Capítulo 10

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Me desperté porque escuché que decían mi nombre.

— Arabelle — escuché el grito de Corey, pero mantuve mis ojos cerrados — Sé que estás despierta — murmuró en mi oído y yo abrí los ojos — ¿Sabes que duermes como si estuvieras muerta? — dijo, me senté y lo miré.

— ¿Igual que tú? — comenté haciendo que él se riera entre dientes

— Si, igual que yo.

— ¿Por qué me despertaste? — le pregunté.

— Estaba aburrido — respondió.

— Son las cuatro de la tarde, ¿qué estás haciendo despierto? — inquirí.

— La casa se está quemando — declaró sarcásticamente.

— Entonces, ¿debería levantarme?

— Eso estaría bien — respondió.

Me levanté de la cama y seguí a Corey escaleras abajo, no estaba prestando atención cuando Corey se detuvo de repente y choqué contra él haciendo que ambos cayéramos al piso.

— Ouch — gruñí tirada en el suelo.

— Maldita sea Arabelle — dijo Corey a mi lado y yo lo miré.

— No es mi culpa — me defendí.

— Si hubieras prestado atención no te hubieras estrellado contra mí — replicó.

— ¿Por qué te detuviste?

— Porque estábamos al final de las escaleras.

— Ah...

En un abrir y cerrar de ojos Corey estaba parado frente a mí con su mano extendida hacia mí, tomé su mano y él me ayudó a levantarme.

— ¿Los vampiros pueden leer mentes? — le pregunté.

— Algunos — respondió.

— ¿Tú puedes?

— ...Si

— Eres un mentiroso.

— No, no lo soy.

— Está bien, entonces, ¿qué estoy pensando?

— Estás pensando en mí — respondió acertadamente, pero ¿cómo lo supo? — ¿Estoy en lo correcto?

— Si — contesté y él se rió.

— Estaba mintiendo, no puedo leer mentes, ¿por qué estás pensando en mí?

— No lo sé, puede ser porque estoy hablando contigo.

— No lo creo, ¿estás pensando en lo sexy que soy?

— Si, claro — respondí sarcásticamente.

— Lo sabía, estás obsesionada conmigo.

— Piensa lo que quieras — comenté.

Caminé la cocina, encendí la cafetera y miré a Corey.

— Tengo hambre — me quejé.

— Yo también, pero no te veo ofreciendo tu hermoso y pequeño cuello — replicó.

— Ya te di sangre — manifesté.

— Si, pero de una botella.

— ¿Y eso que tiene?

— No es lo mismo.

— Bueno, lo siento Corey.

— Deberías — comentó y yo puse los ojos en blanco.

— ¿Por qué comes comida si no la necesitas? — inquirí.

— Porque aun así sabe bien — respondió.

Me preparé una taza de café y le puse un poco de crema.

— Salgamos a cenar — sugerí.

— Bien, siempre y cuando no sea tan lujoso — dijo Corey.

— Está bien, pero primero tomaré una ducha — mencioné.

— No, te tardas demasiado — se quejó.

— Oh, bueno, tenemos tiempo, el mundo no se va a acabar hoy — repliqué.

— Podría — dijo, puse los ojos en blanco y me dirigí hacia lastre escaleras.

— Y ni siquiera pienses en ir a la ducha conmigo — manifesté.

Caminé hacia mi habitación y entré a la ducha, no me tarde tanto como usualmente lo hago porque tenía hambre y ya quería irme. Me vestí con un vestido negro corto que me llegaba unos centímetros sobre mis rodillas, el vestido tenía una cinta roja alrededor de la cintura, la parte superior del vestido era ajustada, pero caía en la parte inferior con un encaje rojo brillante, me puse un par de botas negras que casi llegaban a mis rodillas. Salí de mi armario y me encontré con a Corey sentado sobre la cama mirando una revista.

— Puedes meterte a la ducha, pero deja la puerta del baño abierta, tengo que maquillarme — comenté.

— No necesitas maquillaje — dijo mirando la revista.

— Um, si lo necesito — repliqué y él me miró.

— Tu ya eres hermosa, ¿por qué lo necesitarías? — dijo casualmente.

— Se que lo piensas, pero yo siento que me veo mejor con maquillaje, ve a la ducha — mencioné.

Dejó la revista sobre la mesa y caminó hacia el baño, mientras caminaba, me miró y me guiñó un ojo, puse los ojos en blanco. Caminé hacia la mesa dónde se encontraba mi estéreo, presioné el botón de reproducir y una canción de una de mis bandas favoritas se comenzó a escuchar. Caminé hacia el baño y limpié el espejo empañado, me apliqué delineador de ojos y máscara de pestañas y cuando terminé Corey salió de la ducha.

— Eso fue rápido — dije volteando para mirarlo, él se puso una toalla alrededor de la cintura y se pasó los dedos por el pelo mojado.

— Velocidad de vampiro, ¿lo recuerdas? — respondió.

— ¿Cómo es que a veces no eres tan rápido? — inquirí y él se encogió de hombros en respuesta.

Salí del baño, apagué la música y me puse mi chaqueta negra con una navaja de bolsillo en el interior, cuando volteé Corey estaba de pie junto a la entrada vestido con jeans negros y una camisa negra de manga larga que tenía las mangas arremangadas hasta los codos, los tres botones de hasta arriba estaban desabrochados mostrando su perfecto pecho pálido. Me sorprendí de lo increíble que se veía. No es que no siempre se vea increíble, pero esta noche se veía excepcionalmente increíble.

Pasó sus dedos por su cabello aún mojado — ¿Estás lista?

Asentí y lo seguí por las escaleras, agarré las llaves de mi auto y salí, caminé hacia mi carro, era un McFlaren F1 color negro, un auto deportivo muy elegante que se fabricó en 1992, solo se produjeron 106, de los cuales 64 eran F1, el carro podía llegar a 240 millas por hora, era el automóvil de mis sueños que yo quería desde hace años y mi padre pagó más de cuatro millones de dólares por él para regalármelo en mi cumpleaños número 16, no hace falta decir que todavía no he dejado de agradecerle. Me acerqué a mi auto con una sonrisa en mi rostro y abrí la puerta. Noté que Corey estaba a unos metros mirándolo con asombro, se acercó a mi lado con una sonrisa.

— ¿Puedo conducirlo? — me preguntó.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora