이십구

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Tenía esta amiga que era fabulosa, ya saben mi alma gemela. 

Hermosa, inteligente y además muy, muy graciosa, por eso siempre nos regañaban en clases o nos ganábamos miradas desaprobadoras en la calle. Para mí era la mejor amiga que pude haberme encontrado. 

La cosa es que... El único defecto que tenía aunque fuera chiquitito a mí parecer es que era muy...

— Perra. Lo siento pero ¿cómo puedo estar con uno sólo? ¡Me gustan los dos! —dijo frustrada mientras estábamos en el desayunando en el comedor. 

Como decía, para mí no es mayor problema que ella sea así y más bien me produce risa cuando le descubren las mentiras y termina diciendo que no lo va a volver a hacer. 

— Dios... —siseó —¿Cómo pueden estar tan buenos?

Captó mi atención haciendo que despegara la mirada de la comida y para mi no sorpresa por supuesto que se estaba refiriendo al grupo de chicos que todas deseaban.

— Seguro hacen ejercicio —dije intentando restarle importancia.

Ella suspiró con tristeza mirando en su dirección y me dolió el corazón al verla así porque la única persona que arrancaba suspiros verdaderos de sus labios era uno de esos chicos: Jung Hoseok.

— ¿Por qué es tan hermoso?

— No lo sé, ¿lo llamo y le pregunto? —bromeé y ella se sonrojó.

Obviamente yo sabía que Hoseok sentía algo por ella porque siempre lo veía mirando en nuestra dirección y vamos, viendo a mi mejor amiga nadie podría dudar que ambos tenían un flechazo mutuo y eran tontos al no darse cuenta.

A mí en cambio me gustaba Kim Taehyung pero él ni de broma me saludaba en el pasillo. Era súper inaccesible. 

— Vamos a llamarlo para saludar —dije alzando mi mano haciendo señas en la dirección de ellos pero mi amiga brincó y evitó que me vieran.

O eso pensamos.

Hoseok fue el primero en sonreír y señalarse así mismo seguido de ese tal Jimin. 

— Maldita sea, te voy a matar —dijo tan roja como un tomate.

— Es tu oportunidad, me levantaré e iré a comprar jugo y así se quedan solos para que hablen —ya Hoseok estaba muy cerca de nuestra mesa para cuando quise huir.

Mi amiga se acomodó el cabello y torpemente se aclaró la voz para saludarlo cuando ya lo teníamos delante.

— Hola bonita, ¿cómo te llamas? —dijo el pelirrojo.

Pero no se dirigió a ella. Ni siquiera la miró.

— Desde hace tiempo te he estado observando y... —ella enmudeció y por primera vez la vi destrozada.

Yo palidecí.

— Me llamo Jung Hoseok, ¿me das tu numero?

Porque el pelirrojo que mi mejor amiga adoraba en realidad siempre me estuvo mirando a mí.

microcuentos → bangtan boysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora