Recta final.

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Romano suspiró con lentitud y suavidad, apoyando su espalda en él pecho ajeno, acunandose en él lento y acompasado retumbar. Pese a que él estaba tranquilo, España estaba tenso.

-Antonio, si quieres preguntar algo, solo dilo. No te voy a cortar la lengua. -Recalcó, cerrando sus ojos, lentamente. Aparentemente había dado en él blanco, ya que él hispánico había empezado a temblar.

-¿Como lo haces?... -Murmuró con suavidad. Lovino ya sabia a que se refería. Había pasado una semana desde él funeral y, de todos los países, él era él único que era capaz de cerrar sus ojos sin él temor constante y consiente de que esa gente, esos monstruos, eran capaces de ultimar a un país.
Con un suspiro, el italiano tomó la mano ajena, dirigiendola al propio cuello. Él hispánico podía sentir él tacto de la piel suelta de una cicatriz. Italia suspiró, separandose, desabrochando uno a uno los botones de su camisa.

-Lo quiera o no, soy como ellos, España. -Murmuró lento él latino. -Solo que ellos acabaron él tratamiento, con todos sus costos. Yo no, por lo que me puedo defender... Mas o menos. -Suspiró.

Él íbero lentamente recorrió con sus dedos la espalda ajena, llena de laceraciones. La principal, a la altura de la nuca.

-Explicate. Nunca me dijiste que diablos te hicieron en esos cinco años. -Roma suspiró, jugando con él cabello ajeno.

-No es importante, España. Es pasado. -El ibérico, claramente fastidiado por esto, alejó la mano de su cabello.

-¡No es importante nada! -Chilló. -¿¡Acaso no confías en mi?! ¿¡Tanto que no puedes decirme?! -Los verdes intensos de sus ojos se tiñeron de lágrimas. -¿¡No ves que noto que sufres?! ¿Acaso... No lo notas?... Como me duelen tus noches de insomnio... De pesadillas... -Él italiano sintió como el se le pegaba a la espalda. -De decirme "Estoy bien" mientras tiemblas de terror...

-Antonio... -Susurró él joven italiano, cerrando sus ojos un segundo, y suspirando. -No quiero contarte, para ser sincero, por que no se quien tuvo la fantástica primera idea de todas, -Ironizó. -pero quien lo hizo es un bastardo de mierda...

-Roma, escuché cosas muy retorcidas, aun que no se note. -El joven italiano rió. -Pruebame, Lovino.

-Todo comenzó con una droga de diseño. Apudanimozina. Apud, del latín adentro, animo, del latín mente. Adentro de la mente. Es un compuesto extraño que, aparentemente, estimula ciertas zonas del cerebro para conseguir... -El se detuvo por un momento, buscando él termino correcto que, además, se escuchase bien. -Llamemosle "telequinesis artificial", ya que ni yo se como explicarlo... -Suspiró, cerrando sus ojos. -Son tres dosis. Una al año, por media década consecutiva, con entrenamiento de por medio. Él cerebro no aguantaría que dos dosis fueran dadas juntas sin... Bueno, freírse. Literalmente. -Soltó un respingo. -Pero... El lugar en el que la droga se inyecta, directamente en la medula espinal, y los efectos que esta tiene, son él infierno en vida. Imagínate. Lo mismo que yo pensé la primera vez. Que me estaban inyectando agua hirviendo. -Al español le corrió un escalofrío. -... Y nada mas. Creo que eso es todo.

-Me dijiste que ellos, tus amigos, acabaron el tratamiento con todos sus costos, y me dijiste que son tres dosis, por media década, osea, cinco años. ¿A que te refieres? -Indagó él español, logrando hacer que él joven mirara al cielo.

-Son tres dosis, son cinco años, pero yo no me atreví a tomar la tercera dosis. -Antonio lo miró fijamente, extrañando. -La apudanimozina, mas específicamente, la ultima dosis, daña él cerebro. Gravemente. -España empalideció.

-¿Como dices?

-Daña el cerebro, Antonio. A mi no me lo dijeron hasta que estaba a punto de tomarla. Si lo hubiera sabido desde él principio, nunca habría aceptado. -El joven suspiró. -En cambio, para hacer equivalencia, recibí una segunda dosis número dos. Él primer año recibes la dosis numero uno, él segundo la número dos, él tercero la numero tres. Difieren una de otra en la concentración. Como comparar pastillas para dormir con sedante para una cirugía. -Le dio a Antonio él tiempo para procesar la información, y luego habló. -¿Algo mas?

Aquí Lo DejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora