microcuentos → bangtan boys

이십사

Yoongi estaba impaciente y yo lo notaba por la forma en la que golpeaba el suelo con su zapato incesantes veces, además de que miraba por encima de su hombro mientras estábamos sentados en una banca del instituto.

Siempre nos sentábamos juntos en los descansos, o bueno, volvimos a sentarnos juntos desde que terminó con su ex.

Yo lo consolé toda la semana que lloró.

— Ya, yoongi.

— Me estás hablando informal, soy tu oppa —bromeó mirando otra vez por encima de su hombro.

A mí me gusta Yoongi, obviamente. Soy el típico cliché y la verdad es que no me molesta, ¿cómo me molestaría estar enamorada de él?

— Bueno, oppa... —dije enarcando una ceja —¿podemos ir por ese helado que te pedí temprano? Tengo calor.

Yoongi miró otra vez por encima de su hombro pero esta vez se quedó con los ojos clavados en esa dirección por un rato más prolongado.

Giré y la vi. Su ex hablando con una amiga mientras caminaban cerca de donde estábamos nosotros.

— Hey... —llamé pero él seguía fijo en ella.

— Vale.

Por primera vez en la vida Yoongi estaba a una distancia en la que nuestros alientos se chocaron y supe lo que estaba pasando cuando ya era tarde y sus labios se encontraron torpemente con los míos en un beso. Ni siquiera cerré los ojos, todo fue rápido.

Yoongi. Sus labios. Un beso.

La chica pasó de largo y Yoongi la observó alejarse con inquietud, él parecía satisfecho con lo que acababa de hacer pues se giró hacia mí con una semi sonrisa en los labios.

— Vamos por ese helado.

Apreté los puños y mis ojos se empañaron. 

— ¿Qué te pasa?

La tristeza me hizo un nudo doloroso en la garganta.

— Oye...

— No está mal que quieras volver con ella —dije saboreando amargamente esas palabras mientras me sacudía la falda y me levantaba del banco.

Él parecía no entender que ese beso para mí significaba algo mientras que para él era sólo una jugada para hacerlas sentir celos.

— Pero no me uses a mí, Min Yoongi.

Porque yo querría amarte siempre, de verdad, a lo bonito. Y tú, tú sólo juegas a robarme besos y con ello vas desquebrajando a mi estúpido corazón.