Capitulo 33

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Los niños estaban aburridos de estar encerrados, habían estado llorando por más de una hora y no sabía que podía hacer, además de que extrañaban a sus papas, de repente entro el sujeto.

--¡O se callan o los mato!-- Les gritó muy enojado, los pequeños se callaron por un momento ante la sorpresa del grito pero después la niña pequeña empezó a llorar con más fuerza, el sujeto se acercó con toda la intensión de pegarle me puse en medio y él me soltó un golpe muy duro que me tiró al suelo, al ver que la amenaza era real los niños se abrazaron entre ellos y se quedaron quietecitos --La próxima vez le pego a ella y a ustedes-- Dijo y salió del cuarto, la niña grande se acercó a mi.

--¿Estas bien?--

--Si preciosa no te preocupes-- La verdad es que me dolía mucho el hombro que era donde me había pegado, pero tenía que ser fuerte por los pequeños, rebusque entre las cosas que había en el cuarto, encontré unas hojas en blanco y colores, les dije que le hicieran unas cartas a sus papas, que dibujaran algo que los hiciera feliz y después hicimos figuritas con papel.

--¿Qué demonios hacen?-- Dijo Raquel cuando entró con algo de comida.

--Haciéndole unas cartas a nuestro papis-- Dijo la niña con voz tímida.

--Me parece una estupenda idea, ya pronto los van a ver, si pagan el rescate como les dije, mañana mismo me deshago de ustedes mocosos infernales-- Dijo con lo que parecía una sonrisa y se fue. Los niños se pusieron muy contentos, yo quería saber que planeaba hacer conmigo ¿querría un rescate? de ser así para que la escenita de cortar con Mateo, tal vez solo me estaba usando para cuidar a los niños y una vez que los entregara me iba a matar, a pesar de lo horrible que sonaba eso, parecía la opción más lógica.

--¿Podrías hacerme un sobre para la carta de mis papas?--

--Si pequeña--

Como a las diez de la noche que los niños ya estaban dormidos escuché mucho alboroto fuera de la recámara, me asomé con cuidado para ver, era Raquel y el sujeto, tenían una mochila y empezaron a sacar fajos de dinero.

--Somos ricos-- Decía Raquel con alegría.

--¿Y que quieres hacer con la muchacha?-- Le dijo el fulano.

--Mandarsela a su novio en cachitos, pero de eso ya nos ocuparemos mañana, hay que celebrar que somos ricos, voy a comprar comida fina, tu vigílalos--

Se me revolvió el estómago, me iban a matar pero probablemente no de una forma linda, no podía dejar de pensar en mis papas, en mis hermanos, ¿Me iría a reunir pronto con ellos? Pensar en eso me hacía sentir más aceptable el hecho de que iba a morir, pero pensar en Mateo me rompía el corazón, no quería que sufriera, no quería separarme de él, quería vivir para estar a su lado, lo amaba mucho.

En la madrugada, escuché como se abría la puerta.

--Vamos mocosos es hora de que se vayan, caminen--

En lo que los niños salían el sujeto me había puesto unas esposas y me había atorado a un tubo que estaba en la pared.

--¿Y Anna, no viene con nosotros?-- Preguntó el niño con miedo en su voz, antes de que Raquel contestara le dije:

--Yo los veo luego, ustedes ahorita van a ir con sus papas, que alegría, yo los voy a ir a visitar a su casa después de unos días ¿De acuerdo?--

La niña grande se regresó a tomar las cartas para sus papas y antes de salir me abrazó.

--Te quiero mucho Anna-- Se me hizo un nudo en la garganta, no pude contestarle nada solo le sonreí.

Raquel los sacó y él fulano también salió dejándome esposada, en cuanto habían cerrado la puerta me había dejado caer sentada, sin ellos un miedo terrible me invadió, había suprimido ese sentimiento para ser valiente por ellos, pero sabía que me iba a morir y que no había nada que pudiera hacer para evitarlo.

Tu Oscuridad Es Mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora