Jungkook llegó a la entrada de la casa preparado para ser un poco amable con el joven. Después de todo, el joven había huido de él antes, obviamente intimidado por su abrumadora masculinidad y su épica sexualidad. Las mujeres y los hombres a menudo tenían esa reacción hacia él, especialmente cuando se quitaba sus pantalones. O la túnica, según el siglo. También estaba preparado, sin embargo, para que sus inhibiciones cayesen rápidamente, como sucedía con todas las mujeres y hombres que veían su maravillosa apariencia de cerca. Luego, muchas de ellas y ellos, simplemente se lanzaban hacia él en un asalto frontal lleno de frenesí sexual. Él había estado entreteniéndose únicamente pensando en esa posibilidad, su cuerpo entero apretado con la lujuria, mientras le seguía la pista con la información que había obtenido en la sala llamada "Recursos humanos".
Pero nada de su enorme repertorio de experiencias lo había preparado para Kim Taehyung. El pequeño brujo sanguinario no reaccionó como ninguna mujer u hombre que hubiera encontrado antes. Le lanzó una mirada horrorizado, echó hacia atrás el brazo, se armó de valor, y le aplastó la cara algún tipo de cartera que llevaba en las manos. Entonces cerró de golpe la puerta y echó la llave. Dejándole en el umbral, sangrando. ¡Sangrando, por El Emperador! ¡La sangre goteaba de su labio! Bien, acababa de conseguir la confirmación de que él era totalmente inmune al efecto triunvirato, o nunca habría sido capaz de romper su labio. No era de ese modo como Jungkook había imaginado aprenderlo. Sus ojos se estrecharon, enseñando los dientes con un gruñido. ¿De dónde diablos había venido eso? Nunca había sido golpeado por ningún hombre. Ningúno había levantado su mano alguna vez contra él. Los hombres solo lo adoraban. Nunca conseguían bastante de él. ¿Cuál era, sangrientos infiernos, su problema? Maldito muchacho del demonio. Uno nunca podía predecir el temperamento de estos jóvenes fogosos y caprichosos.
Jungkook arqueó una ceja, tratando de comprender su reacción. Se echó un vistazo a sí mismo. Ninguna parte de la maldición del Emperador le había golpeado en lo que de él se veía, transformándole en algo horrible mientras no había estado prestando atención. Todavía tenía su habitual e irresistible atractivo: sexy, de negros ojos, musculoso, pero elegante, que desquiciaba a hombres y mujeres. Después de esa momentánea reflexión, decidió que él solo quería fingir rudeza. Le gustan los hombres dominantes, agresivos y peligrosos. Se encogió de hombros. Muy bien. Después de tres infernales meses de estar maldito, tres miserables meses de celibato, se sentía todo eso y aún más. Podría usar un atajo.
* * *
Taehyung estaba en la puerta principal, su mano apretada sobre el pomo de la puerta, cuando de pronto, la puerta trasera se abrió con un estallido, las astillas de madera se clavaban en el marco de la puerta y había trozos de cerrojo roto por todas partes. El metal y la madera gritaron su protesta como si setenta kilos de Dios furioso hubiese pasado a través de ellos. Sabiendo que tenía la delantera por unos pocos y preciosos segundos, él giró la manilla y jaló bruscamente la puerta, sólo para sentir el ruido sordo de sus palmas a ambos lados de su cabeza, cerrándola de nuevo. ¡Imposible! ¡De ninguna manera eso podía moverse tan rápido! Pero lo había hecho, y ahora estaba atrapado: una dura puerta por delante y ese Dios aún más duro por detrás. Durante unos frenéticos momentos Tae luchó y se retorció, tratando de escapar, pero eso se movió con él pareciendo anticiparlo en cada movimiento, poniendo sus manos a ambos lados de Tae, enjaulándole contra su poderoso cuerpo. Incapaz de escaparse, él se revolvió aún más como un animal acorralado. Docenas de cosas por decir se agolpaban en su mente, todas ellas comenzando con un pequeño y patético ¡Por favor! Pero estaría condenado si le implorase; Probablemente eso disfrutaría con ello. Se mordió la lengua y permaneció con la boca firmemente cerrada. Si iba a morir, moriría orgulloso. Poniéndose estoicamente rígido, se preparó para encontrarse, no importaba con qué clase de espeluznante final que eso tuviese previsto para él. Pero al final, se dio cuenta de pronto, que no era eso lo que la cosa tenía en mente en absoluto. Raspando su mandíbula contra el cabello de Tae, eso gruñó bajo en su garganta, y no había error al considerar ese hambriento y sensual sonido. Oh, Dios pensó salvajemente, justo como los Libros decían, eso va a tratar de seducirme antes de matarme. Eso cogió sus manos, y aunque Tae luchó salvajemente, no era ningún impedimento para su inmensa fuerza. Estirando sus brazos por encima de su cabeza, la cosa puso sus palmas contra la puerta y moldeó todo ese cuerpo de Dios durísimo contra el suyo. Los ojos de Taehyung se agrandaron. Su primera percepción prohibida, absolutamente electrizante de un Dios. Y con ello, la respuesta a una pregunta que había estado tratando desesperadamente de no hacerse durante años. ¿Ellos no se sentían como hombres mortales? Al menos como ninguno al que Tae hubiera sentido alguna vez. Tragó saliva. A pesar de la ropa entre ellos, su piel echaba positivamente humo donde Jungkook le presionaba. Cielos, pensó débilmente, ¿Qué se sentiría al frotar su cuerpo desnudo contra el de un Dios? ¿Podría inflamarse en llamas eróticas? ― ¿Este es el tipo de romance salvaje que quieres entonces?― Por un momento el cerebro de Taehyung fue incapaz de procesar el contenido de lo que había dicho, abrumado por la sensación: la dura masculinidad aguijoneándole desde atrás; la picante esencia masculina de eso, el bochornoso calor que eso emitía; la seductora, profunda y extrañamente acentuada voz. Tae se derretía, las rodillas derritiéndosele como la mantequilla... inspiró profundamente fortaleciéndose y se obligó a concentrarse en la voz; culta, sofocante, aterciopelada. Elegante, grave, con un acento exótico. Un acento sobre el cual no querría apostar, acerca de si alguna persona viva había escuchado en miles de años. Lleno de sedosos balanceos de vocales y r y g rodando por su lengua. Entonces el contenido de su pregunta tardíamente penetró su cerebro y le ofendió tanto que todo lo que pudo decir fue — ¿¡Eh!? — Dime tu fantasía, humano —, ronroneó éso, sus labios abrasando el borde de su oreja, enviando temblores a lo largo de su columna vertebral. — ¿Es la esclavitud? ¿Unas cuantas palizas? —. Un lento, duro y sensual empuje contra su centro puntualizó la última pregunta. — ¿O sólo un buen y duro polvo?― Tae abrió y cerró su boca varias veces, pero ningún sonido salió. Entonces, benditamente, el ultraje reforzó su columna y liberó su lengua. — ¡Ooh! ¡Nada de eso! ¡Mi fantasía sería que me quitaras esa...esa... cosa del trasero! — No quieres decir eso —, fue su profunda respuesta, seguro de sí mismo. Acompañado por otro movimiento pecadoramente erótico de sus caderas. ¿Podrá ser más arrogante? — Claro que lo quiero. Lo digo en serio. ¡Apártalo de mí!― Antes de que hiciera algo realmente, pero verdaderamente estúpido, como presionarse contra eso la próxima vez que le rozase. Ay, vamos, Taehyung; esto es lo más excitado que has estado en toda la vida dijo una diabólica y provocativa voz (una que sonaba sospechosamente como la de un quinceañero) ¿Qué daño podría hacerte conseguir finalmente saborear un poco de un Dios? Tae ya estás listo para eso. ¡Está aquí para matarnos! Respondió él ferozmente. No sabemos eso. Silencio, luego un lastimero: Y si es así, ¿Realmente quieres morir virgen? Taehyung se horrorizó al darse cuenta de que por un momento él realmente se distrajo con esa pregunta como una autentica vía de exploración. Razonable. Cuerda incluso. Qué triste debería ser morir virgen. Oh, no seas niño, se enfureció, recobrando sus sentidos, este no es un cuento de hadas.
Eso intentó darle vuelta entonces, y él estableció una momentánea y pequeña batalla sin sentido contra eso, sintiéndose pesado y lento al pensar en brazos de eso. Sabía que esto era estúpido, que sólo lo detendría por un tiempo, pero lo detendría todo el tiempo que pudiera conseguir. Sentirlo detrás de él era bastante malo; verse forzado a mirarle mientras lo tocaba sería completamente devastador.
