-Candy...
-¿Sí tía?
-Ya muy pronto será tu cumpleaños, sólo yo estoy aquí para acompañarte; tal vez prefieras estar con más personas, me refiero al hogar de Pony. Si tú quieres el día de tu cumpleaños pido que te lleven para allá y regresas en unos días más para que no pierdas muchas clases.
-Gracias tía Elroy pero lo pasaré aquí con usted, no quiero dejarla sola.
-Te noto triste Candy ¿está todo bien?
-Sí, tía...
-Si tienes algún problema puedes contármelo, veré en que puedo ayudarte.
-No, ningún problema tía Elroy, no se preocupe.
Llegó el día del cumpleaños de Candy, ella asistió como cualquier otro día al Colegio y al estar de regreso en casa tomó una ducha, se vistió con un hermoso vestido nuevo, regalo de la tía abuela y bajó a comer.
Una tarta de chocolate con fresas la esperaba después de la deliciosa comida.
Candy estaba muy contenta por el detalle de la tía, definitivamente ésa mujer tenía un corazón muy noble.
Al terminar sus alimentos Candy fue al jardín de las rosas de Anthony, se sentó en una de las bancas y pensó en dejar de escribirle y ocuparse en alguna actividad para no tener mucho tiempo libre y estar pensando en él.
-Tal vez lo mejor sea dejar de escribirle, aunque me muero de ganas por saber qué hace, cómo está...
Cada vez eran menos frecuentes las cartas de Anthony, incluso la última vez la tía Elroy recibió una y Candy hizo al cartero revisar bien en su maletín para ver si olvidaba entregar una carta más con ese domicilio.
-No señorita, en verdad es todo lo que ha llegado...
-Le agradezco.
Decía Candy mientras triste se regresaba a la casa. La tía Elroy comenzó a sospechar que algo no estaba bien, más aún cuando Anthony le manifestaba en la carta su deseo de no regresar en las próximas vacaciones de verano y solicitaba su permiso para ir a Escocia nuevamente con Terry.
-"Este muchachito va a tener que explicarme muchas cosas... y no porque yo quiera que ande de novio con Candy, pero algo está sucediendo con él".
Pensó la tía Elroy.
Candy decidió olvidarse un poco de Anthony y se dirigió a su habitación, se encerró en ella y se recostó en su cama. Momentos después se escucharon unos golpeteos en la puerta.
-Adelante
-Señorita Candy, tiene visita.
-¿Yo? ¿Quién es Dorothy?
-¡Soy yo pequeña!
Un joven apuesto, alto, rubio, con el cabello corto, afeitado, vestido en un traje gris oscuro, con una camisa desabotonada hasta el nacimiento del bello en su pecho y exageradamente apuesto, hizo su aparición en la entrada del cuarto.
-¡Albeeerrt! ¡Oh Albert, qué gusto que estés aquí! Gracias Dorothy...
-Con permiso Candy...
-Albert, ven siéntate aquí conmigo.
Candy lo invitaba a sentarse junto a ella en la cama.
-No Candy, si mi tía se entera que estoy en tu habitación hará que te cases conmigo mañana mismo...