Capítulo 4

40.6K 3.2K 433
                                    

— Adelante — le indiqué que pasara a la persona que había tocado la puerta, la puerta se abrió y por ella entró la asistente de mi madre.

— Princesa Arabelle, sus padres solicitan hablar con usted — dijo Mary-Anne.

— Bien, bajaré en un momento — le dije sonriéndole y ella salió de la habitación.

— Volveré — le mencioné a Corey, él solo me respondió levantando su pulgar sarcásticamente y yo negué con la cabeza, sonriendo mientras me volteaba y salía de la habitación.

Bajé por las escaleras y caminé hacia la oficina donde se encontraban mis padres.

— Toma asiento, querida Arabelle — mi padre profirió cuando entré, yo hice lo que me ordenó y me senté en la misma silla en la que me había sentado esta mañana.

— ¿Para qué me necesitas? — consulté a mi padre.

— Quiero que sepas que tu escla... — no terminó de decir la frase porque lo interrumpí.

— Corey — le corregí.

— Bueno, Corey, asistirá contigo al colegio a partir de mañana — continuó diciendo mi padre.

— ¿Por qué? — le interrogué por curiosidad.

— Porque una de las razones por la cual quería que tuvieras un esclavo, era por protección y como no tienes protección en la escuela, es mejor que te acompañe para que no estés completamente sola — argumentó mi padre.

— Bien — mencioné despreocupadamente.

— La fiesta comenzará a la seis, no lo olvides — dijo antes de que abandonara la habitación.

Regresé a la habitación de mi hermano y Corey se encontraba de pie junto a la cama, justo donde o había dejado, caminé en su dirección y me senté a un lado de donde estaba parado.

— Tendré una fiesta de cumpleaños, supongo que será al menos un poco divertida, ¿te gustaría asistir? — le pregunté levantado mi mirada hacia él.

— ¿Tengo opción? — me respondió dándome una mirada incrédula.

— Obvio, es por eso que te estoy preguntando — objeté.

— ¿Te parece que me importa? — inquirió cortante.

— No — le respondí y él me dio una mirada que me dio a entender que quería que me callara.

— No tienes que ir si no quieres — dije sin tomar en cuenta su mirada que me decía que callara.

— ¿En algún momento pararás? — inquirió rodando los ojos con molestia.

— ¿Parar con qué? — pregunté confundida.

— Deja de fingir ser amable — replicó bruscamente.

— No estoy... — no pude terminar la frase, porque una voz me interrumpió

— Ni lo intentes, no caeré en tu juego — objetó descortés.

— Solo esperaba que pudiéramos ser amigos — declaré con tono amable.

— Apuesto que lo hacías — dijo sarcásticamente.

— ¿Hay algún problema con eso? — inquirí con curiosidad.

— Si que lo hay.

— ¿Cuál? — le interrogué.

— ¿Eres estúpida o te haces la estúpida?, me compraste en una maldita subasta y piensas que yo quiero ser tu amigo, jódete — habló violentamente.

— No fue mi idea, yo no quería comprar un esclavo — le aclaré.

— No me estas convenciendo, intenta un poco más — dijo con desdén y una voz condescendiente.

Suspiré con desesperanza, no estaba llegando a ningún lado y esto no estaba saliendo como yo pensaba, no diría nada más sobre el tema, no quería verlo más enfado.

— Voy a ayudar a preparar las cosas para la fiesta — murmuré casi inaudible, me puse de pie y salí apresuradamente de la habitación.

Suspiré con cansancio y caminé por el pasillo hacia la habitación de mis padres ¿Qué demonios iba a hacer con un vampiro?, él me odiaba y yo no era nadie para decirle que no lo hiciera.

Una vez que llegué a la habitación de mis padres, me asomé por entre el rabillo de la puerta y me encontré a mi madre con su estilista, preparándose para la fiesta.

— Querida — saludó mi madre, su cabello rubio rojizo estaba rizado elegantemente alrededor de su cara en forma de corazón — yo solía tener mi cabello como el de ella antes de pintármelo de color negro, aún recuerdo que mi madre casi se desmaya cuando un día llegué con mi cabello teñido de color negro. Aunque eso ya fue hace varios años, yo todavía creo que sigue enojada.

— Hola mamá — saludé entrando en la habitación.

— No te estás arreglando para la fiesta — profirió mi madre.

— ¿Se supone que lo debería de estar haciendo? — inquirí.

— Tengo tu vestido — informó mi madre señalando una bolsa de ropa sobre la cama.

Caminé arrastrando los pies en dirección a la bolsa y examiné el interior de esta, saqué el vestido, era hasta las rodillas y estaba hecho de terciopelo negro, con un escote de corazón.

— Wow, mamá es muy hermoso — declaré sorprendida.

— Sabía que te gustaría.

— Y claro que tenías razón — estuve de acuerdo.

— Bien ve a vestirte, tenemos una hora hasta que los invitados lleguen — enunció mi madre.

***

Cuando ya estaba lista, caminé por toda la casa para matar tiempo esperando el momento para bajar, entré a la biblioteca y escanee los estantes de libros, suelo venir aquí y de hecho podría ser el ratón de biblioteca. Mi vista se detuvo en un viejo libro de tapa dura titulado "La Historia de los Vampiros".

Con curiosidad tomé el libro y comencé a hojear las páginas amarillentas y desgastadas, me detuve en un capítulo al azar y comencé a leer:

"CAPITULO 8: FORMAS DE MATAR A UN VAMPIRO"

Se dice que una bala de plata bendecida por un sacerdote puede ser capaz de matar a un vampiro si esta es disparada en su corazón.

Hay una creencia en Serbia de que una moneda de plata inscrita con una cruz y cortada en cuatro, luego cargada en un mosquete o una cáscara de escopeta puede matar a un vampiro.

De pronto sentí un ligero toque en mi hombro y di un salto, dejando caer el libro, puse una mano en mi pecho y traté de recuperar la compostura mientras miraba a Corey, él se reía.

— No hagas eso, me asustaste — articulé mientras tomaba un poco de aire.

— Obviamente — dijo, se acercó, tomó el libro que se encontraba tirado en el piso y comenzó a ver las páginas, luego sus ojos verdes volvieron a mirarme.

— ¿Estas planeando matarme? — inquirió volteando el libro para mostrarme la página que estaba leyendo.

No podía saber si estaba hablando en serio o solo sarcásticamente, de cualquier forma la respuesta era la misma.

— No, solo estaba leyendo — proferí tomando el libro de entre sus manos.

— Si claro, leyendo sobre cómo matar a un vampiro, que discreta.

— No, solo estaba... — me quede callada sin saber cómo continuar.

Hubo un silencio incómodo hasta que decidí hablar cambiando de tema.

— Así que...¿vendrás a la fiesta? — inquirí con voz suave, pero él no me respondió, simplemente miró hacia otro lado desinteresado. Eche un vistazo al reloj, ya eran las seis.

— Deberíamos bajar — dije colocando el libro en su lugar.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora