Capítulo 15

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El siguiente día

Me senté en la oficina de mi madre tamborileando mis dedos en el brazo de la silla en armonía con la canción que tenía pegada, la cual era mi tono de llamada.

Mi celular había sonado después de que Corey me besara, por supuesto estaba demasiado distraída como para contestar, de hecho, me sorprendió que me hubiera dado cuenta de que estaba sonando mi celular. Así que ahora no logro sacar de mi cabeza esa canción.

Suspiré, genial, ahora estoy volví a pensar en Corey, cosa que he estado tratando de evitar. Corey y yo no hemos hablado desde ayer.

Después de que me besara, se levantó y se alejó, dejándome aturdida y sentada en el piso. El beso fue...increíble, para decirlo de una manera más sencilla, fue la cosa más...maravillosa que jamás haya experimentado, pero Corey y yo no nos hemos dicho ni una palabra desde entonces.

No soy lo suficientemente valiente como para ser la primera en decir algo y no tenía ni idea de que decir. Así que hasta que uno de los dos hable, estaremos teniendo muchos silencios incómodos. Odio los silencios incómodos.

Suspiré de nuevo. Mi madre entró a la oficina a y se sentó frente a mí. La habitación estaba pintada de color dorado con muebles de cuero negro y dos grandes escritorios de madera a cada lado de la habitación.

— Hola Arabelle — dijo ella sonriendo, le devolví la sonrisa.

— Hola mamá.

— ¿Cómo estás esta mañana? — inquirió.

— Bien — mentí sabiendo que en realidad no estaba tan bien.

— Que bueno, ¿cómo está Corey?

— Umm...él...está bien.

— Me alegro.

— Mamá, ¿puedes detener la pequeña charla?, ¿por qué querías verme? — le pregunté y ella suspiró.

— Ahora, no quiero que enloquezcas...

— ¿Por qué enloquecería?

— Tenemos a un invitado que se quedará con nosotros.

— Bueno, ¿entonces?

— Él tiene...un esclavo.

Entrecerré los ojos — ¿Quién?

— Um, Nick Strummer.

— Oh mamá, no, no, no — protesté.

— No se quedará mucho tiempo, él estaba en la ciudad y no tenía donde quedarse así que tu padre le ofreció que se quedara aquí.

— Oh Dios — gruñí

— Todo estará bien Arabelle, estoy segura — dijo.

— Si claro, estará bien — murmuré.

Me levanté y caminé hacia la puerta.

— Estará aquí en cualquier momento, así que espero que te comportes.

— ¿No pudiste haberme avisado antes?

— Lo siento — dijo y sonrió.

Salí de la habitación y suspiré. Subí las escaleras a mi habitación, Corey estaba sentado en mi cama, me acerqué y me senté junto a él. Me miró con sus hermosos ojos verdes, pero rápidamente apartó la mirada. Tomé un gran respiro, me estaba volviendo loca en silencio.

—¿...Corey? — dije nerviosamente y me miró, no había planeado que más decir., maldita sea.

— ¿Podrías por favor hablar? — inquirí.

— ¿Sobre que? — preguntó.

— Bueno, qué tal de por qué no me has hablado desde ayer — declaré y suspiró.

— Muy bien, vamos a tener que hablar de eso eventualmente.

Se giró de modo que quedó frente a mi — Acerca de ayer...cuando te besé, no quería hacerlo, quiero decir o sea si quería, eso no está bien, o sea yo solo.... — dijo, suspiró y miró hacia abajo — Yo solo te prometo que no volveré a hacerlo.

— Um...bueno — dije un poco confundida.

Me miró por un momento, me agarró y me besó en los labios.

— Comenzando ahora — declaró y lo miré confusa.

— Entonces, ¿ya vamos a hablar? — inquirí y él soltó una carcajada.

— Si, no más silencios incómodos.

— ¡Gracias a Dios! — dije y rió.

— ¿Extrañaste hablar conmigo? — preguntó.

— Sorprendentemente, si, no me había dado cuenta antes, pero hablamos mucho — repliqué y sonrió.

— Extrañaba tu voz — dijo y sentí que la sangre corría por mis mejillas, no era exactamente lo que esperaba que dijera. Respiró hondo.

— Eso no ayudó en nada — le oí decir en voz baja.

El timbre hizo eco en la casa y suspiré, esperé a que alguien abriera, pero nadie lo hizo.

— ¡Arabelle, abre la puerta! — gritó mi madre.

— ¿Qué demonios? — murmuré levantándome de la cama.

— ¿Estás esperando a alguien? — preguntó Corey.

— Mi padre invitó a alguien a quedarse aquí — le respondí.

— ¡Arabelle, abre la puerta! — gritó de nuevo mi madre.

— Jesucristo, ya voy — dije.

Salí de la habitación con Corey siguiéndome y corrí hacia la puerta. Abrí todas las cerraduras y abrí la puerta, detrás de la puerta había dos hombres, uno era obviamente un vampiro, tenía el pelo color rubio claro y ojos azules, y por supuesto una piel pálida. El otro, Nick, tenía el cabello color café y los ojos color avellana.

— Hola Arabelle — dijo Nick y sonrió.

— Hola Nick — le devolví la sonrisa.

Cerré la puerta después de que entraran y suspiré. Lo último que quiero es hablar con Nick, prefiero que Corey me muerda.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora