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삼십구

¿Se han quedado mirando a una persona por más de cinco minutos sólo para descubrir que para ti, es con quien quieres pasar el resto de tu vida?

Parece la frase del comienzo de una película romántica pero lo cierto es que a mí me pasó. Con ella.

La vi, la conocí y desde allí siempre la he querido.

— ¿No crees que se ve hermosa con ese vestido blanco, Yoongi? —comentó uno de mis amigos dándome un ligero codazo en el costado.

Sonreí tenuemente.

— Sí —dirigí la mirada hacia ella y su rostro opacó a todos los que estábamos allí.

Era su día.

Era nuestro día. 

— Por favor, todos los presentes... —habló el cura.

Mi corazón se sentía ansioso y a mi pecho le faltaba el aire cuando veía que cada minuto una sonrisa se asomaba en sus labios.

Era el gran día.

— Vaya que sí se ve hermosa —dijo otro de mis amigos que se había teñido el cabello de rosado para la boda.

Esta vez no respondí.

¿Se han quedado mirando a una persona por más de cinco minutos sólo para descubrir que para ti, es con quien quieres pasar el resto de tu vida?

Siempre supe que quería pasar el resto de mi vida con ella.

— ¿Acepta usted como esposo a Kim Namjoon para...

Pero ella nunca quiso hacer lo mismo.

— Es una novia preciosa, Namjoon es muy afortunado —dijo mi amigo de antes.

Era su día.

Porque estaba junto al hombre que amaba.

Era nuestro día.

Porque en él yo sólo tenía la opción de decirle adiós para siempre. 

Y en realidad no era nuestro porque la soledad iba a ser sólo mía...