Capítulo 16. "El Sabio de las cuevas"

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Capítulo 16

El Sabio de las cuevas

Desperté solo en la cama sin rastro de Luna, lo cual me sorprendió ya que no había notado que se marchaba. Me senté sin prisa después de haber dormido profundamente por primera vez en bastante tiempo y la mente me funcionaba con lentitud. Me puse en pie para encontrarme con los pantalones puestos quedándome estupefacto al no recordar habérmelos puestos y reflexioné un momento. La idea de que todo hubiera sido un sueño apareció flotando por mi cabeza, pero todos los recuerdos eran muy reales. Me llevé la mano a la espalda y encontré las heridas que dejaron las uñas de Luna. Me estiré antes de terminar de vestirme y bajé las escaleras bostezando hasta el comedor mientras el resto llegaba. Carlos caminaba con una sonrisa de oreja a oreja, Mael iba de la mano de Danais, Markus tenía pinta de no haber dormido bien y a Sally la acompañaba Luna. Ambas hablaban en voz baja de algo que no llegué a entender, pero guardaron silencio en cuanto todos se desearon los buenos días. Luna me dedicó una rápida sonrisa cómplice que confirmó lo ocurrido entre los dos y acabé sentado entre Markus y Carlos con un plato lleno de fruta. Comimos en silencio, la habitación se había vuelto increíblemente fría en unos segundos. De una ojeada, a excepción de Luna, Carlos y la pareja de nobles, Markus y Shalia tenían los ojos en sus respectivos platos. Miré a Luna y ella me respondió negando con la cabeza. Unos minutos después, entró un guardia a la sala.

—Señor. — Se arrodilló al lado de Mael. — Lo hemos encontrado. — El noble se levantó sin ocultar su sorpresa.

—¿Dónde? — Preguntó.

—En una de las cuevas. — Respondió. — Durante la inspección.

—¿Sigue allí? — Inquirió.

—Está vigilado por mis compañeros, pero... — Se interrumpió.

—¡¿Pero?! — Mael estaba a punto de perder los nervios y Danais le agarró de la mano. — Habla.

—Quiere ver a alguien en específico. — Explicó el pobre soldado. — A uno de los extranjeros. — Nos miró con una mezcla de asombro y ligero desprecio.

—¿A quién? — Su tono era peligroso y el guardia tragó saliva.

—Dice que quiere ver al que tiene el cielo en sus ojos. — Bajó la cabeza. — Ha venido a hablar con él. — Durante unos instantes, todo se quedó en silencio. Mael me miró inexpresivo, en sus ojos pude ver el debate interior que se estaba desarrollando en su cabeza.

—Sea, llevadlo con el Sabio. — Dijo al fin y salió del comedor junto con su prometida.

El guardia se incorporó y me miró con curiosidad. Me levanté de mi silla antes de que mis amigos me imitaran.

—Solo quiere verlo a él. — El soldado me señaló. — Tiene que ir él solo.

—¿Por qué no podemos acompañarlo? — Saltó Sally. — Vamos todos juntos.

—Porque si no, el Sabio se marchará. — Contestó, ahora cohibido.

—¿Quién es ese Sabio? — Pregunté. — ¿Y por qué quiere verme?

—Será mejor que se lo preguntes tú, esperaré fuera. — Dicho eso, salió al porche.

—¿Vas a ir así sin más? — Me preguntó con preocupación tras seguirme a mi habitación. — Podría ser una trampa ni siquiera hemos oído hablar de ese Sabio.

—Lo sé. — La miré con seguridad ajustando el arnés a mi torso. — Pero algo me dice que tengo que hablar con él, que es importante.

—Te acompañaremos. — Dijo mirándome fijamente. — No me dejes ir, pero que vaya Sally o Markus contigo. — Negué despacio.

Las Crónicas Del Descendiente I: El Medallón de Lux.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora