17

941 125 18
                                    

—¿Así estás mejor? —preguntó Alex, mientras cortaba el hilo con el que había cerrado la herida.

Terminó de vendar la mano y limpió el corte que tenía la rubia en el rostro. Lena veía todo desde una esquina. Aunque intentó bromear con la rubia hasta llegar al laboratorio, su preocupación siempre estuvo presente. Kara tenía una estúpida maldición que siempre que salvaba a Lena, ella salía herida.

—No siento los dedos —susurró Kara.
—Demorará en sanar. Por un momento pensé que tendríamos que hacerte una operación, pero tuviste suerte; pudo haber cortado algún ligamento —. Tomó la daga y con un trapo, le sacó toda la sangre. Alex frunció el ceño y miró a Lena y Kara con curiosidad —. ¿Qué rayos estaban haciendo?
—Nos atacaron —explicó Lena de forma directa, mientras se masajeaba la entreceja.
—No es algo que debas preocuparte —sentenció Kara, mientras se levantaba de la camilla.
—¿Vienes a mi laboratorio con una daga clavada en la mano y me vas a decir que no me preocupe? —preguntó Alex molesta.
—¡No es de tu asunto! ¿de acuerdo? ¡Los problemas que yo tenga afuera no son de tu incumbencia! —gritó Kara, para luego retirarse del laboratorio.

Alex solo miraba atónita por donde su hermana se había ido. Giró la cabeza hacia Lena y miró nuevamente la puerta.

—¿Kara acaba de...
—Hablare con ella.

Lena posó la mano en el hombro de Alex, quién observaba la daga.

—Ya puedes irte a casa, Maggie te debe estar esperando.

Lena pasó por la celda de Kara y la vio sentada en una esquina, mirando la venda que hace unos minutos su hermana le había colocado. Las dos se miraron entre el cristal que las separaba y la morena mostró una sonrisa, mientras la rubia regresaba su atención a la herida.

—¿Por qué viniste? Deberías descansar —comentó Kara.
—Habla la que tiene un hueco en la mano... Además, me dijiste que me explicarías quienes son ellos.

Kara se levantó del suelo y caminó hasta quedar cerca del cristal. Miro fijamente a los ojos de Lena, quien sintió un poco de miedo, por lo sobrio que era la mirada.

—Realmente desearía saber quienes son, así cobraría venganza por todo lo que me hicieron.
—Sabes que la venganza no es la mejor opción.

Kara soltó un par de risas y bajó la cabeza.

—Entra, Lena.

La morena le hizo caso y cuando Kara escuchó la puerta cerrarse, suspiró.

—Velocidad, fuerza, volar, visión de rayos x y láser, aliento helado y resistencia; son los poderes que obtuve —explicó Kara. Lena frunció el ceño y su vista se dirigió a la cicatriz que tenía la rubia en el brazo por la bala que le cayó —. Los dos últimos, me los robaron.

Kara se retiró el polo y Lena se quedó helada, sin entender que estaba haciendo. La rubia giró y señaló dos cicatrices que tenía en el medio de la espalda. Los dos tenían forma circular e iban en línea recta, justo en la columna vertebral. A diferencia de la cicatriz en la espalda, estas eran completamente oscuras y de los extremos salían unas lineas.

—El primero traspasó mi capa y llegó hasta mi médula. No recuerdo muy bien lo que sucedió, pero Sam me explicó que cuando intentaron retirarme lo que creyeron que era una bala, no encontraron nada. Obviamente no podían llevarme al hospital, así que sólo lograron cubrir la herida para que no me muera por falta de sangre. Sam tuvo que acogerme en su casa porque la fiebre no disminuía y todo lo que comía en quince minutos ya lo estaba vomitando. Cada vez estaba peor y la herida no sanaba, hasta que unas semanas después, comencé a mejorar sin sentido alguno. Todo fue felicidad hasta que me di cuenta que había perdido mi resistencia.  Luego, me atacaron de nuevo, les fue más complicado ya que había cambiado mi capa por una antibalas, pero igualmente lo lograron y sucedió lo mismo; perdí mi aliento helado —. Kara se colocó el polo y miró a Lena a los ojos —. ¿Sabes? El aliento helado era mi segundo poder favorito. No quiero perder más poderes. ¿Y si me atacan de nuevo y ya no tengo velocidad... o ya no puedo volar? Estoy segura que sobreviví porque soy más fuerte que otros Metahumanos, pero ¿qué pasará cuando no solo me ataquen a mi?

Supercorp; Perdemos lo que amamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora