre para funcionar al mismo tiempo. Era o lo uno o lo otro y, al parecer, los hombres no se decidían aún a escoger uno. De haber sido un Ethereum, habría estado en completo control sobre su lujuria. Fríamente excitado, tal vez un poco aburrido (no se trataba de que no lo hubiera hecho antes; dándole unos pocos miles de años, un Ethereum tenía tiempo de haberlo probado todo) Pero siendo humano, la lujuria era mucho más intensa, y su cuerpo, al parecer, era esclavo de ella. Una simple erección podía convertirle en un maldito Neandertal. ¿Cómo ha sobrevivido la humanidad tanto tiempo? Y hablando de eso, ¿Cómo han logrado avanzar de su estado primitivo a lo que eran ahora? Exhalando un resoplido de exasperación, se levantó del banco y comenzó a pasearse de un lado a otro por el camino de adoquines del parque.
Así sucedió: Acostado de espaldas, mirando las estrellas, preguntándose dónde infiernos se había ido Hoseok durante tanto tiempo, cuando de repente, había sufrido una irritante sensación como si fuera el blanco de una intensa mirada. Había echado un vistazo, medio esperando ver a algunos de sus compañeros de juerga riéndose de él. De hecho, había tenido la esperanza de verlos. Riéndose o no. En los últimos noventa y siete días había examinado arriba y abajo buscando alguno de su raza, pero no había captado ni con mucho, un solo destello de un Dios. Había concluido finalmente que el Emperador debía haberles prohibido espiarle, ya que no podía encontrar otra explicación para su ausencia. Sabía demasiado bien que algunos cuantos miembros de su raza habrían disfrutado la visión de su sufrimiento.
Había sido visto, no por sus compañeros, sino por un hombre. Un humano, iluminado por aquello que no poseían los de su especie, resplandeciendo desde su interior gracias al suave brillo dorado de su alma inmortal. Un joven lujuriosamente sensual además, con aspecto infantil. Cabello rubio visado, con mechones cortos desparramados alrededor de un rostro delicado, de formas perfectamente simétricas. Enormes ojos, un poco elevados en los rabillos, una barbilla delicada y una boca llena, lujuriosa.
Un destello de fuego en su intensa y felina mirada dorada, era la prueba de ese apasionado temperamento que siempre lo excitaba. Piernas largas y torneadas y un culo delicioso. Instantánea y dolorosamente se puso duro como una roca. Y durante unos pocos momentos críticos, el cerebro no le había funcionado en absoluto, aunque sí el resto. Estupendamente bien, de hecho. Pero su cerebro no. Maldecido por el triunviratum, se había mantenido célibe por tres largos e infernales meses. Y su mano no contaba.
ESTÁS LEYENDO
El Inmortal
FanfictionJeon Jungkook, un Dios de la corte celestial del Emperador de Jade, ha sido castigado de la peor forma posible para un Dios. Ha sido convertido en humano con una de las más potentes maldiciones: Nadie lo puede ver, oír o sentir. Kim Tae Hyung es un...