Forzada a Comprar un Esclavo Vampiro

Capítulo 18

Oí la puerta de un auto abrirse y cerrarse, levanté la vista y vi a Corey.

— Arabelle regresa al auto — tuvo que levantar la voz para que se escuchara ya que el sonido de la lluvia golpeado el auto era muy fuerte.

Sacudí la cabeza, su ropa ya estaba empapada y su cabello oscuro caía en sus ojos, cuando me miró, el agua goteaba.

— Vamos, Arabelle, ¿por favor? — inquirió, entrecerrando los ojos para mantener el agua fuera de ellos.

Negué de nuevo con la cabeza, miró al cielo por un momento y luego volvió a mirarme, se sentó a mi lado y se apoyó en el auto.

— Lo siento mucho, Arabelle — dijo y lo miré.

— Entiendo que estés enojada, pero tienes que entender que realmente no quise decir eso. Solo creo que lo mejor es que no seamos amigos, no que no quiera que seamos amigos. Yo sí quiero que seamos amigos ... pero no creo que sea correcto — añadió.

— ¿Por qué no es correcto? — pregunté.

— Debido a que los vampiros son esclavos de seres humanos, no son amigos, así es como han sido los últimos 100 años, he sido un esclavo por 20 años, odio a los humanos — dijo, pero él vio el dolor en mi cara e inmediatamente agregó — No te odio a ti, solo a otras personas.

— Entonces, como ha sido así durante 100 años, ¿no crees que deba cambiar? — le pregunté.

— No es que no crea que debería, no creo que sea posible.

— ¿No te lo dije? — le pregunté.

— ¿Decirme que? — inquirió pareciendo confundido.

— Cuando me convierta en reina, lo haré ilegal.

— ¿Que harás ilegal?

— Tener esclavos — repliqué y él miró hacia abajo.

— No, no me dijiste eso — dijo y después de un momento me miró de nuevo.

— Bueno, ahora me siento estúpido — añadió.

— Está bien, no lo sabías — dije.

— ¿Me perdonas? — inquirió.

— Sí — respondí.

— Bien, ¿podemos subir al auto ahora? — preguntó y solté una carcajada.

— Sí, tengo toallas en el asiento trasero — dije.

- ¿Por qué tiene toallas en el asiento trasero? — preguntó Corey.

— Porque esta no es la primera vez que mi coche se ha descompuesto cuando hay lluvia — repliqué y él asintió.

Nos subimos al asiento trasero, Corey cerró la puerta haciendo que el ruido de la lluvia se desvaneciera. Le entregué una toalla, me quité la sudadera con capucha negra y la colgué sobre el respaldo del asiento que tenía delante. Usé una toalla para secarme el pelo y la cara, no podía secarme el resto del cuerpo sin quitarme la ropa. Sequé el asiento lo mejor que pude, no quería arruinar el cuero de los asientos.

— Entonces, ¿somos amigos? — Corey preguntó y lo miré.

— Sí — respondí y él sonrió.

— Bien, ¿abrazo? — inquirió extendiendo sus brazos.

Me reí y lo abracé. Después de un momento me aparté y puse mis manos en mi regazo.

— Parece que hemos estado en este auto por mucho tiempo, o ¿soy solo yo? — preguntó.