El aventurero (1ra. Parte)

6.1K 579 297
                                    





La práctica había acabado para el equipo de charrería, como si fuera un cohete Rey vino hacia mí con una sonrisa para cobrarse las cervezas que había perdido en contra de él. Yo pensaba en ir a una cantina o un bar pero no esperaba que de una forma alegre Rey fuera a invitarme a una especie de reunión que solo creía que pasaban en las películas.

Todos coreaban en armonía mientras Rey se levantaba con una sonrisa en su rostro mostrando una pose de todo charro, mano sobre su hebilla, sacando el pecho y levantando su cerveza.

— ¡Soy el aventurero, el mundo me importa poco! Cuando una mujer me gusta, ¡me gusta a pesar de todo...! Me gustan... las altas y las chaparritas, las flacas y gordas y las chiquititas, solteras y viudas y divorciaditas, me encantan las chatas de caras bonitas.

Sentados a la sombra de un mezquite y con varias cervezas en un bote cualquiera con hielo, Rey, yo y varios chicos del equipo de charrería nos encontrábamos tomando al son de la canción del aventurero. Todos parecían contentos con la voz de Rey quien no canta tan mal. Teniendo como paisaje un gran terreno de agave azul casi listo para ser sacado, no sabía cómo tomarlo simplemente estaba sorprendido de esta nueva forma de tomar, todos alegres y tarareando y tomando.

— ¡El mundo me importa poco y hago de mi lo que quiero! Soy honrado y buen amigo, vacilador más sincero... Yo juego baraja y se parrandear lo mismo les tomo tequila o mezcal, lo mismo pulquitos también el champagne, lo mismo les bailo que un tango que un vals también un jarabe que algún chachachá...

Estaba riendo al ver como Rey empezaba a zapatear con alegría al cantar, su miraba se fijaba en mí en ocasiones, viendo como me la estaba pasando.

— Veo que te la estás pasando bien. — Me dijo uno de los jóvenes que era parte del equipo alzando su cerveza en señal de chocar las botellas, lo cual hice.

— La verdad si, aunque en un principio estaba nervioso, todo esto es nuevo para mí.

— Tu solo diviértete... Esto es lo que comúnmente hacemos cuando acabamos una ardua práctica, tanto el patrón Adrián como Rey se encargan de mantenernos alegres a todos, incluyendo a las chicas aunque a ellas las llevan a veces a comer a un restaurante o nos reunimos todos a tomar en el lienzo...

— Wow.

— Por cierto, nos enteramos lo que usted le hizo a los idiotas del Fidel y Sacramento, bien hecho. Esos dos son unos complejos hijos de puta, que bueno que les rompió el brazo y la pierna para no verlos en un buen rato por acá... — Otro de los miembros me felicitaba. Ciertamente me avergoncé poco al pensar que me había creado una fama por pelearme y sacar mi furia.

— Lo hubieran visto... — Sentí como Rey llega atrás de mí y me abrazaba por el cuello. — Parecía Jackie Chan, patadas y golpes, así que cuidadito con que se metan con mi Teo porque aunque tenga cara de niña, sabe pelear muy bien.

— ¡Oye! ¡¿A quién le dices cara de niña?! — Gruñí, Rey salió corriendo y cantando nuevamente.

— Y por eso tengo el alma de trovador y bohemio, yo soy el aventurero y hasta luego mis cuates ahí nos vemos.

Todos empezaron a reír y corear. La verdad no era tan malo, durante buen rato estuvimos bebiendo y platicando e incluso bromeando todo en un ambiente bastante familiar para ser un puñado de hombres de los cuales no conocía a ninguno. Pero ciertamente me había acoplado bastante bien.

— Lastima que patrón Adrián no haya podido venir. — Dijo un chico con una sonrisa. — Se está perdiendo una tarde agradable.

— Lo sé, pero dijo que tenía que estar con su hija, ya saben... Todo esto del divorcio y de que Ana jamás se apareció en la corte, lo tiene todo mal. Incluso ni siquiera practico el paso de la muerte, ni el arreo a caballo.

El Charro (Historia LGBTI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora