13.-Malas decisiones.

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Despierto en una ¿Casa?

No me acuerdo de nada.

Lo último que recuerdo es ser cargada por alguien.

Pero no creo que me llevara a una casa.

Las paredes son blancas, la cama es individual.

La habitación tiene una televisión, una consola de videojuegos, y esta llena de pósters relacionados con el físicoculturismo.

Intentó levantarme de la cama, pero cuando me levanto mis piernas tiemblan y caigo en la cama.

Escucho pasos fuera de la habitación, como sí estuvieran subiendo escaleras.

Se abre la puerta y me sorprende mucho la persona que veo.

-Que estoy haciendo aquí? Dónde estoy? Qué me hiciste?-Le pregunto.

-Tranquila nena, sólo te estoy protegiendo de tu hermano, deberías agradecerme.-Dice Eduardo.

-Sabes quien es mi hermano? Sabes de este mundo?

-Claro.

-Tu también eres un marcial?

-Yo no dije eso.

-Entonces como sabes de nuestra existencia?

-Seguro ya has oído hablar de nosotros, los Chainers.

-Eres uno de ellos?

-Lo soy, princesa.

-Acabas de llamarme princesa?

-Tal vez.

-Y por que entraste a Clandestland? Cómo te dejaron pasar?

-Yo tengo una... Misión.

-En este maldito mundo todos tienen una misión menos yo.

-Bueno, lo que pasa es que, hubo un soplón, que averiguo los planes de Víctor, y fue a decirle al jefe de mi grupo, el sabía que sin ti Víctor no podía hacer nada, así que me mandaron en tu búsqueda, ellos planeaban encarcelarte para que Víctor no te pudiera encontrar, pero fueron más rápidos que nosotros.

-No lo creo, ellos tardaron meses en encontrarme.

-Bueno en ese maldito pueblo que ni siquiera aparece en internet, no es nada fácil.

-Bueno, y por que no me llevaste con ellos para que me encarcelaran?

-Bueno... Teniendo una cara tan bella como la tuya es difícil hacerte sufrir.

Inmediatamente el color me sube a las mejillas.

-Ehh.. Gracias.

-Oye el jefe del grupo quiere verte.

-Para que?

-Lo convencí de que no te encarcelara, pero tienes que decirle que tu no planeas nada en contra de nosotros, lo quiere oír de ti.

-No hay problema, vamos con el.

-No puedes ir! No puedes ni caminar! El va a venir.

-Cuando?

-En un rato, mientras tanto... Que quieres desayunar?

-No tengo hambre.

-Desde cuando no comes?

-Desde que fuiste a mi casa.

-Tienes que comer algo.

-No quiero.

-Te traeré algo de sushi.

-Esta bien.

15 minutos después llega con un plato de sushi.

Lo pruebo y es delicioso.

-Tu lo hiciste?

-Cocinar es uno de mis encantos-me dice mientras me guiña un ojo.

Pongo los ojos en blanco y el sonríe.

Su sonrisa es hermosa.

-Así que te gusta mi sonrisa?-Me dice.

-Que?!

-Puedo leer la mente.

-No es correcto que te metas en mi mente cuando estoy pensando lo esculturalmente guapo que eres-Esto último se me sale y me tapó la boca.

El empieza a reír a carcajadas.

-Tu también eres hermosa- me mira con sus profundos ojos azules y se muerde el labio.

-Lo se-Me mira y abre mucho los ojos.

De la nada empezamos a reír.

Entonces se escucha que tocan la puerta.

-Seguro es el jefe.

Eduardo se apresura a bajar las escaleras y escucho cuando abre la puerta.

-Esta aquí?

-No.

-Seguro?

-Por que vienen aquí? Los marciales no tienen permitido entrar aquí.

-No somos idiotas, te vimos anoche en la ciudad, y te llevaste algo que nos pertenece.

-No me lleve nada que les pertenezca

-Te llevaste a Valeria, la hermana de Víctor.

-Ella no les pertenece.

-En donde esta?

-Ella regreso al mundo humano, fue a buscar a su padre y a su hermana.

-Muchas gracias, no pensé que fueras a decirnos.

-Sólo quiero el bien para todos.

-Todos queremos eso.

-Hasta luego.

Escucho que se cierra la puerta.

Eduardo sube rápidamente las escaleras.

-Estamos en problemas.

-Por que?

-Los marciales van por tu familia!

-Que?! Por qué les dijiste eso?!

-Fue lo que se me ocurrió!

-Tenemos que ir por ellos.

-Tu no puedes! Yo voy a ir.

-No me puedes dejar aquí! Y yo tengo que ir con ellos!

-Lo siento! Pero no estas en estado para ir.

Va hacia un armario y agarra una chamarra.

-Volveré antes de que anochezca- me dice y luego me da un beso profundo.

-Ten cuidado.

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