Capítulo 44

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Mientras estaba sentada en la sala principal, escuché un golpe en la puerta. Levanté la cabeza, mirando brevemente la puerta principal antes de levantarme y abrir. William estaba de pie al otro lado de la puerta, con un cigarrillo en la boca. Él sonrió.

— Hola amor.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — pregunté.

— Bueno, es el día de tu boda, vine a desearte un feliz día — declaró y lo miré dudosa.

— ¿En serio?

— Bueno no, pero...

— Vete, William — dije.

— ¿Qué pasa? ¿No estás tan feliz por el error que te estás por cometer?

Suspiré, cansándome de tener que decir esto.

— No nos vamos a casar.

— ¿Oh? ¿Se pospuso?

— Sí, para siempre — mencioné y sus cejas se alzaron.

— ¿Problemas en el paraíso? — inquirió.

Puse los ojos en blanco y cerré la puerta de golpe. Mientras me alejaba, alguien llamó a la puerta, gruñí y abrí la puerta de nuevo.

— ¿Me vas a explicar lo que pasó? — preguntó William, caminando a mi lado hacia adentro de la casa.

Cerré la puerta y me volví hacia él, sus ojos estaban escaneando el lugar.

— ¿Por qué debería? — inquirí y él me miró.

— Podrías hacerlo, además, ya estoy aquí.

— Pero no te quiero aquí.

— Me dejaste entrar.

— No te dejé entrar — protesté — ...tu entraste.

Se encogió de hombros — Es lo mismo.

— En realidad no.

— Estoy empezando a tener la sensación de que no te agrado, amor — afirmó.

— No, pero, no lo tomes como algo personal, estoy de mal humor.

— ¿Por qué? — preguntó y suspiré.

— ... Corey rompió conmigo.

Me miró con seriedad — ¿Cuándo pasó eso?

— Hace unos veinte minutos.

— Oh, lo siento, amor. Me iré entonces, no quise molestarte — comentó y se dirigió hacia la puerta.

— No lo hiciste, quiero decir, ya estaba molesta, no fuiste tú — me detuve — Lo siento, por ser algo grosera contigo, solo que realmente no tuvimos un buen comienzo en primer lugar, ya que querías matar a mi prometido... ex prometido.

Él asintió — Al menos no tendrás que preocuparte por eso ahora, no necesito matarlo si no te vas a casar. Aunque lo haría de todos modos, pero no quiero molestarte más.

— No sé si ya me importaría tanto.

— Bueno, si alguna vez quieres venganza, solo dímelo y puedo hacerlo por ti — declaró sonriendo y yo me reí.

— ¿Estás bromeando no? — pregunté y él se encogió de hombros.

— Si tú lo dices.

— Espera, ¿cómo llegaste? Me refiero, hay sol afuera.

— Corrí al porche, menos mal que tiene techo — explicó.

Escuché pasos acercándose, así que me di vuelta y ví a mi papá caminando en la habitación. Se detuvo cuando nos alcanzó, tenía los ojos fijos en William.

Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora