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삼십일

Cuando Jungkook tenía un problema yo era sus oídos. Lo apoyaba, lo sostenía, lo escuchaba.

— ¿Y tú crees que yo deba volver con ella? —kookie siempre lucía tan lindo cuando hacía puchero que incluso si quería regañarlo, no podía cuando tenía esa expresión en su rostro —Noona, ¿tú crees que...

Suspiré cansada mirando las hojas de aquel árbol que nos protegía de los rayos del sol.

— Me gustaría decirte que sí, que vuelvas con ella Jungkookie pero... —le sonreí mientras acariciaba su cabello. Bajó la mirada apenado y se mordió el labio inferior —No puedo dejar que nuestro Jungkookie vuelva con alguien que lo hizo llorar.

Porque sí, su ex novia lo había hecho llorar. No porque le haya sido infiel o algo así, sino que lo había maltratado por ser un chico tímido.

Estúpida.

— Si noona lo dice —pero yo sabía que él la quería muchísimo.

Sí, yo siempre era el hombro y los oídos de Kookie cuando necesitaba a alguien para drenar lo poquito que ese niño era capaz de expresar.

Por eso dolió, dolió a horrores cuando esa noche era yo la que estaba llorando al teléfono marcando su número para pedirle ayudar, para que me escuchara.

— ¿Noona?

— Kookie, ¿dónde estás? ¿puedes venir? Estoy en...

— Oh, lo siento noona. Ahora mismo estoy con...

Y dijo su nombre por el auricular.

¿Por qué no corriste sin preguntar más, Jungkookie?

Yo siempre corría por ti y todavía podría hacerlo.

En realidad... siempre correría hacia ti.