Capítulo 1

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Estaba de compras en el supermercado cuando lo vi.

Se veía tan guapo, varonil y sexy. Había volteado hacía donde yo estaba, había sonreído. Podría ser un patán pero perderme en los brazos de un hombre así valdría la pena, sonreí coquetamente y mi intento de seducción desapareció en el momento en el que del bolsillo de su chamarra sacó un bastón para ciegos y lo extendió.

No podía moverme, él empezó a caminar en mi dirección, su bastón pasó entre mis piernas que tenía abiertas y a pesar de lo inminente no pude quitarme y él chocó contra mi.

--Lo siento -- dijo apenado, su voz era como una caricia.

--Perdóname tu, estaba muy distraida-- Le dije.

--Tienes una voz hermosa-- Dijo en un susurro.

--Gracias-- contesté. Él estaba sonrojado -- Hay muchos niños jugando en el pasillo ¿quiere que caminemos juntos?-- Le dije mientras acercaba mi mano a su mano, una descarga de electricidad pasó por mi en cuanto lo había tocado.

Él tomó mi mano y me dijo tímidamente:

--Gracias--

--¿Vas a comprar algo más?--

-- No, me dirigía a pagar--

--Perfecto, yo también-- Mentí, no llevaba más que un jugo y debía de hacer la compra de la semana.

Cuando llegamos a la caja me dijo:

--Tu primero--

Coloqué el jugo y luego la barra que divide para que él pusiera lo que llevaba en su canasta. Eran los ingredientes para preparar pasta, un pequeño pay y una botella de vino blanco.

Cuando terminó de poner las cosas quitó la línea que dividia las compras

--¿Por qué la quitas? -- Le pregunté.

--Solo llevas un jugo déjame invitartelo como disculpa--

-- No tienes porque yo fui la que se puso en medio--

No puede decir nada más, la cajera había empezado a cobrar los artículos uniendo mi jugo a los de él.

Empecé a poner las cosas en bolsas. Él pagó. Extendió su mano buscando las bolsas yo se la tomé y se las puse encima.

--Gracias--

-- De nada y que disfrutes tu cita-- Le dije.

--¿Mi cita?-- Preguntó mientras salíamos, me detuve afuera de la tienda.

--Por lo que llevas pensé que sería para preparar una cita romántica, solo te faltan las velas--

--Esas ya las tengo en casa, pero no tengo ninguna cita. Voy a cenar yo solo-- lo último lo dijo cabizbajo.

--Pues por la cantidad que llevas debes ser un tragon -- Me reí.

-- No como tanto-- Se rió-- ¿Si quieres te podría compartir?-- Había dicho en son de broma o eso creía yo.

La cordura me gritaba que me despidiera pero algo en ese chico me hacia sentir atraída.

-- ¿Me estás invitando a cenar?-- Le pregunté.

Él se puso rojo hasta las orejas y dijo:

--Si fuera así, ¿cuál sería tu respuesta?--

Lo pensé el tiempo de una respiración profunda y dije:

--Si--

Él sonrió de forma tan sexy que casi me derretí en ese momento.

--¿Te paso mi dirección?-- Dijo con duda.

Tu Oscuridad Es Mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora