십칠

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A veces las personas como yo pecamos de tontas y nos ilusionamos tan rápido que no nos damos cuenta de lo fuerte que va a ser nuestra caída. A mí me pasó contigo, Taehyung. 

Pero no todo fue mi culpa, no. Tú también me seguías el juego, nadabas en mi corriente.

Cuando yo te regalaba miradas tímidas —porque no era capaz de sostenerte la mirada por más de diez segundos sin sonrojarme— tú correspondías a ellas, cuando fingía molestarme contigo corrías a abrazarme desde cualquier ángulo hasta que incluso casi nos caíamos como dos tontos en el suelo, cuando estuve triste durante un día por mis propias inseguridades tú te fijaste en ello y me obligaste a sonreír tomando mis nariz entre tus dedos y haciendo bromas para que olvidara mi tristeza. 

Y así íbamos jugando a los tontos a pesar de tener tan poco tiempo conociéndonos. Así poco a poco nuestros momentos efímeros se volvían más íntimos y me reafirmaban que algo pasaba en ti también, que aunque fuera un poco te gustaba o por lo menos algo de mí llamaba tu atención.

Pero todo fue arrasado cual campo de flores en medio de un huracán cuando te vi junto a ella en aquel café.

— Hey, ¿no es ese... —me preguntó mi mejor amiga quien también te vio abrazándola por la cintura y sonriéndole mientras ella se acercaba a decirte algo en el oído.

— Sí —dije con una sonrisa nerviosa restándole importancia al hecho de que tú sabías que yo estaba allí también pero delante de ella ni siquiera te dignaste a mirarme —Sí, es él. Qué lindos se ven —mentí para no hacer más evidente de que por dentro se me estaba rompiendo el corazón.

Y fue en ese instante en el que entendí que este tonto juego entre nosotros lo había estado perdiendo yo. 



microcuentos → bangtan boysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora