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   Las miradas estaban puestas en la Metahumana que descansaba sobre una camilla. Lena se había quedado al lado de Erlik, no podría permitir que lograse escapar. Maggie y Alex estaban atentas que no sucediera nada fuera de lo normal. Erlik había terminado herida. Tenía una gran quemadura en el pecho y su pulso no fue estable hasta que transcurrieron un par de horas.

   —Ya me harté, yo se lo voy a quitar —avisó Maggie, acercándose a Erlik.

   Lena tomó su brazo antes que tocara la máscara de la Metahumana y Maggie frunció el ceño.

   —No, no lo hagas —le ordenó Lena —. Debemos pensarlo bien.

   —¿Qué piensas hacer? ¿Tenerla en una celda con la máscara puesta hasta la eternidad? —preguntó Maggie, sin entender el propósito de su amiga —. Además, ya lleva toda la noche inconsciente. Me estoy desesperando.

   —Solo pido que lo pienses; Erlik es uno de los seres más odiados en National City. ¿Te imaginas que logren reconocerla? ¿Qué pasará con su familia? Tendrán el rechazo de la ciudad. No podemos permitir que su identidad sea pública.

   —Entiendo tu punto, Lena, pero debemos considerar todas las posibilidades —replicó Alex, que estaba sentada en el otro lado de la camilla —. Si Erlik se escapa, tendremos que buscarla. Tener conocimiento de su identidad nos puede ayudar mucho.

   Lena cerró los ojos por un momento, porque no sabía que decisión tomar. ¿Saber su identidad y poner en riesgo a una familia inocente, o no quitarle la máscara y tener el riesgo que más Metahumanos mueran? En cualquiera de las dos opciones alguien salía perjudicado, pero era una decisión cruel que debía tomar. Además, podrían hacer algo para evitar que la ciudad sepa quién es Erlik.

   —Esta pasando algo en las noticias —avisó Maggie, mirando su celular prendiendo la televisión que había en el pequeño cuarto.

   —¿General Lane? —susurró Lena al verlo en televisión.

   Varios periodistas estaban alrededor del general, preguntándole sobre Erlik.

   —Debemos aprovechar que Erlik ha sido atrapada —comenzó a hablar —. La policía no está capacitada para retener Metahumanos de este poder. Es por eso que Erlik debe venirse con nosotros. Los militares estamos listos para todo.

   —¿Qué piensan hacer si logran obtener a Erlik? —preguntó una periodista.

   —Investigar, obtener toda información posible de los Metahumanos. Esta puede ser la oportunidad para terminar con ellos.

   —En otras palabras, este idiota quiere hacer experimentos con Erlik hasta matarla, ¿no? —dedujo Maggie —. Algo que nosotros prohibimos cuando comenzamos nuestras investigaciones.

   Lena se levantó de su asiento y metió las manos en sus bolsillos, para comenzar a caminar hacia la puerta.

   —Si el general Lane quiere tener a Erlik, no me voy a oponer —dijo Lena.

   —Los militares nunca nos ayudaron, no sería justo que ell-

   —Desde que hubo esa tormenta eléctrica, nada fue justo —le interrumpió Lena a Maggie —. Quítale la máscara, no sé, has lo que quieras con ella. Ya no es mi responsabilidad.

   Maggie se quedó en silencio y miró a Erlik que aún no despertaba. Suspiró y acercó su mano a la máscara, trató de jalarla, pero parecía como si estuviera pegada al rostro. ¿Cómo rayos funciona esto? Es solo una estúpida máscara, pensó Maggie.

   —¿Qué es esto? —preguntó en voz baja al ver un pequeño botón en el lado derecho de la máscara.

   Lo presionó y lentamente la máscara comenzó a desaparecer.

Supercorp; Perdemos lo que amamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora