Anthony estaba feliz, su corazón latía rápidamente y sus manos temblaban, quería abrazarla, besarla, pero eso era imposible...
-Ya primo, ¡despierta!
Stear se quedó de pie junto a Anthony quien continuaba observando a Candy.
Candy sonriendo, guiñó el ojo a su novio y discretamente juntó sus labios formando un beso hacia él, Anthony quedó perplejo y todavía más enamorado ante el coqueto gesto de Candy, Annie y Patty tomando del brazo a su amiga se retiraron a clases.
-Con eso fue suficiente para alegrarme el día Stear...
-Sí, ya veo Anthony... ¡se nos ha alegrado a ambos!
-Ay no Stear, no me digas que estás pensando regresar con Annie...
-Desde luego que no... Patty la amiga de ellas es quien me quita el sueño mi buen primo. ¡Anda, vamos también a clases! Ya todos se han ido...
..._.~·'°'·~._...
Así pasaron varios días, Anthony y Candy se veían a lo lejos y se conformaban con eso, se sonreían, discretamente se guiñaban el ojo.
En una ocasión se agruparon todos los estudiantes detrás de la hermana Kreiss que no podía abrir el candado de la entrada a la capilla para la misa del domingo.
Anthony aprovechó que todos estaban revueltos en círculo y muy juntos. Se puso detrás de Candy y entrelazó su mano con la de ella, rogando a Dios porque la monja no pudiera abrir pronto ese candado.
El toque de sus manos los estremeció a ambos, la hermana Kreiss por fin abrió el pesado y oxidado candado y tiró del duro cerrojo. Anthony, en un movimiento rápido abrazó a Candy por la cintura pegándo la espalda de ella contra su pecho y besó su cabello.
Nadie se dio cuenta de todo eso, nadie... excepto Alice Walker, una prima hermana de Patty O'Brien.
Desde que llegaron al Colegio, los Andley robaban la atención y las miradas de gran número de jóvenes estudiantes. Cuando pasaban los tres caminando, el porte, la gallardía, la elegancia, estatura y los atractivos rostros que poseían los tres chicos arrancaban suspiros y hacían voltear a la concurrencia, provocando la envidia de los menos agraciados.
Anthony en particular llamaba más la atención, para colmo su reciente amistad con Terrence Grandchester, otro de los favoritos convertían los pasillos y patios en un cuento de hadas donde los príncipes si existían y se paseaban por el Colegio.
Alice coqueteaba con Anthony, le sonreía, no lo perdía de vista. Como si eso le sirviera de mucho en una escuela donde no les permitían en absoluto la interacción entre muchachos y muchachas.
Siempre atenta a cada movimiento como guardia de seguridad, no perdió detalle del toque de las manos y del acercamiento del chico de sus sueños a la horrible intrusa recién llegada al Colegio.
-¿Quién es esa?
-Su nombre es Candice, es nueva aquí, ¿Por qué lo preguntas Alice?
-Simple curiosidad...
-Señoritas Walker, Evans y Leagan, ¿se piensan quedar ahí paradas o van a entrar a misa?
..._.~·'°'·~._...
Al volver a su cuarto Candy encontró una carta de Birmingham, su remitente: Harry Brown.
Señorita Candy pecosa hermosa:
