Capitulo 17

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--Hola Mateo ¿Cómo has estado?-- Me saludó Julio un amigo al que había conocido en el centro para ciegos.

--Bien Julio ¿Y tu?--

--Muy bien, conocí a una chica perfecta para ti--

--Ay vas otra vez-- En otras ocasiones había intentado emparejarme con mujeres que conocía--¿Y por qué no sales tu con ella?--

--No amigo esta muy por encima de mi nivel, esta buenísima y tiene una cara hermosísima, las mujeres así no se fijan en hombres como yo, deben de ser del tipo de modelo de revista como tu--

--Pero que no estén ciegos-- Le dije.

--Ella es ciega-- Me había planteado alguna vez salir con mujeres ciegas para que la cosa fuera más pareja pero me sonaba imposible, como ciego requería ayuda y en asuntos de pareja no me imaginaba a alguien entre nosotros ayudándonos. Pero además lo más importante era que yo no quería estar con nadie que no fuera Anna.

--No gracias, ¿Vamos a ir al parque o no?-- Le dije para cambiar de tema.

--Si vamos-- Me dijo riéndose, unos meses atrás le habían dado un perro guía y tenía que salir al parque todos los días, por lo que algunas veces yo lo había acompañado.

Cuando regresamos del parque no podía dejar de pensar en Anna la extrañaba muchísimo, unos días más que otros y ese día no podía sacarla ni un segundo de mi cabeza antes de llegar a mi departamento, pasé al de Anna, quería sentirla aunque fuera de modo imaginario.

Al entrar escuché:

--¡Mateo!-- Era la voz de Anna con una mezcla de sorpresa y susto, no esperaba que estuviera allí, no sabía que hacer una parte de mi moría de ganas por correr a besarla pero otra no sabía como actuar, tal vez ella solo había ido a su departamento y no quería verme.

--Hola Anna perdón por entrar así a tu departamento, no sabía que fueras a estar aquí--

--No te preocupes, me voy a acercar a ti--

En cuanto ella puso su mano en mi mejilla un corriente electrica recorrió mi piel, yo estaba quieto no podía moverme, de repente ella besó mi mejilla. Había sentido una gran  desilusión, había esperado que me besara la boca no la mejilla. Tal vez sus intensiones no eran regresar a lo que teníamos.

--¿Cómo has estado Mateo?--

--Bien, ¿Quieres quedarte a cenar?, puedo preparar algo--

--Si claro--

--¿Vamos a mi departamento? ¿o nos vemos en un rato para la cena?--

--Vamos-- me dijo ella --Gracias por cuidar de mi departamento tan bien--

--De nada-

La sentía diferente, no podía explicar la sensación pero no era la misma Anna con la que yo había estado, se oía más segura, más tranquila, no podría explicar con palabras pero esa sensación me preocupaba, quería preguntarle si había decidido regresar conmigo pero una respuesta negativa no era lo que quería escuchar por eso mejor evitaba la pregunta y disfrutaba el tiempo juntos sin importar cuanto fuera.

--Cambiaste algunas cosas, me gusta el acomodo--

Había quitado una pequeña mesa y su contenido porque en un momento de depresión había arrojado algo contra ella y se había roto.

--¿Qué tal las cosas por grupo AIMA?-- Me preguntó, ese era un tema del que si quería hablarle.

--Muy bien, la empresa a crecido un 25%, nuestros ingresos para el año que entra van a ser de 125 millones, además de que posiblemente podríamos ampliar a otras divisiones--

Tu Oscuridad Es Mi FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora