ESTE AMOR, NO PUDO SER.

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-Tu oferta es muy tentadora Billy, pero en verdad no puedo quedarme, es más, no debería ya demorarme en llegar a la habitación que comparto con Dorothy, será demasiado sospechoso.

-Sí puedes, nadie va a enterarse...

-Si me quedo, alguien se dará cuenta... casi estoy segura... si te parece bien podemos encontrarnos en la vieja mansión, mañana por la tarde...

-Sí, me parece muy buena idea, pero también quiero que te quedes ahora Amy...

Albert se acercó de nuevo y tomando sus caderas la acercó a él y la besó intensamente.

Un golpeteo en la puerta los separó y los puso nerviosos.

Amelia se ocultó detrás de las largas y gruesas cortinas de la ventana y Albert abrió la puerta.

-William...

-Tía, ¿qué se le ofrece?

-Hay un problema serio en esta casa.

-¿Qué ocurre?

-Escuché ruidos en los pasillos y he encontrado a alguien espiando por la cerradura de tu habitación, no alcancé a ver quién era... pero tengo mis sospechas... tampoco sé que fue lo que vio, pero no perdía detalle.

-¿Quién pudo ser?

-Sólo vi una silueta, el pasillo era muy oscuro y cuando me acerqué a prender uno de los candiles ya se había ido, sólo escuché cerrar su puerta.

-Gracias por informarme tía, tendré más cuidado.

-Además, esto no se queda así, nunca habíamos tenido una mirona...

-¿Está usted insinuando que fue Candy?

-Eso es lo que voy a investigar William, esa chiquilla que en mala hora has adoptado trae malas mañas, Eliza no pudo haber sido, yo la conozco. Buenas noches William...

-Descanse tía, buenas noches.

Albert se preocupó; ¿qué tanto vio o escuchó quien quiera que se haya asomado?

Fue por Amelia que seguía escondida tras las cortinas.

-Amy, tuvimos un espectador.

-¿Qué dices?

-Alguien se enteró de lo que sucedió aquí, a eso vino mi tía, a decirme que encontró a alguien espiando por la cerradura.

-¿Y te dijo a quién vio? ¿La persona que espiaba dijo algo?

-No no, tranquila, ni siquiera habló con ella.

-No es la primera vez que lo hace...

-¿Cómo lo sabes?

-Hoy en la tarde hacía lo mismo, fue en el ala oeste, yo iba a buscarte, tenía ganas de verte y llevaba para ti unos pastelillos de chocolate que horneamos la señora Rachel y yo. Fue cuando la vi hincada en la puerta, supongo que era algo muy bueno lo que observaba...

Amelia se reía ruborizada

...porque no se movía y preferí regresar con los pastelillos a la cocina.

-Ya no me digas más, seguramente me vio firmando papeles con George o peor aún, cuando después de que George se fue me desnudé y entré a ducharme.

-No creo que lo primero la haya tenido tan interesada, no la culpo, al contrario... ¡qué afortunada!

-Amy, si la consideras afortunada por mirar, tú lo puedes ser mucho más por tocar y hacer lo que desees... ¿estás segura que no vas a quedarte conmigo?

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