Eso le cogió y le hizo girar. Literalmente le arranco a la fuerza del suelo y le hizo girar sobre sí mismo, depositándole sobre sus pies otra vez. Tae centró su fija mirada a la altura de la vista: sus labios. Maldita la cosa por ser tan grande y hacerle sentirse tan diminuto e indefenso. Eso puso un dedo bajo su barbilla. — Mírame —. Otra vez, esa oscura y extrañamente acentuada voz le acarició. Debería haber una ley contra los hombres Dioses que tuviesen tales voces, pensó malhumoradamente. Mantuvo su barbilla firmemente abajo. Él sabía cuán cruelmente erótico era "eso". También sabía, la pequeña discusión que había tenido consigo mismo representaba muy bien ese punto, que tenía que bloquear esa peligrosa fascinación por los Dioses en su interior. Y ese corcho ya estaba demasiado presurizado, a punto de estallar. — Dije —, eso repitió lisamente, un indicio de impaciencia afilando su tono, — Mírame Kim Taehyung ―Lo que su magnífico acento hizo a su nombre y apellido estaba simplemente más allá de la descripción. Nunca supo que su nombre podría sonar tan erótico. De ninguna forma alzaría la vista. Hubo un momento de silencio, luego eso dijo burlonamente. — A las buenas o a las malas, pavo real. ¿Qué pasó con el chico que me golpeó y me hizo sangrar?― Su cabeza se alzó y le miró fijamente a su oscura y esculpida cara: los Dioses no sangraban. Había sangre en su labio. Gotas carmesí goteaban de la comisura de aquella fina y sensual boca, haciéndole parecer aún más primario y peligroso. ¿Sangre? Tae boqueó, tratando de comprender lo que veía. ¿Era un Dios o no lo era? ¡Los libros decían que lo era! ¿Qué estaba pasando en el mundo? — Tú lo hiciste. Te doy la oportunidad de curarme antes de que decida reclamar venganza a cambio —. Su ardiente, oscura y fija mirada, se dirigió a la boca de Tae y se concentró allí. — Tu lengua servirá bastante bien. Venga, un beso para compensar― Cuando él frunció el ceño y no se movió un sólo milímetro, eso le dirigió una sonrisa tranquilamente presumida. — Oh, vamos bebé... saboréame. Ambos sabemos que quieres hacerlo― Su arrogancia suprema (sin importar que estuviese en lo correcto acerca de su deseo de saborearlo) le empujó al borde. Se había levantado hacía veinticuatro horas exactamente y estaba emocionalmente agotado por lo que había sido el día más horroroso de toda su vida. Comenzaba a sentirse extrañamente entumecido, casi más allá de la preocupación. — Vete al diablo, Jeon Jungkook — siseó. Por un breve momento eso pareció completamente desconcertado. Entonces echó su oscura cabeza hacia atrás y rió.
Tae tembló cuando el sonido le recorrió, comenzó a recorrer el cuarto, resonando en los altos techos. No era una risa humana. Definitivamente no humana. — Ah, bebé, realmente ya estoy allí —. Cubrió su mandíbula con su gran mano y le hizo inclinar la cabeza, aprisionando su mirada con él. — ¿Sabes lo que eso significa?― Tae negó con su cabeza fuertemente, tanto como pudo con el rostro sujeto por su implacable agarre. — Eso significa que no tengo nada más que perder — Presionando la yema de su pulgar contra su labio inferior, forzó la boca de él a abrirse y comenzó a bajar su cabeza contra la suya. — Pero apostaría que tú sí. Apostaría que tienes toda clase de cosas que perder, ¿No es así, Taehyung? ―
He dicho que tengo mucho que estudiar?
Que vivo en casa de la Gestapo?
Que esta historia es estupenda y me encantaría darle más tiempo. Sorry
Disfruten... se vienen cosas interesantes
Si pasan por aquí dejen comentario, sugerencia y estrellita
Gracias por leerme. Bstosssss
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El Inmortal
FanfictionJeon Jungkook, un Dios de la corte celestial del Emperador de Jade, ha sido castigado de la peor forma posible para un Dios. Ha sido convertido en humano con una de las más potentes maldiciones: Nadie lo puede ver, oír o sentir. Kim Tae Hyung es un...