Capítulo 21

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Había sido un fin de semana increíble, habían pasado varias cosas muy buenas, a pesar de que el incendio no fuera una de ellas, el hecho de que gracias a mi idea tres personas se hubieran salvado era una sensación subrealista, saber que había ayudado me hacía sentir muy bien, sobre todo al estar ciego, como persona normal el hecho de saber que puedes ayudar es importante, pero como discapacitado es aún más, me sentía muy alegre.

Además de que había sido un buen fin de semana con Anna, se había portado de forma muy cariñosa, me costaba no mal interpretar sus acciones, algunas me daban a entender que podríamos retomar lo que teníamos y otras me decían que solo me quería como amigo, era muy confuso, pero aún así había disfrutado de sus lindos detalles, me sentía más unido a ella.

El lunes en tarde había quedado de verme con Julio para pasear a su perro. Después de dar unas vueltas nos habíamos sentado en una banca, estábamos platicando cuando me dijo:

--¡Ahí esta!, que coincidencia cósmica, es la chica de la que te hablé, vamos a que te la presente--

--No gracias, ve a saludar tu, yo aquí te espero y por favor no insistas en presentármela es muy incómodo --

Y era real no quería pasar por eso, escuché como se alejaba, al parecer la chica se había sentado en otra banca unos metros atrás de donde estábamos.

--Hola A... ¡No estas ciega!-- Escuché que Julio decía en tono de reclamo.

--No, perdón por no habértelo dicho antes-- Y cuando escuché esa voz se me helo la sangre, era la voz de Anna, no sabía si pararme corriendo o esconderme, lo que si había hecho era no voltear para atrás que era de donde venía el sonido de sus voces.

--¿Por que aparentaste estar ciega y por tanto tiempo?-- Julio seguía muy sorprendido, yo tenía curiosidad de la respuesta, no entendía a que se refería, ¿Anna había fingido estar ciega?

--Déjame te explico-- Oí una respiración resignada de Julio y el sonido de que se había sentado --hace unos meses conocí a un hombre increíble que me enseñó a ver el mundo de otra forma--

--¿Era ciego?-- Preguntó Julio.

--Si él es ciego, por cuestiones personales tuve que separarme de él pero seguía interesada en conocer lo que es el mundo sin ver, una maestra me recomendó que descubiera si era algo que me gustaba a mi o algo que hacía solo por él, por eso me incribí en la escuela para ciegos, el director me dijo que para que la experiencia fuera real debía de permanecer a ciegas por lo menos 21 días--

--Por eso usabas los lentes tan oscuros--

--Efectivamente por mes y medio no vi nada--

--¿Y cual fue tu experiencia? ¿Valió la pena?--

--Mucho ha sido una de las experiencias más maravillosas que he tenido, no te voy a negar que al principio me costo trabajo y que no es una forma fácil de vivir, pero tiene sus recompensas, la manera en la que disfruto con mis otros sentidos es increíble--

--¿Pero fue demasiado dificil para ti continuar siendo ciega y por eso lo dejaste?-- Su tono de reclamo no me había gustado, pero tenía mucha curiosidad de su respuesta, yo no sabía que Anna había ido a a una escuela para ciegos, ni que había experimentado por tanto tiempo el no ver, desde que había regresado la había sentido diferente, se comunicaba conmigo de una mejor forma, me describía las cosas con más claridad.

--No, lo que pasa es que soy artista y necesitaba ver unas pinturas para saber si podía restaurarlas--

--¿Y que tal te fue con tu novio ciego fue difícil estar con él? ¿Podrías volver a estar con alguien ciego?--

Tu Oscuridad Es Mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora