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No es como si tú forzadamente te hayas metido en mi vida, yo simplemente te dejé entrar porque desde el momento en que te vi en aquella multitud rodeado de lo que parecían ser simples masas grises y tú destacabas como lo más perfecto del universo, supe que debía abrir la puerta de mi corazón.

Entraste a mi vida y ahí es donde siempre quisiera tenerte.

— ¿Ya estás otra vez pensando mucho? —dijo acariciando mi cabello mientras veíamos una película acostados en la cama.

Yo estaba entre sus piernas con la cabeza pegada a su pecho y el edredón cubriéndonos a ambos.

— Estaba pensando en algo importante —asentí.

— ¿En qué? 

— Bueno —me encogí de hombros —agradecía mentalmente que estés conmigo —subí la mirada y me encontré con su barbilla y su flequillo castaño —¿te quedarás para siempre?

Sonrió —sólo si tú lo prometes primero —y firmó nuestra promesa con un suave beso en mi frente. 

Quédate para siempre, Jeon. Entre toda la gente, tú.

microcuentos → bangtan boysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora